" Todo puede suceder si lo maquina un dios" (Sófocles, ‘Ayax’)
Es una de las frases que ilustra las primeras páginas de la novela "El Asedio", de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), cuyas más de 700 páginas he devorado durante los pasados días de Semana Santa y "mona", mientras descansaba, escuchaba música y disfrutaba del campo con mi familia.
Resulta difícil describir una novela tan compleja, con esa mezcla de obsesiones del autor (el mar, los barcos, el ajedrez), y tan ambiciosa que ya la comparan con "Guerra y Paz" (os aseguro que no es para tanto). El escenario de la novela son las calles de Cádiz durante el sitio de los franceses durante los años 1811 y 1812, al tiempo que se discutía en las Cortes la primera Constitución Española, "La Pepa".
No voy a desvelar nada de la trama ni de su increíble final, porque lo que pretendía realmente es llamar la atención sobre esa frase ("Todo puede suceder si lo maquina un dios"). Hay cosas que únicamente pueden suceder si alguien con mucho, mucho poder, las encauza. Es la frase que mejor resume mi incredulidad y desconcierto respecto a lo que le está pasando a mi familia últimamente.
Hace varios meses empecé a recibir las primeras advertencias: "Ten cuidado ... estás dando mucha lata ... te están investignado ... van a por ti ...". A primeros de Octubre del año pasado me llamó un funcionario del Ayuntamiento: "José Vicente, ¿has hablado con ...? ¿sabes lo que se está preparando?".
Sinceramente, no me lo podía creer, pero hablé con un Concejal del equipo de gobierno y me lo confirmó: "Ha empezado la caza de brujas...". Estaba avisado, podía pasarme cualquier cosa y, desde luego, no andaba muy equivocado.
Tras una secuencia de decisiones absolutamente arbitrarias por parte del Concejal de Urbanismo y tras la instrucción de un pseudoprocedimiento administrativo en el que se han vulnerado los más elementales derechos de cualquier ciudadano, el Ayuntamiento de Ibi ha obtenido una autorización judicial para acceder a una propiedad privada de mi esposa e "inspeccionar" unas obras realizadas en el año 2008. Mañana, salvo causa que lo impida, cuatro funcionarios del Excmo. Ayuntamiento visitarán el lugar del crimen: un Inspector de Obras, un Aparejador Municipal, una Arquitecta Municipal, un administrativo (también municipal) y quien sabe si algún furgón de la Policía (por si ocurre como en El Cabanyal).
Este magno acontecimiento puede tener una explicación económica: recaudar dinero para las arcas municipales a base de investigar lo realmente invertido en las obras; o puede tener una explicación política: buscar la forma de desgastar al adversario político y, de paso, dañar su imagen. O puede ser un poco de todo, aderezado de arbitrariedad y mala baba.
Si de recaudar dinero se tratase, lo lógico sería poner a trabajar a toda la oficina de urbanismo e investigar los cientos y cientos de edificaciones y obras sin licencia realizadas, ante la pasividad municipal, durante estos últimos años. Me inclino a pensar que se trata de lo segundo. Pero algo no ha salido bien: la Alcaldesa, con obras presuntamente ilegales en su parcela, había previsto una Modificación Puntual del PGOU que limpiaria sus pecados, dejando reservado el Infierno para los izquierdosos. Espero que no se salga con la suya y que los "Hombres de Harrelson" inspeccionen también sus obras (las arcas municipales lo agradecerán).
No obstante, sigo dandole vueltas a la frase: Todo puede suceder si lo maquina un dios ¿qué habrán decidido los dioses que le ocurra a este humilde servidor? Permanezcan atentos a sus pantallas... el asedio continua.