Revista Cultura y Ocio

Todos están muertos

Publicado el 30 enero 2015 por Airamtrushka @lmqecp
Todos están muertos. Beatriz Sanchis, 2014
Todos están muertosDéjalo ir
Shhh... ya pasó. Ya se ha ido: has dejado que se fuera para que no te siguiera atormentando. Ya no está. Ya puedes salir.El contenido de Todos están muertos, una película más tirando a rara que a pretenciosa y con menos profundidad que lecturas posibles, puede sintetizarse en ese comentario. Unas palabras de consuelo que también podrían dirigirse a su desquiciada protagonista Lupe. Que pase, que no vuelva, que sea lo que sea le deje vivir.El tormento que acompaña al personaje principal de esta historia, es como casi siempre, alguien humano que imprime un recuerdo y una culpa a partes iguales; alguien que aunque no está presente, se hace notar y no deja seguir un curso natural a los acontecimientos. Algo congelado pero vivo, alguien ausente y terriblemente influyente.Tirando de una estética que vuelve lo ochentero glamouroso y lo propio de los noventa vergonzante, Todos están muertos toma entre otros motivos, el de a santería mejicana, lo mastica junto con un sorbo de realismo mágico iberoamericano y escupe luego una batalla fantástica entre infancia y adolescencia, culpa y perdón, vida y muerte que no encaja todo lo bien que uno quisiera.Varios frentes en este argumento parece que se abren y quedan sin cerrarse un vez concluida la película: ¿quién? ¿por qué? tenemos el cómo y el cuándo pero no son suficientes, nunca lo son si se quiere arrancar un gramo de empatía en el ojo ajeno.Es por esto que aunque no la recomendaré abiertamente, tampoco voy a negarle su voluntad de ser original.Algo es algo y celebro el intento, pero ahora ya pasó. Dejémosla marchar.

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