Revista Opinión
Todo lo que siempre quiso saber sobre el "botellón"... pero temía preguntar
Publicado el 28 noviembre 2018 por Alberto Garcia @ensurincon¿El botellón nace o se hace?
El primera lugar confirmar que el botellón es algo endémico en España, se da en otros países pero no con la misma intensidad. A Madrid, le corresponde el dudoso honor de ser el sitio más emblemático de todos los botellones nacionales.
El botellón nace a finales de los 70 etiquetado como "ir de marcha", en los años 80 se convierte en "movida" y adquiere fuerza y carta de presentación a finales de los 90. En este sentido es paradigmático el caso del barrio de Malasaña en Madrid, primero sufrió los efectos de "ir de marcha", luego de "la movida" y finalmente el descontrol desde los años 90 hasta nuestros días.
¿Dónde se realiza un botellón?
El botellón gusta de espacios abiertos, como pueden ser las plazas en las ciudades o los descampados en el extrarradio de las mismas. Da igual que en los alrededores habiten vecinos, un botellón nunca ha sido "solidario" o "respetuoso" con los habitantes del barrio donde se celebra. Lo habitual es que el barrio donde hay botellón se degrade, un barrio al que todo el mundo va pero en el que nadie quiere vivir.
Volvemos al ejemplo de Malasaña. El barrio ha quedado como ejemplo de los excesos del botellón, desarrollándose en la calle comportamientos que no se harían en establecimientos, como tocar instrumentos de percusión, encender hogueras o destrozar el ya escaso mobiliario urbano del barrio, todo ello relacionado con el mayor o menor grado de intoxicación etílica que sufran los participantes
Beber en la calle es más barato que hacerlo en un garito y permite una mayor libertad de acción sin provocar una reacción, salvo cuando los municipales actúan ante el cariz salvaje que algunas veces toma el botellón.
¿Quién va a un botellón? El botellón fue en principio una actividad propia de jóvenes y adolescentes, con poco o nada de dinero, que juntaban el magro "salario" que les entregan sus padres para comprar y compartir alcohol. En la actualidad el botellón ha ampliado la edad, es más fácil encontrar gente de los 30 a los 40 años que adolescentes de 16, 18 o incluso jóvenes de 20 años.
Este grupo de los 30/40 años, son lo que ahora juntan el magro "salario" que les entregan sus jefes para comprar y compartir alcohol. De cualquier manera, son –preferentemente– las clases medias y bajas los principales actores en un botellón. La clases altas y las élites, disponen de sitios más adecuados donde no son tan visibles y están tan expuestos.
A los participantes nacionales, se han unido ahora otras nacionalidades: norteamericanos, franceses, alemanes, ingleses o italianos, grupos menos numerosos de los países del este e incluso asiáticos. En definitiva, cualquier nacionalidad que no tenga reparos religiosos en consumir alcohol. La permisividad de las autoridades, ha convertido España en la meca del botellón. Lo que no es posible en otros países, aquí se permite, se tolera e incluso algunas veces se justifica.
¿Qué se consume durante un botellón?
Principalmente se consume alcohol... esto no es un "picnic". Lo más habitual es mezclar bebidas: cerveza, vino, refrescos y alcohol barato de alta graduación. Se mezcla directamente en vasos de plástico o en botellas de litro para beber directamente o para servir en vaso. Si es posible se añade cubitos de hielo.
El sabor es repugnante, sobre todo cuando la bebida ya esta caliente y el hielo se ha consumido, máxime si tenemos en cuenta que los productos utilizados son de ínfima calidad. Sólo hay que observa las caras y los gestos de los consumidores, la bebida no es agradable... pero es lo que hay. La bebida es un simple medio para conseguir un fin, olvidar y desparramar por unas horas o unos días.
Durante un tiempo fueron muy populares las llamadas "litronas", una botella de un litro de cerveza que popularizó una conocida marca cervecera. Gracias a la "litrona", la cervecera remontó y se convirtió en la marca de cerveza por excelencia en los botellones y por defecto en el mercado nacional.
En la actualidad, la "litrona" y las mezclas de bebidas viven sus horas más bajas, ante el auge de la cerveza en lata. La lata es más sencilla de transportar, soporta muy bien los golpes y el aluminio conserva mejor el frio que el cristal. Otra de las ventajas es que facilita un consumo más individual, la lata no se comparte. Muchos consumidores eran reacios a compartir el contenido de la "litrona", beber a morro de una misma botella no siempre ha tenido muchos adeptos.
La lata de cerveza más vendida, como en el caso de la conocida "litrona", es del mismo fabricante. Aunque en esto también hay variaciones, la lata más consumida en las diferentes comunidades suele coincidir con la empresa cervecera que allí coloniza el mercado.
Y si, la cerveza también se consume caliente sin ningún problema
¿Qué ocurre antes y después de un botellón?
El antes es fácil adivinarlo, se llega al botellón con mochila o bolsas de plástico donde se transporta el alcohol. También puedes comprarlo en las tiendas de "chinos" del barrio donde se va a celebrar el evento.
En la actualidad las tiendas de "chinos" están siendo desplazadas por tiendas de pakistaníes o de ciudadanos de bangladesh que actúan en el barrio con la estructura de una franquicia e incluso disponen de vendedores a pie de calle, conocidos como "lateros". El "latero" repone en estas tiendas franquiciadas, y con un carrito de la compra lleno de alcohol se desplazada a la zona del botellón.
Estas "tiendas franquiciadas", externamente tienen el aspecto del "ultramarinos de chinos" de toda la vida y en algunas ocasiones exteriormente pueden aparentar ser una frutería, pero su almacén rebosa de alcohol preferentemente en lata.
Adivinar el después del botellón también es fácil, según transcurre el tiempo y sube el nivel de alcohol en sangre, los gritos, los chillidos, las batucadas y peleas suben en intensidad y número. Los actos de vandalismo se multiplican, es el momento de mear o vomitar en cualquier sitio. Es el climax del botellón, el desparrame total donde vale todo y no importa nada. Un espacio degradado, donde prolifera el robo y la droga, tanto a nivel de consumo como de tráfico.
¿Porqué no se termina de erradicar el botellón?
Esta si que es la pregunta del millón. En primer lugar, a nivel nacional, ya ha habido algún intento de prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la calle y regular los horarios de venta y de promoción del alcohol. Intentos gubernamentales que al final fueron abandonados discretamente.
Antes esta situación, las diferentes Comunidades Autónomas intentaron una cierta regulación. En algunos casos la regulación se aprobó, pero nunca se aplicó y en otros fue tan laxa que no sirvió absolutamente de nada.
"Que beban y se emborrachen pero que no molesten" este ha sido la mayoría de la veces el sentir de las autoridades. "Y cuando se pasen de rosca, actuamos para reducir el botellón a unos niveles más aceptables". Y esta ha sido y es la política que se está aplicando en la actualidad.
¿Qué hay detrás del botellón, para rebajarle en intensidad cuando se desmadra pero nunca para eliminarle?
Sin lugar a dudas, la otra pregunta del millón. Podemos barajar tres posibilidades:
1.– El poder de los "lobby" del alcohol es algo fuera de duda. Ellos puede hacer publicidad – o sumarse a campañas– del tipo: "Bebe con moderación, es tu responsabilidad", pero sus ingresos derivan directamente del consumo del alcohol. Cuando más consumo mayores ingresos, así de simple.
2.– Es mejor tener el botellón concentrado en unas pocas zonas, que tener cientos de microbotellones desperdigados por toda la ciudad... mala suerte al barrio que le toca.
3.– La máxima de "bebe y olvida", actualización del "pan y circo" de los romanos. Mejor tener a jóvenes y no tan jóvenes consumiendo alcohol que tenerles por las calles y plazas, totalmente sobrios, pensando, protestando y reivindicando.
Seguramente no es ninguna de las tres opciones... más bien una suma de las tres.
¿Y resumiendo?
Resumiendo, el botellón es una reunión masiva de jóvenes, y no tan jóvenes, en espacios abiertos de libre acceso para combinar y tomar la bebida que han adquirido previamente en comercios o a "lateros", escuchar música, hablar, gritar y finalmente desparramar por el barrio.
En esta situación hay un claro perdedor, que son los vecinos, unas autoridades permisivas e indiferentes y un solo vencedor, nunca presente, nunca explícito: las grandes y pequeñas corporaciones productoras de alcohol.
¿Y la solución?
Siempre ha estado y estará en manos de la autoridad competente: Ayuntamiento, Comunidad Autónoma y Gobierno. Pero nunca ha habido una clara voluntad política de erradicar el botellón.