Revista Diario

Todo empieza con un primer paso

Por Emmaamme

Todo empieza con un primer paso. Mientras nos quedemos parados estaremos en Tierras de Nadie, en las que sembraremos, plantaremos y cultivaremos nuestros sueños en un mundo de fantasía, pero que ahí se quedará. Y está bien, todo está bien. No es obligatorio que se hagan realidad.

A veces no es el momento, a veces sólo nos creemos que no lo es, a veces queremos escalar cuando aún no hemos aprendido a caminar, a veces son otros sueños los que nos están esperando pero estamos demasiado dormidos para recordarlos…

Lo importante no es conseguir sino intentar. No es la meta, es el trayecto. No es la muerte, es la Vida.

Queremos, queremos, queremos… pero no hacemos nada al respeto, no pasamos a la ACCIÓN. Nos inventamos mil y una excusas para no dar ese primer paso, ese salto al vacío que tanto nos llenará. Preferimos aferrarnos a la estabilidad de un trabajo, de una pareja, a la aparente seguridad económica y emocional que nos proporciona algo o alguien en lo que no creemos, en la comodidad de un sofá que otro ha comprado, en lugar de Ser Libres en la impermanencia, en la inestabilidad, en lo desconocido, en la soledad, en esos únicos lugares donde nos podemos encontrar, donde se ocultan todos los secretos silenciados que sólo tu voz es capaz de contar, donde escondiste tu mayor tesoro, donde tu corazón puede latir en Paz.

El miedo a no saber, a quedarnos solos con nuestra propia compañía con la que tan pocos momentos hemos gozado, a que nadie nos vuelva a querer (aunque sea por interés), a que nos alcancen las arrugas en una cama con muchas sábanas pero con muy poca compañía, a fracasar y sentirme un inútil, “que no valgo para nada, que ya me lo decía mi padre, mi madre, que me deje de tonterías, que lo fijo hoy en día es una suerte, que más vale malo conocido que bueno por conocer…” y mil y una Creencias más.

Lo único que nos separa del Cielo es el ATREVERNOS a volar, nada más. Y todos, absolutamene todos, tenemos un par de Alas tan fuertes como bellas para hacerlo. Pero dibujamos nubes en el aire para imperdirnos ver ese Sol que Ilumina nuestras sombras, que echa por tierra todas esas heridas bajo las que nos refugiamos para no Vivir en la totalidad, para que sean los demás los culpables de esa profunda pena que no podemos alegrar y así no Responsabilizarnos de nuestra única realidad, ésa que solo uno mismo puede Crear, destruir y volver a levantar.

Es más fácil que sea el otro el causante de mis crisis, de mis pesadillas, de mis pensamientos recurrentes, de mi caos y del “por qué” yo no me puedo ni sé Amar.

“Que sea el Mundo el que cambie que yo me quedo como estoy”

Y claro que te puedes quedar como estás, sólo faltaría, pero al menos ten un mínimo de honestidad, de humildad y de valentía para admitirlo y no llenar los ojos de tu padre, de tu madre, de tu pareja, de tus ex, de tu abuelo, de tus compañeros, de tus amigos, de la televisión, de tus vecinos, de la política, de la religión, del fútbol, de la monarquía, del machismo, de tu país, de la inmigración, de los refugiados, de los fumigadores, de tu jefe, de las modelos, de las tramas, de las conspiraciones, de los amantes y de los bandidos… con toda la paja que has elegido acumular Dentro.

Esa rabia que desprendes hacia el exterior se transforma en enfermedades en tu interior. Yo me lo plantearía porque la que va a salir perdiendo (salud, bienestar y felicidad) sólo vas a ser tú. Esos “culpables” ni siquiera saben quién eres, que existes, les eres indiferente. Quizás ha llegado el momento de que dejes de preocuparte tanto por ellos, de cederles todo tu poder y energía y empieces a OCUPARTE, a hacerte cargo de ti. 

Un primer paso, sólo eso. No pienses en el qué pasará, siente lo que está pasando, aquí y ahora. Día a día, sin planear, soltando los resultados. Haces y sueltas, haces y sueltas, haces y sueltas. Hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, sin prisas pero sin pausas. Y si cambias de “opinión” no pasa nada. Prueba una y otra vez, las veces que sean necesarias, las que te de la gana. Juega contigo, diviértete, con ternura, con cariño, con compasión hacia ti, sin un objetivo que cumplir, sin un destino que alcanzar. Experimenta, experiméntate. Así es como llegas a conocerte, a “saberte”, a recordarte, a disfrutarte, a confiarte, a creerte, a liberarte y a Amarte de manera Incondicional.

Así es como se transforma tu mundo y, con él, el de toda la Humanidad.

Y los demás que digan lo que digan. ¿A ti qué te importa? Si te juzgan es porque ellos no se han atrevido (y lo saben) y tú sí. Es a ellos mismos a quién se están condenando, no a ti.

Así es como todo termina y como todo vuelve a empezar,

con un paso,

un paso hacia el camino de

Regreso a tu Hogar


Archivado en: SENTIRES Tagged: miedo, valentía
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