Todos contra él

Recapitulemos, una par de años atrás el Real Madrid realiza una temporada en liga muy buena quedándose en puertas del título ante un Barça imparable, es eliminado en octavos de final de Champions League por el Olympique de Lyon y por el Alcorcón en Copa del Rey. Con estos resultados, Pellegrini, es cesado. No fue discutido por el Bernabeú ni por la plantilla pero la directiva consideró insuficiente el rendimiento que le había sacado a la plantilla.

En estas circunstancias se decide contratar al técnico de más prestigio del momento (Guardiola acababa de empezar, de manera brillante, su carrera en los banquillos, aún tenía que demostrar, y lo hizo, que no era flor de un día), el portugués José Mourinho. Las implicaciones de este fichaje eran sabidas desde el principio, la plantilla sería exigida al máximo mientras el entrenador se dedicaba a presionar, en la medida de lo posible, al estamento arbitral. El primer enfrentamiento con el máximo rival se saldó con una humillante derrota por 5-0 en el Camp Nou pero la temporada se acabó saldando con una victoria ante el mismo rival en Copa del Rey.

En su segunda temporada llegó uno de los objetivos del proyecto, la Liga, por delante del Barça, con record de goles y unos números escandalosos. Pese a caer en Copa del Rey y en Champions League, parecía que el técnico luso iba a volver a conseguir una gran trayectoria en el club blanco. Pero algo se torció en el verano del 2012.

Uno de los pilares de Mourinho en todos sus anteriores equipos fue el apoyo incondicional que tuvo por parte de sus plantillas, esto les permitía llevarlas a un nivel de exigencia máximo, como se ha comentado anteriormente, merced a esto y a la calidad que les aseguraba su poder económico, estos clubes conseguía éxitos importantes.

En el Real Madrid los líderes de la plantilla son sus capitanes, Casillas y Ramos que por distintos motivos dieron la espalda a su entrenador motivando un bajón en el rendimiento global del equipo. Sin el apoyo de parte de su plantilla, a Mourinho le quedaba la grada y la directiva.

Las derrotas provocadas por el bajo rendimiento deportivo propiciaron que el Bernabeú, hasta entonces incondicional del luso, se volviera poco a poco contra él, todos estos factores unidos alertaron a la directiva que, impotente por el elevado finiquito que tendrían que pagar al técnico, se limitó a esperar y a usar una de sus armas, la prensa.

Y aquí entra en juego el último actor de la obra, motivada por la directiva (los diarios madridistas llevan haciendo campañas orquestadas por Florentino Pérez desde el primer mandato del presidente) y por los contínuos desplantes que el portugués ha hecho a los periodistas, se dedica día a día a desprestigiar la labor del hasta hace relativamente poco, prestigioso profesional.