Revista Cultura y Ocio
"Un único haz de luz que recorrió las cortinas me anunció que mi hermano acababa de aparcar en la entrada. Cuando salí a la calle, lo primero que percibí fue que el faro izquierdo del coche de Michael estaba apagado. Y lo segundo fue la sangre. No había luna y el sol aún no había salido, pero incluso en la penumbra sabía exactamente dónde estaban las manchas oscuras que salpicaban el faro roto y se extendían a lo largo de una buena abolladura en el guardabarros. No soy un ave nocturna, pero Michael me había telefoneado media hora antes. Fue una de esas llamadas que, cuando miras la hora con la vista aún borrosa, sabes que no es para informarte de que alguien ha ganado la lotería. Tengo algunos amigos que a veces me llaman desde el Uber camino a casa para ponerme al día de la juerga que se han pegado esa noche. Michael no es uno de ellos. Bueno, miento. No seguiría siendo amigo de alguien que me llamara pasada la medianoche. — Necesito verte. Ahora".
A veces es simplemente el título lo que atrae. Eso me sucedió con este título y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Todos en mi familia han matado a alguien.
Conocemos a Ernie Cunningham, un hombre con una familia muy peculiar. Ahora tiene que acudir a una reunión de toda la familia en un magnífico resort en plena zona nevada y, como os podéis suponer, no le apetece nada. Ernie no quiere estar allí, no quiere ver a su hermano Michael, ya que avisó a la policía de que había asesinado a alguien convirtiéndose así el en paria. Pero... Y entonces aparece el primer muerto. Uno de muchos. Alguien será el asesino, solo hace falta saber quién. Si sigues vivo.
Hace tiempo que leí este libro y, como ahora va a ver la luz la segunda parte, me he decidido a traerlo aquí. Lo primero que me llamó la atención es la originalidad del narrador. Un hombre que sale vivo de una pequeña matanza y decide escribir un libro para contarlo. Comienza entonces señalando el código que tienen que seguir este tipo de novelas y establece un compromiso con el lector de cumplir una serie de normas, que deja por escrito para que el lector sea capaz de ir una a una y adelantarse a la resolución final. A partir de ese momento comienza un juego en el que, cuanto más alto dice el narrador que puedes fiarte de él, menos te lo crees. Y es que tanto el misterio, que se va enroscando sobre sí mismo, como el humor que destila la narración, son dos puntos que enganchan desde las primeras páginas. Quizás no sea un misterio al uso y catalogarlo como novela negra sea llamativo, el hecho es que se trata de una novela divertida en la que uno se deja caer sin saberlo y termina atrapado un par de días sin haberse dado cuenta. Iremos conociendo a la familia y sus relaciones cruzadas y, sin darnos mucha cuenta, Ernie tiene al lector en su mano ya que se dirige a él con la soltura de quien se sabe con el poder de la razón o, al menos, del conocimiento completo de lo que está sucediendo. La novela, aunque en este caso no era difícil de adivinar, guarda una sorpresa para quien lo haya hecho, algo que es de agradecer y que no suele suceder en este tipo de libros. Y quizás por eso o un poco por todo, me ha recordado al enganche que sufría con las novelas de misterio cerrado que leía durante mis noches de estudio para desconectar. Y es que, seamos sinceros, lo he pasado bien y hasta le he cogido cariño a Ernie.
Todos en mi familia han matado a alguien me ha parecido un aporte fresco y una novela francamente divertida. En nada os contaré la segunda parte, si eso sirve como ejemplo de mi valoración final.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.