Radio televisión española (rtve) tiene como vecino al regimiento de transmisiones 22 (ejército de tierra), todo ello con mayúsculas, pero las muy se me han sublevado, son unas rojas de mierda, me dicen que para comentar chorradas bien valen las minúsculas. Tal le debe parecer la invitación oficial que los milicos han cursado a la corporación mediática, como “gesto de buena voluntad entre vecinos”, y que consiste en exhortar a la plantilla televisiva a jurar ante la bandera española el próximo 31 de octubre en el acuartelamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid), exhortación que los gerifaltes han trasladado a todo el personal. Bien podrían haber invitado a una parrillada, coño, y que corrieran unas sangrías, si tan buen rollito y tanta buena voluntad tienen, pero no, a una jura de bandera – de esas que implican otro tipo de sangrías –, ante un trapo, trapos que mal agitados destripan y envían a la muerte a millones de inocentes.
Como de momento no hay guerras en ciernes por estos lares (solo guerritas), nuestros portadores de testosterona patria – auténticos macho recio – preparan raciones de fervores. En mi tierra (Galicia) fervor quiere decir hervor, no sé si vale para cuando hierve la sangre, como parece el caso por todo el enredo catalán. Quizás la oportunidad de “enchorrarse” venga de la proximidad de los comicios en ese pueblo, sin querer desaprovecharla, que aquí hay mucho pez que sigue viviendo por su boca, en contra del dicho popular. Pero como dice la RAE, va a ser más bien “celo ardiente hacia las cosas de piedad y religión”, “entusiasmo o ardor con que se hace algo”, aunque sea un desvarío (esto lo digo yo). Ya se sabe que piedad, religión y partidos populares sueles ser unos y trinos en países con tanta caspa como este.
Quienes no vayan a jurar quedarán fichados en ese archivo eterno del odio en el que los antecedentes por rojo no prescriben nunca y como el hombre del tiempo es incapaz de pronosticar una borrasca de pólvora lo mismo te pilla una con los papeles sin caducar, y mientras no llegue, de renovar contrato de trabajo, nada de nada.
Claro, se supone que ante una bandera como la española hay que jurar cosas bonitas, preciosas, épicas, todas ellas consistentes en dejarse hasta la última gota de la sangre por la patria (que es lo que dice el pasado reciente) si fuera menester, necesidad que normalmente ven otros antes que tú con incomprensible claridad, pero los “visionarios” quedan excluidos de perder el pellejo por su “buena vista”, precisamente, siendo el vital líquido rojo derramado gratuitamente y en demasía por los mismos de siempre, por los obreros de la obediencia a trapos y demás símbolos impuestos. Por la carne de cañón. Los que nada tienen que perder “más que la vida”.
Para ejercer “el derecho y honor de manifestar el compromiso con la defensa de España”, hay que ser español o españolito, tener 18 años o añitos y no haber sido declarado incapaz por sentencia judicial firme, que es lo mejor que te podría ocurrir, pero no, casualmente esto solo le ocurre a los hijos y familiares de los que mandan a la guerra a millones de hijos ajenos, para esto están bien enfermos, para entregar su vida por la patria, eso queda para los de siempre, para aquellos a los que ni les va ni les viene pero les obligan a ir sin volver, los que hacen trabajos forzosos en la cantera de la banderita. Están locos estos romanos, ¡por Tutatis!