Revista Cine

Todos los hombres del presidente (1976), de alan j. pakula. el cuarto poder.

Publicado el 10 octubre 2011 por Miguelmalaga
TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE (1976), DE ALAN J. PAKULA. EL CUARTO PODER.
En España tenemos amplia experiencia de lo difícil que resulta hacer dimitir a un político. Los periodistas pueden publicar extractos de conversaciones de contenido más que sospechoso, los jueces pueden realizar acusaciones bien sostenidas, pero los políticos seguirán proclamando su inocencia, apelarán al veredicto de las urnas y solamente dimitirán cuando les regañe su jefe de filas, aunque, eso sí, lo harán como un sacrificio personal por el bien de su partido.
Quizá la dimisión más famosa de la historia fue la de Richard Nixon, que se pasó meses tratando de ocultar su implicación (que al final fue ampliamente acreditada), en aquella chapuza de espionaje político que se llamó Waterwate. Esta solvente película de Pakula sigue la trayectoria de los primeros meses de investigación, cuando los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward fueron desentrañando el complejo hilo que llevaba hasta el mismísimo despacho oval. El film no toma partido ni realiza consideraciones subjetivas en ningún momento: simplemente muestra el duro trabajo de los investigadores, que se pasan el día colgados del teléfono, realizando preguntas incómodas y buscando desesperadamente a un testigo que confirme sus sospechas. Al final encontrarían al famoso "Garganta Profunda"
como confidente.
Que nadie espere ver acción trepidante en esta cinta. La consigna de Pakula es ofrecer un realismo casi documental que a veces incluso puede llegar a despistar al espectador, dado el volumen de nombres y datos que se ofrecen en sus dos horas de duración. La trama al cien por cien solamente puede ser comprendida por quienes hayan leído algo acerca del Waterwate, un caso que aún estaba fresco en 1976. Es ideal completar el visionado de esta película con "Nixon", de Oliver Stone y la más reciente "El desafío. Frost/Nixon", de Ron Howard .
Nixon fue el único presidente estadounidense que hubo de pasar por la humillación de dimitir. Por mentiroso. ¿Cómo es que no le sucedió lo mismo a George Bush? Sus mentiras fueron mucho más graves, pues sirvieron para justificar una guerra ilegal. Es el signo de los tiempos.

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