A veces me asomo a tu perfil para ver si has escrito, para adivinar qué piensas a través de esa ventana desde la que te espero, esa que me acerca a tu vida para que te observe en la distancia.
Aún me dueles y sé que me tú también me lees, y que ella lo hace a la vez igualmente, sé que echas un vistazo a mis artículos. Estoy aquí por ti y para ti. Porque tú sigues muy presente en mi vida, pero ya no lucho por conquistarte, aunque intente conservar este frágil hilo que nos conecta,
Qué vacío siente. Aunque trato de ocupar mis días para no pensarte, la idea de ti aparece en cualquier momento, cuando menos lo espero. Y el recuerdo de aquella tarde que pasamos juntos salta a mi realidad anodina y entonces vuelves a dolerme de nuevo.
Y me lanzo a escribirte, a pensarte, a adorarte en mi soledad. Tecleo tu nombre, tus apellidos, tu teléfono, para consolarme con el simple hecho de hacerlo, Porque cualquier cosa que me dé alguna idea de que tú estás al otro lado me hace sentir mejor y a veces enferma de amor.
Miro la foto de página. Escucho por la calle tu nombre y me giro para ver a esas personas que se llaman como tú, pero no tienen tus ojos ni tu sonrisa. Busco alguna foto tuya que pudieras haber colgado en alguna red social. Jajaja, hasta consulto si alguna multa de tráfico estuviera reflejada en el B.O.E. Cualquier cosa me vale. Me lleva a ti.