Hoy os quiero hablar de un producto que seguro muchas ya conocéis y usáis: las esponjas konjac. Yo las he descubierto hace poco y estoy tan encantada de haberla incorporado a mi rutina de belleza minimalista que no podía evitar compartir lo muchísimo que me gusta (por si tú tampoco habías escuchado hablar de ellas antes, que seguro que no soy la única).
Estas esponjas vienen directamente de Asia, las japonesas y las coreanas las utilizan desde hace mucho tiempo como tratamiento de belleza, y ahora ya se pueden encontrar también aquí sin tener que buscar demasiado.
¿Qué son las esponjas konjac?
Las esponjas konjac provienen de la planta del mismo nombre, también conocida como konjaku. Esta planta se cultiva desde hace siglos en Asia y además de para fabricar estas esponjas se utiliza en forma de harina en muchos platos y como sustituto de la gelatina. Podéis ver más sobre la planta aquí.
El konjac es rico en minerales y en fibra, y un excelente limpiador natural para la piel. Es más, las esponjas konjac se deben utilizar únicamente con agua (aunque más abajo os cuento cómo se utilizan) y eso es más que suficiente para proporcionar una piel limpia y delicadamente exfoliada. Así, ahorramos en productos, ya que solo necesitamos la esponja para conseguir una limpieza en profundidad, y también dejamos de utilizar químicos.
Al ser una esponja, se humedece aumentando su tamaño y también se endurece cuando se seca, dependiendo de la marca podemos encontrarlas previamente humedecidas en un envase hermético o duras como una piedra. Independientemente de ese factor, sigue siendo la misma esponja. Os he puesto fotos de la mía cuando está seca y también cuando está humedecida, para que podáis ver la diferencia entre su tamaño y textura :)
¿Para qué se utilizan y cuáles son sus efectos en la piel?
Sirven para limpiar la piel en profundidad y dejarla renovada, su uso más extendido es el de esponja facial, pero lo cierto es que se puede usar también en el cuerpo y sobre la piel de bebés, porque no contiene ningún químico (y recordemos que no es necesario añadir nada de jabón, ¡así que es totalmente natural!). Las faciales suelen ser esponjas más pequeñas y redonditas o con forma de hoja, las corporales (aunque puedes usar cualquiera), vienen en tamaños más grandes y suelen ser rectangulares. Esto es más por comodidad, puesto que el ingrediente de la esponja es el mismo: el konjac.
La esponja, por su textura, limpia la piel y los poros, al mismo tiempo que elimina el exceso de grasa y las impurezas, realizando una exfoliación suave (sin rojeces ni tirantez). La esponja clásica es de color blanco, pero hoy en día las venden con algunos ingredientes naturales añadidos según el efecto que se busque potenciar en la esponja, como arcillas, bambú…
¿Cuál es la mejor esponja konjac para mí y dónde la puedo encontrar?
Como he dicho arriba, hay de varios tipos, dependiendo de cómo sea nuestra piel es mejor elegir una u otra, siendo siempre la esponja blanca la que podemos usar “por defecto”. Eso sí, escojas la que escojas, siempre, SIEMPRE, debes fijarte que esté hecha 100% de konjac. Eso es lo verdaderamente importante. Nada de un porcentaje de konjac y otro porcentaje de ingredientes no especificados, porque hoy existen muchas esponjas en el mercado que no son realmente konjac (y por eso son más baratas) y el efecto no será el mismo.
Tipos de piel recomendados y colores más comunes de esponjas konjac:
– Blanca: Para todo tipo de pieles.
– Verde: Suele llevar arcilla verde y es adecuada para pieles mixtas y grasas.
– Rosa: Con arcilla roja, ideal para pieles muy sensibles y pieles maduras.
– Negra: Con carbón de bambú, para pieles grasas con tendencia acneica o granitos y manchas.
La esponja konjac es adecuada para pieles con dermatitis, rosácea y otras afecciones, ya que ayuda a mejorar los brotes.
Actualmente es fácil encontrarlas en tiendas donde venden productos de belleza (incluso KIKO tiene una), tiendas de productos cosméticos coreanos e internet. No voy a poneros aquí una lista porque realmente se encuentran en casi cualquier sitio y haciendo una pequeña búsqueda podéis encontrarlas. Hay también montones de marcas que las comercializan, aquí ya es cuestión de ir probando y encontrar la que más nos guste. Su precio oscila entre los 3€ y los 7€ según la marca.
¿Cómo la uso? ¿Cómo la cuido?
Debo reconocer que cuando la compré lo hice por pura curiosidad (y experimento). Conocía la experiencia de otras personas que la usan desde hace tiempo y estaban contentas, así que decidí probarla. Una de las cosas que más me tiraba para atrás era el tema de que fuera una esponja. Yo no uso esponjas en casa, ni siquiera para la ducha, porque considero que son un nido de bacterias. Me dan un poquito de repelús. Y debo decir que a pesar de que la esponja konjac sigue siendo una esponja, es bastante diferente, lo compruebas simplemente al mojarla.
Se debe utilizar cada mañana para limpiar el rostro, humedeciéndola hasta que esté blandita y redonda, y pasándola por la piel del rostro durante 1 o 2 minutos. Basta con utilizarla simplemente con agua tibia, puesto que la esponja regula el PH de la piel y ya tiene suficientes propiedades, pero si quieres puedes usar un poco de tu limpiador habitual con ella (yo la uso sola). Después de limpiar la cara, la enjuagamos bien con agua y la escurrimos sin retorcer. Por la noche podemos repetir el proceso tras haber desmaquillado el rostro.
Para conservarla en perfectas condiciones y que nos dure más tiempo, hay que guardarla en un lugar seco y bien ventilado para que pueda secarse entre usos. No la guardes en el cuarto de baño, porque la misma humedad de la ducha es suficiente para que pueda coger moho. Yo la cuelgo fuera durante el día y cada mañana la recojo para utilizarla (es decir, déjala fuera o cuélgala donde tiendes la ropa).
La esponja conserva sus cualidades durante 1 mes o 2, después es necesario sustituirla por otra nueva.
Mi experiencia tras un mes de uso
He estado utilizando mi esponja cada mañana (por la noche me limpio con aceite) durante algo más de un mes y mi conclusión es positiva. Sí he notado diferencia en la piel. Yo tengo la piel mixta con algún granito ocasional y por eso elegí la esponja negra con carbón de bambú. Regula la piel de manera maravillosa. Y es algo extraño porque realmente tú no tienes la sensación de haber estado haciendo nada, pero el efecto está ahí :D
Lo que sí noté fue una especie de efecto rebote los primeros días, digamos que la piel se rebeló con algún granito que otro, supongo que por efecto de esa exfoliación y por estar limpiando los poros. Quiero decir también la que exfoliación es muy suave, lo notas al tocar la piel, pero en nada más (no hay rojeces). También es verdad que cuando empecé a utilizar la esponja estaba haciendo el cambio a productos 100% naturales en muchas cosas que usaba sobre la piel de la cara, así que quizá ese efecto rebote que duró solo tres o cuatro días fue por todo.
Así que por ahora seguiré usando la esponja. No he tenido problemas para secarla ni coge olores raros, ya os digo que la textura es muy diferente a lo que entendemos por esponja. Y recordad que no debemos usarla para desmaquillar la piel ni mantenerla mojada.
¿He sido la última en conocer estas esponjas? Para mí está siendo un plus a la hora de elimina productos cosméticos con ingredientes de dudosa procedencia y simplificar mi rutina de cada día haciéndola más minimalista.