Todo por una imagen: pack #9 portadas libros leídos

 
Tom, pequeño Tom, hombrecito Tom de Barbara Constantine (Seix Barral): ¡Qué sencillez y ternura! Esta imagen desprende eso y más: una novela dulce, en parte infantil, en parte divertida. Quien dibujara a Tom he de decir que buena mano tiene (tuvo). Y ver al personaje a lomos de un tomate es bastante llamativo ¿Algo quiere decir? Seguro que sí. Las aventuras del hombrecito Tom no tienen desperdicio. 
El Portadómetro dice:

Autódromo de Octavio Botana (La Galera): Un coche de carreras y un sauce. La composición no necesita más para decirnos que la aventura impera, a la par que los sentimientos, representados por el árbol. Una pista de carreras, un bosque... un viaje. Es original y sensible al mismo tiempo. Desde aquí animo a descubrir esta historia dotada de fantasía e imaginación pero también de consejos sobre la vida y el paso del tiempo.
El Portadómetro dice:
El Coleccionista de Relojes Extraordinarios de Laura Gallego (SM): La imagen evoca pura fantasía, con el aura del tiempo bien plasmado (evidentemente por los relojes) y una oscura ciudad en la esfera del reloj. También inspira misterio y un cierto toque de miedo y hasta fantasmagoría. Se trata de una portada monócroma, a un solo color: el azul, y eso a mi juicio resulta hasta agotador para la vista. La novela también se editó para El Barco de Vapor, cuya portada es más "suave", sencilla e infantil, sin tanta fantasía y aires misteriosos. Pero gusta.
El Portadómetro dice:
Aguas Oscuras de Claudia Gray (Montena): De esta novela me gustó todo: la historia, cómo está contada, los personajes y, por supuesto, la portada. Es chulísima. El mar en apacible calma, la luna llena (ejem, ¿nos quiere decir algo?), la noche sin estrellas... y una mujer, de espaldas a orillas de ese mar que parece que la quisiera engullir. Una composición magnífica. Me encanta todo en ella.
El Portadómetro dice:
Apareció en mi Ventana de Alfredo Gómez Cerdá (El Barco de Vapor): Esta novelita infantil, como con todos los libros para niños, es llamativa y muy al estilo de un dibujo animado. Con los críos es normal que los libros entren antes por los ojos, y este es un ejemplo. Un niño de pelo lisísimo posa, algo circunspecto, delante de una ventana en la que, reza el título, aparece algo. ¿El qué? Esto incita al joven lector a coger el libro, dárle la vuelta y ver que en su contraportada ese algo es un mukusuluba. ¿Un muku qué? "¡Mamá, quiero este libro!" será lo próximo que se oiga de boca del pequeño lector. ¡Eureka! Objetivo conseguido: que un niño lea.
El Portadómetro dice:

 

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(¯`• Filóloga Bibliófila •´¯)