Revista Libros
Ilustración cedida por Helena García.
Siempre tengo que escuchar la misma frase: "todos los hombres sois iguales".
Aclaro que se suelen referir al modo de proceder de los hombres respecto a las mujeres, no al físico. Esta segunda teoría queda descartada porque, obviamente, los hombres en nuestro presunto aspecto antropomorfo somos diferentes entre nosotros. No es lo mismo el careto y el cuerpo de Velencoso, Clooney o Fernando Llorente que el de Paquirrín, Montoro o Salvador Sostres. La mente tampoco.
Cada vez que escucho esa frase me pregunto si se han variado las formas de proceder de las mujeres en cuanto a los hombres. Yo, que me reconozco como feminista convencido, detecto una corriente claramente renovadora y que quiere reivindicar los derechos de las mujeres, la igualdad en todos los procesos y que lo hace de manera efectiva. Luego está la conservadora, la que engloba a las mujeres machistas, que son las peores aliadas para ellas mismas. Son las que se sienten cómodas en su rol, en su papel secundario, y que no tienen ganas ni narices de voltear la tortilla. Además son las que más critican a las propias mujeres.
El enemigo está en casa. El mayor obstáculo que tiene la mujer para conseguir la plena igualdad no es el hombre, es la propia mujer.
Me estoy poniendo profundo y no quería. Lo que quiero decir es que para ver la diferencia en las maneras de actuar de los hombres hay que cambiar las que las mujeres tenéis desde hace mucho tiempo. Si no se marca el territorio, si no se dejan claros los deseos con contundencia, es más fácil que cualquiera os entre por el corazón o por los ojos y luego haya que lamentar desamores, desengaños y finales traumáticos.
Ese es un primer punto. Luego está el otro: ¿somos iguales los hombres?
Pues quiero pensar que no. Puede que tengamos manías comunes como la de rascarnos los huevos cuando estamos sentados en un sillón, no bajar la tapa del baño, amar los deportes con desproporción, ponernos cachondos demasiado pronto visualmente, no escuchar...
Incluso en estos rasgos, que suelen ser mayoritarios, hay matices. Yo, por ejemplo, sé escuchar. De hecho creo que es una de mis mayores virtudes. Muchas de las mujeres que conozco se quejan de que no las escuchan. Es triste, muy triste.
"Sois iguales porque sólo vais a los mismo, sólo pensáis en el sexo". Bueno, a ver, somos más sencillos, pensamos menos, triviales, no damos mil vueltas a las cosas, somos más básicos. Cierto es que a veces lo somos de manera exagerada, yo el primero. Vosotras pensáis lo mismo pero sois más mentales. Si no os importara tanto el sexo no entiendo el éxito de 50 Sombras de Grey que llenaba los cines o de los libros de la gran Megan Maxwell. Os interesa, pero lo demostráis menos, por pudor, por costumbre, por "el que dirán".
Ya sabéis que suelo decir eso de que toda generalización acarrea injusticia. Antes de criticarme por este post tenerlo presente. Va, vaaaa.
Yo creo que las mujeres que dicen que todos los hombres son iguales es que ellas se los buscan iguales. Si buscan tus compañías en discotecas a las 6 de la mañana siempre encontrarás lo mismo. Si las buscas en conciertos de música jazz serán diferentes. Si las escoges de la misma forma de ser y no arriesgas siempre tendrás el mismo resultado.Si no intentas que su mente esté relacionada con la tuya mal vas. Hay que intentar rodearse de personas con afinidades, gustos comunes, mentalidades parecidas. Eso de que los polos opuestos se atraen es una falacia, o no, para un polvo vale, pero luego no me vengáis con el "acuse de recibo" de que me esperaba otra cosa. La gente no cambia, y por otro lado, no hay nada más triste que estar con alguien con el único objetivo final de cambiarle. Cada uno tiene derecho a ser como sea, lo que tenemos que hacer es buscarnos a quien nos interesa, el que YA está cambiado. Hay que ser un poco más listos.
Hay mujeres que se han separado y vuelven a estar con personas iguales que sus exmaridos. Es una estupidez terrible. Cambia, hija, cambia. Si eso no te ha ido bien será por algo. Cambia de menú, que ese te sienta mal.
Nosotros también tenemos mucho trabajo que hacer, tenemos que implicarnos más. Los problemas de nuestras madres, hermanas, parejas, amigas, son nuestros problemas. Tenemos que ayudar a igualar las cosas. Nunca es suficiente el trabajo que se haga en este tema, queda mucho que hacer. Largo camino.
Lo único que deseo cuando leáis esto es que sepáis que no todos los hombres somos iguales. Seremos mejores o peores, pero no iguales. Las frases hechas victimistas son patéticas y falsas. El futuro depende de vosotras, elegid bien y no os dejéis llevar por la desesperación ni por la costumbre.
Hay mucha gente interesante y os está esperando.