Todo lo que existe es o una parte o el todo. Si algo no es el todo, es una parte. Si es una parte, participa del todo. Y si participa del todo, es en parte semejante al todo en el que participa y en parte desemejante a él. Ser en parte algo y en parte no serlo es propio de seres divididos e impropio de la unidad. Por tanto, la unidad no participa en nada. Ahora bien, dado que cuanto existe participa, es participado o participa y es participado, se sigue que la unidad, que no participa en nada, debe ser participada por todo.