Revista Libros
Los caminos se cruzan o se bifurcan, no tenemos otra opción que asumirlo.
Sostenemos la postura soberbia de quejarnos de nuestra suerte en vez de valorar lo ocurrido, de sentenciar que todo en nuestra vida "pasa por alguna razón".
Es tan viejo que ya lo contaban muy bien los clásicos con esa teoría del "causa- efecto" pero metiendo toques del libre albedrío, es decir, el futuro no está escrito.
Me da igual lo que digan los timadores del tarot, los adivinos con coletas que en la tv sacan dineros a los inseguros e ignorantes, me da igual lo que ponga en el horóscopo de "copia y pega", lo que diga tu amiga envidiosa, lo que te intentan vaticinar los que nunca serán nada y te tienen envidia...esos que te afirmarán con obscena rotundidad de que tu "no puedes".
El destino no se estudia en la escuela, no se consigue tener haciendo méritos, siendo buena persona o donando mucho a ONGs. No se puede comprar, es lo que más nos iguala a los ricos y a los menos ricos, esa incertidumbre por lo que "pasará" nos coloca al mismo nivel. Lo único seguro es que al final todos seremos pasto de gusanos y que se te recordará por los que te han querido, nunca por los te ignoraban.
Esta extensa chapa (quizás densa para un lunes por la mañana) no tiene justificación alguna. No tiene unos ojazos azules que me lo hayan dictado. Es el grito escrito de alguien que prefiere vivir la vida a pensar los motivos por los que esa vida se presenta así.
Asumamos que todo pasa por alguna razón pero que no sabemos que razón es y que tiene que ser así. Se llama vida.
Siempre hay formas de tomarse tal revelación. Puedes llorar por lo que tenías y crees que no tendrás o puedes sonreír a la vida como tú sabes para que el viaje sea más bonito. Sonriendo puede que incluso engañes al destino o le hagas cambiar de opinión.
La vida es caprichosa, es cruel a veces, emocionante en otras. Puede que te preguntes si estás haciendo algo mal, si tú eres un imán de todas las desgracias, el motivo de los infortunios.
No hay motivantes, no hay causas ciertas ni consecuencias seguras. Cierto es que si tratamos de ser buena gente la positividad tiene más probabilidades de éxito que la negatividad. Eso es ciencia, es un tema de afrontar las cosas de manera correcta o de bajar las orejas , encoger el rabo y ponerse en la esquina de la casa hasta que esperemos a que pase la tormenta. Coherencia vital con nosotros y los nuestros.
No creo en el kharma como ciencia exacta pero creo que la única forma de moldear levemente el futuro es intentando ser "buena gente".
Cuando en la soledad de tu habitación estés haciendo zapping con la mirada perdida e interiormente te preguntes los motivos de los hechos recuerda que nunca los sabrás, solo asume que "todo pasa por alguna razón". Festejemos lo bueno, minimicemos lo malo. Vive, ¡trágate la vida con grandes bocados!