Todos contra todos todo el rato y en casi todos los ámbitos. Así estamos en estas Galias desde hace años. Resulta agotador levantarse y comprobar que otro día más el sector A le tira los trastos al sector C mientras el B y el D miran con satisfacción la lluvia de misiles que le caen al contrario. Entre tanto ataque y tanta mala baba, ninguna aportación, ninguna sonrisa sincera, ningún mensaje de calma.
Un pelotón de avionetas debería fumigar España con relajantes naturales para que huela mejor y empezemos el día algo más pausados y reflexivos, para que dejemos de imponer lo nuestro y escuchemos al resto. Es tan fácil como abrir las orejas y cerrar las bocas. Como observar y callarse.
Si todos contra todos todo el rato era el progreso, me bajo en la siguiente parada.
PD: Este post me lo inspiró el escuchar la radio toda la mañana mientras pintaba el techo del baño.