Ilustración Karine Daisay.-Concha Espina-
¡Todo está dicho ya!… ¡Qué tarde llego!…
Por los hondos caminos de la vida pasaron vagabundos los poetas rodando sus cantigas: cantaron los amores, los olvidos, anhelos y perfidias, perdones y venganzas, zozobras y alegrías. Siglos y siglos, por el ancho mundo la canción peregrina sube a los montes, baja a los collados, en los bosques suspira; cruza mares y ríos, llora y muge en vientos y celliscas; se queja en el jardín abandonado, en las flores marchitas, en las cosas humildes, en las tumbas, en las almas sombrías. Todo el mundo es querella, todo es himno, todo el mundo es sollozo y poesía… Y yo vengo detrás de ese torrente que al universo encinta, con una canción nueva entre los labios sin poder balbucirla: porque ya no hay palabras, no hay imágenes ni estrofas y armonías, que no rueden al valle penumbroso, y suban a las cimas, y salven los abismos, colmando las medidas de las voces humanas y los sagrados sones de las liras… ¡En este mundo lleno de canciones ya no cabe la mía! Loca y muda la llevo entre los labios sin poder balbucirla…
