Revista Cultura y Ocio

Todo esto te daré, de Dolores Redondo

Publicado el 07 noviembre 2016 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

Todo esto te daré, de Dolores Redondo Todo esto te daré
Dolores Redondo
616 páginas
Editorial Planeta
Premio Planeta 2016

Argumento:

Un famoso escritor recibe la noticia de que su marido ha muerto en un accidente de automóvil en Galicia, un lugar donde no debería estar. De inmediato, se traslada a la Ribeira Sacra para averiguar lo qué pasó.

Lo primero que destaca de esta novela ganadora del premio Planeta 2016 es la tendencia de la autora a contar en "largo" lo que puede hacerse en corto. Ya en el primer capítulo vemos como se demora dando vueltas, y usando miles de frases para contar un hecho simple, algo que es tónica durante una buena parte del relato. La primera pedrada en el ojo ya se encuentra en ese primer capítulo, con fallos gordos de revisión. Obviamente, nadie es perfecto y, como suele decirse, hasta el mejor escribano echa un borrón, pero aquí hablamos de una novela que ha recibido un premio literario por parte de una editorial potente, la más potente de España. Digo yo que tendrán dinero para pagar revisores y correctores. Más adelante, vuelven a aparecer erratas y hasta faltas ortográficas bastante horrendas ("hondas" en lugar de "ondas", en el sentido de ondas en el agua).

Los primeros capítulos me han parecido muy aburridos y muy hinchados de "paja", en especial por las reflexiones-pensamientos de corte intimista del personaje principal, escritos en un estilo híperbarroco que dificulta mucho su comprensión, demasiado repetitivas, además, y muy tópicas. Hay flashbacks que no sirven para mucho (lo que descubres una vez terminada la historia); y un regodeo bastante acusado en lo sentimentaloide.

Aunque el protagonista es un hombre, a mí, durante la mayor parte del tiempo, me ha dado la impresión de estar leyendo un punto de vista femenino. En especial, me ha resultado nada creíble el instantáneo amor que siente por el protagonista (dechado de perfecciones, por cierto) el sobrino de su difunto esposo, el cual ya nada más verlo casi lo trata de "tío" y se lanza a él como si lo conociera de toda la vida. Todo lo relacionado con el niño es azucarado y meloso.

Al terminar el libro, también te das cuenta de lo deslavazado de la trama y las diferentes subtramas, algunas de las cuales simplemente se olvidan en favor (por suerte) del misterio central. Por ejemplo, al principio nos mete trozos de la novela que está escribiendo, y que son copiados literalmente de la que lee el lector. Pero una vez dice que va a publicar esta y no la que tenía pensado, zas, nos olvidamos de ese tema. ¿Para qué nos pone esos trozos en cursiva?

Y es que la autora mejora cuando toca su campo conocido del misterio y el policial, al menos en un sentido estilístico, mientras que patina cuando intenta "hacer arte". Los párrafos "intimistas" a veces parecen metidos como un pegote en medio de la trama, como para alargar una novela que cuenta con 616 páginas, de las cuales sobra la mitad, en un cálculo generoso. Incluso hay capítulos cuyo objetivo es únicamente hacer postales o promos turísticas de la zona (las descripciones de las viñas de la Ribeira Sacra, los alegres vendimiadores, visitas a tabernas para tomar caldo, etc). La subtrama del policía y su familia, podría habérsela ahorrado, la verdad. No aporta nada (más que meter más temas sentimentales-truculentos y menciones a lo famoso que es el escritor viudo, y el amor y admiración que le profesa todo el mundo).

La falta de revisión que mencioné más arriba se manifiesta también en el abuso de expresiones repetitivas. Cada vez que aparece cierto personaje, al principio, se recalca su homofobia, y de otro, siempre se dice "la bella sargento". Por descontado, al menos se dice cuatro o cinco veces que los cielos son de cloro o están clorados (y plomizos, pero eso menos).

Un poco risibles las menciones del protagonista a su fama como escritor y a cómo todo el mundo con quien se encuentra le pide autógrafos, lo reconoce, es fan suyo, ama sus novelas... En la misma línea, los comentarios sobre el mundo editorial y los escritores (suena a opinión de la autora, ahí intercalada).

Como en su famosa trilogía, volvemos a encontrar una familia llena de secretos y truculencias y personajes tan exagerados que cuesta creérselos. Sin embargo, la trama policial es lo único que genera cierto interés, aunque resulta demasiado enrevesada; o mejor dicho: la autora la enrevesa en busca de la "sorpresa". A lo mejor me despisté en algún momento, pero me dio la impresión de que la resolución del misterio tiene cierto apoyo en un elemento "sobrenatural" que queda ahí sin explicar. Hay también algún intento de engañar a los lectores, como decir que un personaje tiene un mal presentimiento sobre otro, para hacernos creer que este va a morir, y luego no pasar nada. No descarto que se me haya despistado, pero... ¿A qué viene tanta insistencia en la muerte de la hermana? Hay varios elementos en los que se insiste al inicio y luego se olvidan, normal, después de 600 páginas...

La parte final de la obra mejora, ya que se olvida de todo lo demás, y se centra en el misterio y la investigación. Hasta parece escrita con otro estilo. Lo cierto es que los cambios de estilo bruscos desconciertan mucho en esta novela.

Cuando descubres quién es el asesino, lo cierto es que ya te crees todas las explicaciones de los protagonistas investigadores sin pararte a analizar; yo al menos, era incapaz de recordar cada pista y cada aportación de testigos, al haber demasiadas y embarullar la autora con varias personas involucradas. Y encima el "secreto" me ha parecido poco interesante e incluso inverosímil. Todo, además, muy melodramático, histérico, exagerado. A los fans de este género seguro que les encanta: la autora da tantas vueltas que los mantendrá muy atentos y expectantes con tensión continua hasta el final.

En resumen, una novela de investigación policial (casi amateur, en el sentido de que investiga un no policía casi todo el rato), con una familia llena de secretos, un exceso de sentimentalismo, de postal turística, de tópicos sobre Galicia, un exceso, también, de páginas, a la que le hubiera venido muy bien una revisión profunda (corrección de estilo, uso de tiempos verbales, etc) y amputación de capítulos, pero que, si nos centramos solo en el misterio, puede resultar entretenida a los aficionados al género ya que ofrece todo lo que estos demandan.

Algunas erratas y errores localizados:

Solo se escribe sin acento, así como este, ese, aquel y, sobre todo, eso/esos (en el libro aparecen acentuados).


"-Soy el alférez Castro, y a la ofensa mi compañera, la sargento Acosta, ¿nos permitiría entrar? Hablaremos mejor dentro." (¿A la ofensa?)

" Álvaro estaba triste, tanto que no podía disimularlo. Comenzó a llegar más temprano a casa y en un par de ocasiones relegó en Mei la presentación de proyectos fuera de la ciudad" (¿Relegó? ¿No será "delegó"?)

"Un grupo de mujeres enlutadas se sostenían unas a otras mientras lloraban" (Grupo es singular)

"A sus pies, los bancales que le habían parecido perfectos trazos desde el seno del río dibujaban HONDAS y curvas que se adaptaban con fidelidad a la piel pedregosa de la montaña" ("ondas" es sin hache en este contexto)

"Las de mi familia no tienen nada que ver con las viñas de heroica" (Heroica aquí es un nombre propio).

"tampoco es que eso sea muy grave, pero toma Sintrom, un medicamento para evitar el ictus, pues no coagula bien, y tuvo una fuerte hemorragia y lo tuvieron que trasladar en ambulancia" (¿No coagula bien? ¿Pero el Sintrom no es precisamente un anticoagulante?)

"El blanco impoluto en la etiqueta era norma tan sólo infringida por las letras en plata con un trazo orgulloso que parecía escrito en metal fundido. En las entregas de la H se veían cúmulos de plata, como si allí se hubiera depositado el metal candente, y la cola de la última letra se había prolongado en un trazo osado extendido con pasión hasta la extinción del metal" (en un solo párrafo tres veces "metal". Y eso de "entregas" de la H...)


Algunos fragmentos escogidos:

"Se había inventado aquel subterfugio justificativo para convencerse de que podía huir de la mentira, aunque de lo que huía era de la verdad, desdeñando las señales de que en su interior ya llevaba el corrosivo que le devoraría las entrañas hasta destruirlo por completo, y más tarde, improvisando aquella especie de misión de Hércules, un reducto en el que mantenerse en lucha bajo la disculpa de estar sometido por una fuerza espectral, una inevitable inercia que le obligaba a hacer lo que había que hacer"

"Miró a la noche cegado por el panorama de desolación interior que se revelaba ante él: finalmente entendía que el lugar donde se había escondido hasta ese momento ya no le daría cobijo; con sus propias manos había destruido el reducto que le había servido como refugio. Fue él quien renunció a la falsedad del consuelo que se había fabricado hacía sólo unas horas, cuando juraba no volver a mentirse y, sin embargo, como un adolescente que se niega a ver los fallos de su amada, salía huyendo ante la crudeza de la verdad. ¿Acaso la verdad sólo lo es cuando nos muestra aquello que esperábamos ver?, ¿cuando su revelación nos trae alivio frente el avance de la corrosiva incertidumbre? ¿Y si, en lugar de bálsamo en la herida, la verdad es un nuevo ácido más virulento todavía?"

"La atmósfera fría del exterior, en la que la niebla se había cerrado bajando considerablemente la temperatura, había transformado la luz de las farolas del acceso vecinal en fantasmagóricos derviches que, como integrantes de una santa compaña, arrastraban sus penas por los caminos"


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