Según el artículo Prepare for the Ultimate Gaslighting del escritor Julio Vincent, el ‘gaslighting’ será la mayor estrategia publicitaria, en la que se invertirán billones de dólares, para darnos la ilusión de que, como reza el slogan de una compañía de seguros, 'Todo va a estar bien'. Después de consultar con especialistas en psicología, el autor piensa que, una vez que la cuarentena termine, la publicidad se encargará de dar mensajes irrealmente optimistas para convencer a las masas de que tienen que volver a la normalidad, como si esta pandemia hubiese sido un episodio más en nuestra historia, o como si nunca hubiese pasado.
Además de invertir en los medios tradicionales, Vincent opina que durante el 2020 y 20201, para estar al ritmo de las nuevas generaciones, la industria publicitaria creará ‘memes’ al por mayor para darnos la sensación de que todo ha vuelto a la normalidad, ya que eso es lo que verdaderamente deseamos.
“Estamos desesperados por sentirnos bien nuevamente, queremos regresar a nuestras rutinas, no queremos tirarnos de noche a la cama imaginando cómo pagar nuestras cuentas, ni queremos despertar con un 'scroll' infinito de noticias trágicas en nuestros celulares, sino solo prepararnos una café perfecto en las mañanas y dejar la casa para ir al trabajo. La necesidad de confort será real, y será necesaria”, escribe Vincent en su artículo.
La publicidad como fábrica de sueños, como una ventana que busca siempre ofrecernos un 'estado ideal' de las cosas, no es ninguna novedad. Siempre ha encontrado la forma de 'hacer clic' con nuestras emociones, logrando escabullirse dentro de nuestro inconsciente o en el río de nuestras emociones para hacernos creer que tal producto es el que necesitamos para ser felices, mejores, etc. En el siglo XXI la publicidad se volvió más inteligente ya que comenzó a apelar a nuestro cerebro logrando resultados comprobables científicamente. Esta vez, no centrándose en el producto, sino creando 'experiencias' para el consumidor. Lo llamaron 'neuromarketing'. Sin embargo, según Vincent, ahora la industria se centrará en elaborar contenidos "que nos lleguen al corazón", al sentimentalismo con el objetivo de reconectar con la vulnerabilidad emocional, pero dejando en el olvido que los sistemas de salud del mundo colapsaron, por mencionar un ejemplo.
'Gaslighting'. Origen del término
El término 'gaslighting' proviene de una obra de teatro británica Gas Light (1938). El argumento habla de un hombre que intenta convencer a su mujer de que está loca, manipulando pequeños objetos de su entorno e insistiendo constantemente en que ella está equivocada o que está padeciendo lagunas de memoria cada vez que ella menciona estos cambios. El gaslighting, entonces, hace referencia a una forma de manipulación y abuso psicológico que provoca que las personas se cuestionen su propia memoria, percepción y cordura.
Esta obra de teatro ha sido llevada dos veces al cine, una de ellas protagonizada por Ingrid Bergman quien se llevó la estatuilla dorada del Oscar por su brillante interpretación en 1944. La película es considera un clásico del thriller psicológico y fue dirigida por George Cukor.
Al finalizar su artículo, Vincent reflexiona: "De un ciudadano a otro, te suplico: toma un respiro profundo, ignora el ensordecedor ruido, y piensa profundamente sobre lo que quieres que regrese a tu vida. Esta es nuestra oportunidad de definir una nueva versión de lo 'normal', una rara y sagrada (sí, sagrada) oportunidad de deshacernos de lo inútil y de traer de vuelta qué funciona para nosotros, qué enriquece nuestra vida, qué hace a nuestros hijos felices, qué nos hace sentir verdaderamente orgullosos".