La capacidad de salir del propio cuerpo y contemplarse desde fuera, de ver las cosas desde lejos, con perspectiva, como si no estuvieras implicado, es una forma idónea de enfrentarse a los problemas.
Pero ¿cómo poner distancia?
Pues, por ejemplo, recordando que en cien años todos estaremos calvos. O que nuestras preocupaciones son en realidad menudencias si las comparamos con la magnitud del planeta, no ya digamos del sistema solar, la galaxia, el cúmulo globular, el universo…
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