Revista Fútbol americano

Todos los uruguayos que han jugado en el Sevilla FC

Publicado el 07 marzo 2016 por Sebarili

Todos los uruguayos que han jugado en el Sevilla FC


Hay un nutrido grupo de futbolistas de origen uruguayo que han vestido la camiseta del Sevilla FC a lo largo de su historia, sobre todo a partir de la década de los setenta. Muchos de esos futbolistas dejaron un grato recuerdo en su estancia en Nervión y algunos otros supusieron sonoros fracasos.


Resulta curioso que Uruguay, un país que apenas alcanza los 3,5 millones de habitantes, y que por tanto, compite en clara desigualdad frente a sus países vecinos y , haya sido una fuente inagotable de jóvenes talentos para el mundo del fútbol prácticamente desde que éste existe.
Uruguay es un país con una cultura futbolística enorme y que cuenta con una selección nacional histórica, campeona del mundo en dos ocasiones y gran dominadora de la Copa América, competición donde la selección uruguaya ha logrado más títulos que ningún otro combinado nacional, alcanzando la gloria en quince de las ediciones.

En este artículo haremos un repaso en orden cronológico de todos los futbolistas uruguayos que militaron en el conjunto hispalense en algún momento de su historia, resumiendo sus trayectorias profesionales, y especialmente, el paso de cada uno de ellos por el Sevilla:

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Eduardo Bibiano Endériz Artajona nació en 1940. Con solo 16 años debutó en la primera división uruguaya jugando en las filas del Central Español de Montevideo. El Valladolid se adelantó a los dos grandes clubes uruguayos y consiguió su fichaje en una operación en la que el club vallisoletano se hizo hasta con cinco futbolistas sudamericanos de gran clase a cambio de un millón de las antiguas pesetas.
Endériz era un centrocampista fino, de toque y gran calidad. Tras destacar en el Valladolid durante cuatro campañas, firmó su traspaso al Zaragoza, donde conquistó dos Copas del Rey y una Copa de Ferias, llamando así la atención del Barcelona. Sin embargo, en el conjunto catalán no tuvo demasiada fortuna por culpa de las lesiones, permaneció numerosos meses de baja y su paso por el club resultó efímero y discreto.

Después de corta etapa en el Barcelona, llegó al Sevilla con 27 años en la campaña 1967/1968, con la intención de recuperar su fútbol. En cambio, Endériz pasó por el conjunto nervionense sin pena ni gloria, viviendo un descenso en su primera campaña y un ascenso al año siguiente. Su participación como sevillista se redujo a cinco partidos disputados, motivado por los constantes problemas físicos que arrastraba de su anterior etapa en el Barcelona.
Posteriormente regresó al Valladolid, donde por fin volvió a sentirse futbolista y rindió a un notable nivel durante dos campañas, aunque finalmente tuvo que colgar las botas a los 32 años debido a una lesión de rodilla. Continuó vinculado al mundo del fútbol como entrenador, entrenando a diversos equipos de la región castellana, entre ellos la Cultural Leonesa. Falleció a los 59 años en 1999.

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Alberto Daniel Bergara de Medina nació en 1942. Este atacante de carácter técnico comenzó a destacar muy pronto en su pais natal, concretamente en las filas del Racing Club, donde a los 18 años ya había alcanzado la internacionalidad, lo que despertó el interés de numerosos clubes, siendo el Mallorca el que consiguió llevarse el gato al agua tras pagar una considerable cantidad por su traspaso y el de su hermano Ignacio.

Tras brillar en el Mallorca, fichó por el Sevilla a la edad de 24 años, en la temporada 1967/1968, junto a su compatriota Endériz. Contrariamente a su compañero, Bergara si logró triunfar en el Sevilla, sobre todo en sus dos primeras campañas. Se convirtió en el máximo goleador del equipo en su primera temporada aunque sus tantos no sirvieron para eludir el descenso. En su segunda campaña, sus goles resultaron fundamentales para conseguir el ascenso y de nuevo en primera división, fue perdiendo protagonismo paulatinamente, primero con la llegada del técnico Marx Merkel y posteriormente con Dan Georgiadis en el banquillo sevillista, por lo que a mediados de la campaña 1971/1972 se marchó al Tenerife, poniendo fin a su etapa como sevillista a los 29 años, tras 100 partidos oficiales disputados y 39 goles anotados.

Se retiró en las filas del Tenerife con solo 31 años por una lesión crónica en uno de sus gemelos. Una vez terminada su carrera como futbolista, se trasladó a vivir a Inglaterra (su esposa era inglesa) e inició una nueva etapa como entrenador. Allí dirigió a numerosos equipos sin llegar a tener oportunidad de entrenar en primera división, aún así, se convirtió en toda una leyenda del Stockport County, donde pasó sus mejores años como entrenador y fue rebautizado como "Danny".

También colaboró como ojeador para el Tottenham y Sunderland antes de fallecer a los 65 años en 2007. Recibió numerosos homenajes y muestras de cariño tras su muerte, de hecho, la grada principal del estadio del Stockport se denomina "Danny Bergara" y en todos los partidos ondea una bandera uruguaya en recuerdo al técnico. Incluso existe un libro sobre su vida.

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Víctor Rodolfo Espárrago Videla nació en 1944. Tras una extensa trayectoria como futbolista en Uruguay, donde consiguió sus mayores éxitos jugando en las filas del Nacional, firmó por el Sevilla en la campaña 1973/1974. Tenía 29 años y la entidad hispalense se encontraba en segunda división.

Espárrago era un centrocampista bastante completo, gracias a ello podía actuar tanto como centrocampista defensivo como en posiciones más ofensivas. Además, poseía una amplia experiencia con su selección nacional, de hecho, estuvo presente en tres Mundiales a lo largo de su carrera. Defendió el escudo sevillista durante dos temporadas, consiguiendo el ansiado ascenso en su segunda campaña y a la finalización de la misma se marchó al Recreativo de Huelva, siendo partícipe del primer ascenso a primera del club onubense. En total, Víctor Espárrago disputó 55 partidos como sevillista y anotó dos goles en las dos campañas que permaneció en Nervión.

Tras cuatro temporadas en el Recreativo, donde llegó a coincidir con su joven hermano Ricardo (Espárrago II), regresó a Uruguay para jugar en las filas del Nacional de nuevo, donde se recuperó de la grave lesión que le hizo permanecer su última temporada en España casi en blanco. Allí volvió a brillar y a conseguir grandes éxitos hasta que se retiró a la edad de 38 años.

Casi inmediatamente después, se hizo cargo del Nacional como entrenador, iniciando así una extensa carrera como técnico. Tras ganar el campeonato uruguayo cruzó de nuevo el charco para dirigir al Recreativo en segunda división y posteriormente al Cádiz en primera división, desde donde llegó al Valencia tras sus éxitos deportivos. En el club valencianista se consagró como un gran entrenador y tras permanecer tres temporadas, con un subcampeonato incluído, se hizo cargo del Sevilla en la temporada 1991/1992, donde el conjunto sevillista, guiado por el entrenador uruguayo, no consiguió más que un discreto duodécimo puesto.

Breve resumen de su primera etapa como entrenador en el Sevilla:

Posteriormente, entrenó al Albacete y al Valladolid antes de regresar al Sevilla a mediados de la campaña 1995/1996, en la que consiguió el objetivo de la permanencia. A pesar de haber cumplido con las expectativas, el club decidió no renovarle y en la campaña siguiente entrenó al Zaragoza durante un breve periodo de tiempo. Tras varios años de inactividad, regresó a los banquillos para dirigir al Cádiz en la campaña 2004/2005, donde consiguió que el conjunto cadista ascendiera a primera tras muchos años de ausencia en la máxima categoría. Sin embargo, en la siguiente campaña no pudo evitar el descenso del equipo y finalmente no continuó en el conjunto gaditano. No volvió a entrenar hasta el año 2010, cuando de nuevo tomó las riendas del Cádiz para intentar reflotar al equipo cadista, que afrontaba una complicada situación en segunda división. El descenso se acabó certificando aquella temporada y Víctor Espárrago dejó de entrenar desde entonces, aunque nunca ha descartado la posibilidad de volver a hacerlo...

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Julio César Lorant Vázquez nació en 1953. Llegó al Sevilla con solo 22 años en la campaña 1975/1976, procedente del Rentistas de Uruguay. En su primera campaña tuvo bastante protagonismo, actuando generalmente como líbero y bajo las órdenes de Roque Olsen. Sin embargo, en su segunda campaña apenas disfrutó de minutos con Carriega en el banquillo sevillista, por lo que al finalizar la temporada rescindió su contrato y se marchó al Elche de Roque Olsen, el hombre que más había confiado en él.

Lorant disputó en total 33 partidos oficiales como sevillista y anotó tres goles (dos de ellos desde el punto de penalti). Durante su estancia en el Sevilla fue el triste protagonista de una situación subrealista. Tras un Granada-Sevilla de la Copa del Generalísimo, los jugadores sevillistas fueron agredidos por un numeroso grupo de empleados del Granada CF y aquella tangana acabó con el futbolista uruguayo pasando la noche en la cárcel, acusado de agredir a un agente de la Policía Armada.
Lorant tuvo que pernoctar dos noches en la cárcel de Granada antes de regresar a Sevilla, donde fue recibido calurosamente por numerosos aficionados sevillistas. Posteriormente, el club sevillista emitió un duro comunicado explicando los hechos, negando la agresión del uruguayo (según su declaración en comisaría) y dejando en entredicho la actuación de los empleados del club granadino, además de la de su presidente, que no se mostró muy colaborador a la hora de mediar.

La columna de ABC explicando lo sucedido (click para ampliar):

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Después de su paso por Nervión, Lorant solo permaneció una temporada en el Elche, donde volvió a recobrar cierto protagonismo aunque tras el descenso del club a segunda división se marchó al Levante, que también militaba en segunda división. Tras dos campañas bastante buenas como titular en el club levantino regresó a Andalucía para jugar en las filas del Recreativo de Huelva, donde permaneció dos campañas para posteriormente acabar en la Balompédica Linense, donde finalmente colgó las botas en 1986. La temporada pasada (2014/2015) ejerció como entrenador de los cadetes del CD San Bernardo, en la localidad de San Roque (Cádiz).

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Daniel Ricardo Alonso Danese nació en Montevideo en 1956. Llegó al Sevilla muy joven, con 19 años, en la temporada 1975/1976, procedente del Montevideo Wanderers. Permaneció dos campañas en las cuales dipuso de muy pocos minutos, por lo que no llegó a cuajar en Nervión y se marchó al Castellón, donde tampoco triunfó y tras jugar una sola temporada en el conjunto castellonense regresó a su pais para jugar en el Liverpool uruguayo.

Allí alcanzó la internacionalidad absoluta e incluso llegó a disputar la Copa América de 1979. Sin embargo, apenas un año después sufrió una grave lesión que le obligó a retirarse cuando aún no había cumplido los 25 años.

Sus dos hijos, Iván Alonso (Alavés, Murcia y Espanyol) y Matías Alonso (Celta B, Ibiza, Murcia y Zamora) también jugaron como delanteros y han desarrollado buena parte de su carrera en España. Actualmente, ambos se encuentran en activos y son representados por su propio padre desde hace años.

El año pasado, los hijos de Alonso se enfrentaron por primera vez en un terreno de juego:

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Gustavo Daniel Fernández Figuerón nació en 1952. Al igual que sus compatriotas Lorant y Alonso, llegó al club sevillista en la campaña 1975/1976, para ayudar al Sevilla en su regreso a primera división. Gustavo Fernández, portero internacional absoluto con Uruguay, desembarcó en Nervión con solo 23 años, procedente del Rentistas de Uruguay. En sus dos primeras campañas apenas tuvo la oportunidad de demostrar sus dotes como guardameta, siendo Superpaco el portero titular. Sin embargo, el meta uruguayo acabó ganándole el puesto en las dos temporadas siguientes, a pesar del gran momento que atravesaba el portero español, y cuajó dos campañas realmente buenas.
Cuando cumplía su quinta temporada como sevillista, unos problemas burocráticos (el Comité Nacional de Competición dictaminó que al haber sido internacional uruguayo en seis ocasiones y teniendo el Sevilla ya cubierto el cupo de jugadores no seleccionables con Scotta y Bertoni, no podría jugar) provocaron que el Sevilla se viera obligado a darle de baja.

En total, Gustavo Fernández, participó en 65 encuentros oficiales con el Sevilla, en los cuales encajó 74 tantos. Así, en la temporada siguiente, la 1980/1981, fue traspasado por nueve millones de pesetas al Murcia, donde tras perder la titularidad en la duodécima jornada y una vez consumado el descenso del equipo pimentonero a segunda división, regresó a Uruguay para fichar por el Peñarol, el club más laureado del pais, donde cosechó grandes éxitos durante las dos temporadas que militó en el club. Posteriormente jugó en Argentina, una campaña en el River Plate y otra en Gimnasia y Esgrima, donde se retiró definitivamente a sus 34 años.

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Eduardo Omar Gerolami Vives nació en 1952. Se desenvolvía en la posición de defensa central aunque le gustaba sumarse al ataque habitualmente. Llegó a España de la mano del Recreativo de Huelva, procedente del Wanderers uruguayo a la edad de 23 años.
Tras el buen nivel exhibido durante tres campañas en el Recreativo, llamó la atención del Sevilla, que veía en él un posible futuro relevo de Gallego. Gerolami desembarcó en Nervión en la temporada 1978/1979, a cambio de un millón y medio de las antiguas pesetas.

Solo llegó a participar en 24 partidos oficiales repartidos en sus dos campañas como sevillista, en las que anotó tres goles. Fue traspasado al Querétaro mexicano, donde permaneció dos campañas antes de regresar al Wanderers, donde se retiró en 1982.

Posteriormente se convirtió en representante de futbolistas. Sus buenas relaciones con el exjugador del Atlético de Madrid Caminero posibilitaron que trabajara primero como ojeador del Valladolid, y luego en el Atlético de Madrid, donde aún colabora observando jóvenes promesas por las principales potencias de Sudámerica.

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Miguel Ángel Peirano nació en 1960. Este delantero uruguayo llegó al Sevilla con 24 años, en la campaña 1984/1985, procedente del Peñarol. Internacional con Uruguay, firmó por el Sevilla en calidad de cedido y con la posibilidad de permanecer definitivamente en el equipo una vez finalizada la temporada, ya que el club sevillista se guardaba una opción de compra. Su compatriota Gustavo Fernández, exguardameta del Sevilla, intervino en la operación e incluso acompañó al delantero en su llegada a Sevilla.

Manolo Cardo era el entrenador del Sevilla aquella temporada y Peirano fue el único refuerzo del club, por lo que la responsabilidad del gol debería recaer en el uruguayo. Dispuso de sus primeros minutos en el Trofeo Ciudad de Sevilla, enfrentándose a Universidad Católica y Boca Juniors, donde apenas destacó aunque marcó un gol que sirvió para que el conjunto sevillista se alzara con el torneo amistoso en la final disputada frente a Boca Juniors. Sin embargo, Peirano no pudo debutar con el Sevilla en la liga hasta finales de octubre por problemas con el transfer, algo muy habitual en esos años.
Su debut ante el Espanyol en Nervión no pudo ser peor, apenas duró media hora en el terreno de juego tras ver dos tarjetas amarillas y ser expulsado, la primera de ellas por evitar el lanzamiento de una falta rival y la segunda por una fea patada a N´Kono, el guardameta espanyolista. A partir de ese momento, Manolo Cardo dejó de contar con él y teniendo por delante a Magdaleno y Moisés, la participación de Peirano se limitó a salir como suplente en cinco encuentros más entre todas las competiciones. En total, Peirano solo participó en seis partidos con el Sevilla y no consiguió ver portería.

Una vez finalizada la temporada, regresó al Peñarol y acabó firmando por el River Plate uruguayo. Posteriormente, Peirano continuó su carrera jugando en el Progreso (Uruguay), Liga de Quito (Ecuador) y tras una exótica aventura en el Levadiakos griego, regresó a Sudámerica para terminar retirándose en las filas de un modesto club brasileño conocido como XV de Jaú, cuando aún no había superado la treintena. Posteriormente, regresó a Uruguay para trabajar como funcionario en la Administración Nacional de Puertos, un servicio encargado de la gestión portuaria.

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Amaro Carlos Nadal Antúnez nació en 1958. Tras el estrepitoso fracaso de su compatriotra Peirano la temporada anterior, el Sevilla decidió apostar por otro delantero uruguayo en la campaña 1985/1986. Llegó a Nervión como el flamante delantero centro de la selección uruguaya, procedente del Deportivo Cali de Colombia, donde había marcado veinte goles en la pasada temporada y en su plena madurez futbolística a sus 27 años.

Una inoportuna hepatitis retrasó su debut. Una vez superada la enfermedad, Manolo Cardo contó bastante con él aunque su rendimiento fue decreciendo con el paso de las jornadas, demostrando que era un delantero con garra y poco más. En su segunda temporada, el escocés Jock Wallace apenas contó con él, por lo que al finalizar la temporada el conjunto sevillista estuvo de acuerdo en acordar su cesión al Logroñés a pesar de que solo le restaba un año de contrato con el Sevilla, que por si las moscas se guardó una opción para recuperar al delantero y renovarlo en caso de que triunfase en tierras riojanas. En sus dos campañas como sevillista, Nadal participó en 46 encuentros oficiales y logró anotar tan solo 8 goles.

En el Logroñés consiguió hacerse con la titularidad y contribuyó con sus goles a la permanencia del equipo aunque finalmente no llegó a un acuerdo para continuar en el club riojano ante el inexistente interés por parte del Sevilla en repescarle. Nadal quería continuar su carrera en España, así que acabó firmando por el Figueres, que militaba en segunda división, visto el poco interés que despertó en la primera división española. Su paso por el conjunto catalán se produjo sin pena ni gloria por lo que una vez finalizada la temporada regresó a su pais natal para jugar en las filas del Nacional, el club en el que inició su carrera futbolística y donde finalmente colgó las botas. Actualmente ocupa el cargo público de Director de Deportes de Río Negro, en su país natal.

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Pablo Javier Bengoechea Dutra nació en Rivera en 1965. Fichó por el Sevilla en la campaña 1987/1988, procedente del Wanderers y a cambio de 315.000 dólares. A pesar de aterrizar en Nervión con tan solo 22 años, Bengoechea ya había participado en un Mundial con Uruguay e incluso se había ganado el apodo de "El profesor", gracias a su maestría en el manejo de la pelota.

Bengoechea se desenvolvía principalmente como centrocampista organizador, una posición desde la que explotaba su capacidad técnica y buen criterio a la hora de distribuir el juego. Además, poseía una gran visión de juego y era un gran especialista en los lanzamientos de falta. Permaneció en el Sevilla durante cinco temporadas, en las cuales se convirtió en el cerebro del equipo, colaborando además con goles y numerosas asistencias. En líneas generales, dejó un grato recuerdo en el sevillismo, aunque tras su marcha dejó la sensación de que podría haber sido un futbolista mucho más reconocido. La falta de regularidad y que a veces se le echara en falta cierto sacrificio propiciaron su salida del club. Aún así, Bengoechea, además de haber sido un futbolista importante para el conjunto sevillista, es considerado como uno de los mejores lanzadores de faltas que han pasado por el Sevilla a lo largo de su historia.

Pequeño resumen de su paso por el Sevilla:

El centrocampista uruguayo participó en un total de 158 partidos oficiales con la camiseta sevillista y anotó 31 goles. Una vez concluído su contrato con el Sevilla, Bengoechea tuvo un breve paso por Gimnasia y Esgrima (Argentina) y posteriormente regresó a Uruguay para jugar en las filas del Peñarol, donde permaneció durante diez años, convirtiéndose en la figura del equipo que conquistó la liga en cinco ocasiones consecutivas y en toda una leyenda para la entidad. Se retiró en 2003 a la edad de 38 años. Bengoechea también fue considerado un futbolista importante en la selección uruguaya, con la que se proclamó campeón de la Copa América en 1987 y 1997.

En 2005 inició su carrera como técnico, formando parte del cuerpo técnico del River Plate de Uruguay durante una campaña. Posteriormente, en 2010 ejerció como segundo entrenador en la selección peruana hasta que en 2014 sucedió al que había sido primer entrenador y se hizo cargo del equipo durante unos meses. A principios de 2015 debutó como técnico del Peñarol, un puesto que conservó hasta principios del presente año, cuando fue destituído con cierta polémica a pesar de la buena marcha del equipo.

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Carlos Gabriel Correa Viana nació en 1968. Este mediocentro defensivo llegó a España de la mano del Murcia en 1990, que pagó por su traspaso unos 300.000 dólares al River Plate de Uruguay.

Por aquel entonces, Correa solo tenía 22 años y ya había disputado un Mundial con Uruguay (Italia 90). Tras tres campañas en el Murcia, la última de ellas en segunda B, firmó por el Valladolid, donde debutó en la máxima categoría del fútbol español aunque solo permaneció una campaña sin llegar a cuajar, por lo que al año siguiente fichó por el Mérida. Allí permaneció cuatro campañas rindiendo regularmente, llegando a disputar más de 100 partidos y donde vivió dos ascensos a la máxima categoría y dos descensos a segunda.

E n la temporada 1998/1999 firmó por el Sevilla a los 30 años, tras haber finalizado su contrato con el Mérida. El conjunto sevillista afrontaba su segunda campaña consecutiva en segunda división con la necesidad de regresar a la máxima categoría, por lo que apostó mayormente por firmar a futbolistas experimentados y con cierta trayectoria. En esa categoría encajaba Correa, que firmó por una campaña con opción a prolongar su contrato un año más. Sin embargo, el internacional uruguayo nunca llegó a ofrecer el nivel que alcanzó en el Mérida, arrastró problemas en el tendón de aquiles durante el tramo final del campeonato y el club decidió no renovarle tras el ascenso a la máxima categoría. En total, Correa solo pudo participar en 26 encuentros oficiales con la camiseta del Sevilla y pasó sin pena ni gloria por el club hispalense.

Tras pasar una temporada en blanco y sin equipo al agravarse la lesión que arrastraba en el Sevilla, firmó por el Hércules, que militaba en segunda B, donde se retiró finalmente con 33 años al finalizar la temporada en el conjunto alicantino, donde apenas pudo disfrutar de minutos.
Posteriormente, continuó residiendo en España e intentó labrarse una carrera como entrenador. Comenzó entrenando en las categorías inferiores del Murcia, llegando a ser segundo entrenador del primer equipo e incluso dirigió al Murcia un partido tras ser destituído el primer técnico. Tras una modesta carrera como entrenador en clubes como el Mar Menor, Caravaca y Lorca, regresó al Murcia para hacerse cargo de los juveniles durante un par de años y luego continuó su carrera dirigiendo al UCAM Murcia y Orihuela, donde aún continúa con el objetivo de guiar al equipo hacia el ascenso a la categoría de bronce.

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Tabaré Abayubá Silva Aguilar nació en 1974. A la edad de 24 años llegó al Sevilla para reforzar al equipo en el mercado de invierno de la temporada 1998/1999. Lo hizo en calidad de cedido por el Defensor Sporting de Montevideo y con una opción de compra para el Sevilla al finalizar la campaña.

Tabaré Silva jugaba en la posición de defensa central aunque también podía actuar en el lateral izquierdo. Aterrizó en Nervión avalado por su polivalencia y amplia experiencia internacional, pues había sido campeón de la Copa América en 1995 y también había participado en la edición de 1997.

Lo cierto es que Tabaré Silva cumplió bastante bien con su papel, mostró una gran regularidad y demostró ser un defensor correcto en la marca, correoso y trabajador, aunque bastante limitado técnicamente. Se convirtió en titular indiscutible nada más llegar y colaboró activamente en el ascenso del equipo, disputando además todos los minutos de la promoción frente al Villareal.

El Sevilla decidió entonces ejercer la opción de compra sobre el uruguayo y contar con él en primera división. Tabaré fue junto a su compatriota Nico Olivera de lo más destacado del llamado " clan uruguayo" que tenía el conjunto sevillista, siendo un habitual en las alineaciones. Sin embargo, tras el nuevo descenso a segunda división y con la llegada de Joaquín Caparrós, Tabaré apenas contó con minutos en su tercera campaña como sevillista, a pesar de ello, siempre mostró una gran profesionalidad y nunca alzó la voz por su ostracismo. Tras el regreso del Sevilla a la máxima categoría, Tabaré cumplió su cuarta temporada como sevillista viviendo una delicada situación, al no ser inscrito, por lo que permaneció entrenando con el equipo a pesar de no contar para el técnico. Finalmente, salió cedido al Levante en el mercado de invierno. En el conjunto levantino no tuvo demasiados minutos y al finalizar la temporada llegó a un acuerdo con el Sevilla para desvincularse del club definitivamente y marcharse al Elche. En total, Tabaré Silva disputó 53 partidos como sevillista.

Tras no disfrutar de un solo minuto en las filas del Elche, regresó a su país para jugar en el Central Español. Posteriormente militó en el River Plate, Rampla Juniors, Sud América, Villa Española y nuevamente en Sud América, donde colgó las botas en 2009 con casi 35 años.

Inmediatamente después de su retirada se hizo cargo del equipo donde había colgado las botas y posteriormente dirigió a El Tanque y a Defensor Sporting, conquistando el Torneo Clausura en 2013. Después continuó su carrera como entrenador fuera de Uruguay en las filas del Oriente Petrolero (Bolivia), SD Quito (Ecuador) y Real Garcilaso (Perú), donde aún continúa desde agosto de 2015.

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Andrés Nicolás Olivera nació en 1978. Firmó por el Valencia en el mercado invernal de la campaña 1997/1998 a la edad de 19 años. El conjunto valencianista desembolsó por su fichaje alrededor de unos 700 millones de las antiguas pesetas al Defensor Sporting.
Olivera era una de las mayores promesas del fútbol uruguayo y aterrizó en Valencia tras hacerse con el Balón de Oro del mundial sub 20 de 1997. Este joven y veloz mediapunta destacaba por poseer una gran movilidad en zonas de ataque, poseía cierta habilidad con el esférico y se movía con mucha inteligencia sobre el campo, donde demostraba tener un gran olfato de gol y predisposición para presionar al rival en beneficio del equipo. A pesar de todo lo que se esperaba de él en tierras valencianas, el atacante uruguayo no terminó de encajar en Mestalla y apenas logró participar en tres partidos oficiales, por lo que un año después se marchó cedido al Sevilla en el mercado invernal de la campaña 1998/1999.

El club tenía urgencias por regresar a primera división tras no haberlo conseguido en la campaña anterior, por lo que no dudó en reforzar al equipo en el mercado invernal para intentar enderezar el rumbo del equipo. Olivera fue uno de los refuerzos junto a su compatriota Tabaré. El mediapunta uruguayo consiguió hacerse un hueco en el once titular y contribuyó determinantemente en el regreso del Sevilla a la máxima categoría. El club sevillista quedó bastante satisfecho con el rendimiento de Olivera, quien ya se había ganado el puesto de titular en su selección, por lo que tras ser descartado en el Valencia acabó firmando por el Sevilla definitivamente a cambio de unos 400 millones de las antiguas pesetas.

En su segunda campaña como sevillista, ya en primera división, no llegó a ofrecer el nivel que mostró en la campaña anterior. Los problemas físicos, las convocatorias internaciones y algunos asuntos extradeportivos influyeron notablemente. Además, la mala marcha del equipo provocó que el Sevilla diera nuevamente con sus huesos en segunda división. Tras el descenso, con Joaquín Caparrós en el banquillo sevillista, el uruguayo se convirtió en un jugador fundamental para el Sevilla.
Olivera se erigió en la estrella del equipo, siendo el máximo goleador del Sevilla en una campaña en la que el conjunto nervionense consiguió el ascenso de forma brillante como campeón de la categoría. El delantero uruguayo se había convertido en uno de los jugadores más valiosos del plantel y más queridos por la afición sevillista. Los Biris, para demostrarle su cariño, incluso exhibieron un tifo de Bob Marley en su honor durante un encuentro (Olivera solía celebrar los goles enseñando una camiseta de Bob Marley, su gran ídolo).

En su cuarta campaña como sevillista, Olivera tenía ante sí una nueva oportunidad en la máxima categoría del fútbol español. Pese a que continuó siendo un futbolista importante en el esquema del Sevilla, su presencia en el equipo fue disminuyendo a medida que su renovación se iba complicando (terminaba contrato al final de la temporada). Lo cierto es que se trataba de un futbolista muy cotizado y ya había despertado el interés de numeros e importantes equipos como el Milán o el Atlético de Madrid, por lo que el Sevilla quería renovarle para que continuara en el equipo o en su defecto hacer caja con él en caso de un traspaso multimillonario.
Finalmente, la renovación nunca se llegó a producir. Su agente, más pendiente de la posible revalorización del jugador en el inminente Mundial de 2002, alargó las negociaciones durante meses sin llegar a alcanzar un acuerdo con el club sevillista. Sin embargo, Uruguay no pasó de la fase de grupos y el interés que meses atrás mostraron numerosos equipos se esfumó, y descartada su continuidad en el Sevilla, firmó por el Valladolid a última hora en el mercado de fichajes. En total, Olivera jugó con el Sevilla un centenar de partidos oficiales y anotó 32 goles,dejando un gran recuerdo en la afición sevillista, que se empañó en los últimos meses con su brusca salida.

El error de Olivera al dejarlo todo en manos de su representante frustró tanto su continuidad en Nervión como su posible fichaje por un equipo de los grandes. Su llegada al Valladolid significaba un paso atrás en su carrera. El uruguayo no triunfó en el equipo vallisoletano y no terminó de hacerse con un puesto de titular, así que una vez concluída la temporada, firmó por el Córdoba para volver a jugar en segunda división, donde llegó a ser un jugador importante aunque sin llegar a alcanzar el nivel mostrado en el Sevilla, por lo que en la campaña siguiente regresó a Uruguay para volver a jugar en el Defensor Sporting. Apenas seis meses después regresó nuevamente a España para firmar por el Albacete, que militaba en primera división. Sin embargo, apenas contó con minutos en tierras manchegas y al finalizar la temporada regresó a Defensor Sporting con la sensación de que había dejado escapar su oportunidad de triunfar en Europa.

Tras su paso por España y su posterior estancia en el Defensor Sporting, Olivera continuó su carrera en México, aunque sin llegar a encontrar la estabilidad necesaria y cambiando de equipo año tras año. Así, el charrúa militó en el Necaxa, Atlas, Puebla (en dos ocasiones), Tiburones rojos de Veracruz, América y Correcaminos de la UAT, en éste último tras un breve parentésis en el Defensor Sporting, el club uruguayo al que regresó nuevamente en 2013, bajo las órdenes de su excompañero en el Sevilla Tabaré Silva.
Allí, en su tierra, viviría su particular "segunda juventud", logrando el Torneo Clausura y siendo distinguido en 2014 como el mejor jugador de la Copa Libertadores, además de proclamarse máximo goleador del torneo en esa misma edición. Actualmente continúa en el mismo club y es la mayor figura del conjunto uruguayo desde hace años.

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Marcelo Alejandro Otero Larzábal nació en 1971. Arrancó su carrera como profesional en el Rampla Juniors, desde donde dio el salto a uno de los grandes de Uruguay, el Peñarol. Ahí se consagraría como gran goleador formando una gran pareja ofensiva junto a Darío Silva, quien años más tardes también jugaría en el Sevilla. Curiosamente, en el conjunto charrúa coincide también con Rabajda (que también militaría en el Sevilla) y el exsevillista Pablo Bengoechea, como podemos ver en esta alineación de 1993:

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Tras proclamarse campeón de la Copa América con la selección uruguaya, fue traspasado al Vicenza italiano, donde permaneció cuatro temporadas demostrando una gran capacidad goleadora y añadiendo la Copa de Italia a su palmarés en 1997.
En 1999, tras el descenso del Vicenza a la Serie B, el Sevilla afrontaba su regreso a la máxima categoría e influenciado por el representante Paco Casal, no dudó en endeudarse hasta los ojos para fichar a Marcelo Otero, de 28 años, pagando por su traspaso unos 1.000 millones de las antiguas pesetas y convirtiéndose así en la segunda inversión más cara de la historia del club tras el argentino Matías Almeyda.

A pesar de llegar a Nervión con la vitola de goleador y de ser una de las máximas figuras del Calcio, Otero no demostró absolutamente nada en el Sevilla. El delantero charrúa no estuvo a la altura desde el primer momento y los 1.000 millones que pagaron por él se convirtieron en una losa demasiado pesada. En su primera campaña, el uruguayo nunca terminó de ganarse la titularidad a pesar de la falta de gol del equipo y el Sevilla acabó descendiendo como colista tras una pésima campaña. La desidia de Otero tuvo su punto álgido en el Carlos Tartiere, el estadio del Oviedo, donde tras haber superado al guardameta rival prefirió marcharse a celebrar el gol en vez de acompañar al balón en su trayectoria hacia la portería, haciendo posible que un defensor evitara el gol en última instancia. Para más inri, el uruguayo se vio implicado, junto a sus compañeros Olivera y Zalayeta, en una pelea con unos jóvenes en un pub de la ciudad que acabaría en los juzgados.

A pesar de su fracaso absoluto, Otero continuó en el Sevilla, entre otras cosas porque ningún equipo se interesó por él debido al alto salario que percibía. En segunda división jugó aún menos minutos que en su primera temporada y una vez consumado el regreso del conjunto sevillista a la máxima categoría, siguió en el conjunto sevillista para la siguiente campaña, pese a los intentos del club para desprenderse de él de cualquier manera, incluso se barajó seriamente la posibilidad de cederle al Peñarol pagándole una amplia parte de la ficha.
La participación de Otero en su tercera campaña se redujo a 25 minutos en la Copa del Rey frente al Ciudad de Murcia, por lo que a mitad de temporada llegó a un acuerdo para desvincularse del club definitivamente dejando un balance de 44 partidos oficiales y solo 2 goles anotados. Desde entonces, Marcelo Otero pasó a la historia del Sevilla como uno de los peores fichajes de toda la historia del club.

Después de su accidentado paso por tierras andaluzas, el futbolista uruguayo intentó relanzar su carrera sin éxito, primero en el Colón (Argentina) y luego en el Fénix (Uruguay), por lo que finalmente acabó retirándose con apenas 32 años. Tan bien debió vivir en Sevilla que una vez concluída su carrera futbolística, regresó a la ciudad para establecerse definitivamente.
Después de algunos años en la ciudad, donde llegó a jugar con el Sevilla de veteranos y se dedicó al comercio de productos cosméticos, regresó definitivamente a Uruguay para intentar vincularse de nuevo al fútbol. Aunque su idea era la de ocupar algún cargo en la secretaría técnica de algún club del país o iniciar una nueva carrera como entrenador, acabó volviéndose a calzar las botas en las filas del Huracán (segunda división uruguaya) a sus 41 años para vivir una segunda y corta etapa como futbolista. Actualmente tiene 44 años y maneja algunos negocios en Uruguay al margen del mundo del fútbol.

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Gerardo Daniel Rabajda Maino nació en 1967. Este guardameta comenzó su carrera como profesional en las filas del Peñarol aunque desarrolló su carrera en el exterior tras no conseguir terminar de triunfar en el conjunto charrúa. Su primer equipo fuera de Uruguay fue el Unión Española (Chile), donde pese a tener unos inicios realmente prometedores, acabó convirtiéndose en el objetivo de todas las críticas tras la eliminación del conjunto chileno en la Copa Libertadores, debido, en buena medida, a un par de errores garrafales del charrúa, por lo que tras permanecer un solo año en el equipo chileno puso rumbo hacia el Puebla mexicano.

En México disfrutó de un buen cartel e incluso llegó a ser elegido como mejor jugador extranjero de la liga mexicana. Con un extravagante look, Rabajda no encajaba precisamente en la definición de "portero sobrio", aunque durante sus años en México demostró poseer una gran personalidad y destacó principalmente por su juego con los pies y por ser un especialista en detener penaltis. Sin embargo, el juego aéreo no era su fuerte a pesar de su altura y solía compaginar buenas actuaciones con errores infantiles que acababan costando puntos. En su último año, vivió una complicada situación tras un enfrentamiento con la directiva del Puebla y permaneció inactivo durante meses hasta que el Sevilla desbloqueó la situación a través de Paco Casal y consiguió hacerse con su fichaje a coste cero para la temporada 1999/2000.

Rabajda llegó al Sevilla con 32 años. El conjunto sevillista afrontaba su regreso a primera división y decidió erróneamente dejarse llevar en materia de fichajes por el técnico, Marcos Alonso y por el representante Paco Casal, lo que provocó que el Sevilla se reforzara casi exclusivamente con futbolistas uruguayos. La andadura del guardameta charrúa en el club nervionense comenzó mal desde el principio. Rabajda inició el campeonato como portero suplente y no debutó hasta el mes de noviembre, cuando el entrenador decidió contar con él para la Copa del Rey en la eliminatoria frente al Osasuna, que militaba en segunda división.
En el Sadar, Rabajda no estuvo demasiado acertado en la jugada del gol que le dio la victoria al conjunto navarro y se mostró muy nervioso después del tanto, regalando varios despejes con los pies al rival que estuvieron muy cerca de aumentar aún más la renta para los rojillos. En el partido de vuelta, disputado en El Arcángel, el Sevilla cayó eliminado tras empatar a uno, por lo que el portero uruguayo dificilmente volvería a jugar a no ser que el portero titular, Valencia, sufriera algún contratiempo. Sin embargo, unos días después, Marcos Alonso decidió ofrecerle una nueva oportunidad intentando cambiar la dinámica negativa del equipo, por lo que Rabajda disputó su primer partido en el Sánchez Pizjuán frente a todo un FC Barcelona.
El Sevilla, a pesar de ser el colista, logró vencer a los blaugranas con una gran remontada pero el portero charrúa no salió muy bien parado. Encajó un gol tras una salida en falso y a partir de ahí se mostró demasiado inseguro, la grada pidió incluso la vuelta de Monchi (en ese momento era el delegado del equipo) y el uruguayo fue objeto de burlas y sorna por parte de la afición sevillista durante el resto del partido.

Pese a que la actuación del portero uruguayo dejó que desear, Rabajda repetió titularidad en el siguiente encuentro de liga a domicilio frente al Oviedo, donde tuvo una actuación lamentable y encajó cuatro goles, fallando en tres de ellos. Esos serían sus últimos minutos en el Sevilla. Después de unas declaraciones paranoicas en las que denunciaba un supuesto complot del club contra los integrantes uruguayos de la plantilla, el club fichó al noruego Frode Olsen en el mercado de invierno e intentó deshacerse de él sin éxito, a pesar de que disputó incluso algún amistoso con Uruguay, por lo que quedó relegado como tercer portero del equipo. Finalmente, el conjunto sevillista descendió de categoría tras una pésima temporada.

La temporada siguiente se quedó sin dorsal y permaneció entrenando apartado del equipo, suponiendo un problema hasta que el club le encontró acomodo a mediados de la campaña en el Rosario Central (Argentina) en calidad de cedido, donde no llegó a disputar ni un solo partido oficial y permaneció como tercer portero.
Como aún tenía contrato en vigor, Rabajda salió de nuevo cedido en la siguiente campaña con destino al Danubio, donde fue despedido por intercambiar la camiseta con un jugador del Peñarol al finalizar el encuentro y ante las críticas recibidas de sus aficionados por su mala actuación no tuvo otra ocurrencia mejor que la de besar el escudo de su antiguo club. Finalmente, dejó de ser un problema para el Sevilla cuando se desvinculó de la entidad a principios de 2003.

Con un bagaje de 4 partidos oficiales y 9 goles encajados, Rabajda es, sin duda alguna, uno de los peores porteros que han pasado por el club en sus más de cien años de historia.

Después de desligarse del Sevilla, terminó su carrera defendiendo la portería del Fénix y Miramar misiones en Uruguay, donde se retiró en 2004 con 36 años. Actualmente tiene 48 años y posee una empresa dedicada a la representación de jóvenes futbolistas uruguayos.

En su cuenta de twitter, algo desactualizada, posaba orgulloso junto a Neymar...

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Marcelo Danubio Zalayeta nació en 1978. Este espigado delantero comenzó su carrera profesional muy joven en el Danubio y posteriormente fichó por el Peñarol, donde consiguió el Campeonato Uruguayo y se destapó como goleador, llamando la atención de la Juventus de Turín, que le fichó con tan solo 19 años después de que se hiciera con el Balón de Plata en el mundial sub 20 (su compañero Olivera se hizo con el Balón de Oro).

Sin embargo, en la Juventus apenas disfrutó de oportunidades y en su segunda campaña acabó siendo cedido al Empoli, donde si contó con minutos y vivió su primer descenso. Al tratarse de un futbolista con una gran proyección, el conjunto italiano acordó con el Sevilla, por mediación de Paco Casal, una cesión por dos temporadas para que se foguease en una liga competitiva como la española.

Zalayeta, un habitual en la selección uruguaya, desembarcaba en Nervión con solo 21 años y con el objetivo de reforzar al equipo en su regreso a primera división junto al resto de compatriotas que ficharon por el Sevilla en la temporada 1999/2000. El atacante uruguayo no ofreció el nivel esperado e incluso se le intentó buscar una salida en el mercado de invierno ante el escaso rendimiento mostrado en la primera vuelta, aunque finalmente permaneció en el conjunto sevillista y consiguió mejorar sus registros en la segunda vuelta, participando más asiduamente, aunque ello no impidió el descenso de categoría. Los Biris, acostumbrados a los pésimos fichajes que el club llevaba realizando durante los últimos años, le solían cantar con cierta guasa: "¡Zalayeta, el monstruo de las galletas!", un grito que se mantuvo en un tono más cariñoso en su segunda campaña y que se utilizaba para animar al delantero uruguayo.

En su segunda temporada, en segunda división, Zalayeta no entró inicialmente en los planes de Joaquín Caparrós al ocupar plaza de extranjero y aunque desde el club se intentó que cambiara de equipo durante el año que le restaba de cesión no se encontró ningún destino para el uruguayo en España ni tampoco en Italia ante la negativa de la Juventus, que no quería que ningún rival se reforzara con un jugador de su propiedad y pretendía que el futbolista permaneciera en España un año más para que obtuviera así la doble nacionalidad y por tanto, la condición de comunitario.
Finalmente, Zalayeta no pudo ser inscrito y permaneció entrenándose con el resto del equipo sin poder jugar. A pesar de ello, en el mes de diciembre todo cambió. El Sevilla inscribió al delantero uruguayo y Joaquín Caparrós, sorprendido por la profesionalidad mostrada por Zalayeta los meses anteriores, comenzó a introducirle en el once titular y acabó convirtiéndose en una de las piezas clave del equipo, rindiendo a un gran nivel y anotando algunos goles importantes. Así, el uruguayo se resarció de la campaña anterior firmando una gran segunda vuelta, que además vino acompañada del brillante ascenso a la máxima categoría.

Una vez terminada la temporada, el Sevilla intentó que Zalayeta continuara como sevillista en primera división y aunque el uruguayo se mostró bastante receptivo, el interés de la Juventus por contar con él no dejó opción a ello y el delantero charrúa volvió a su club de origen. En su etapa como sevillista, Zalayeta participó en 50 partidos oficiales y logró anotar 10 goles.

Regresó a la Juventus y apenas disfrutó de oportunidades en su primera campaña dada la gran competencia que había en su posición (Del Piero, Trezeguet, Marcelo Salas y Amoruso). En la temporada siguiente si consiguió participar habitualmente aunque nunca llegó a hacerse con el puesto de titular. En su tercera campaña apenas jugó y se marchó cedido a mediados de la temporada con destino al Perugia, viviendo un nuevo descenso de categoría. En la campaña 2004/2005 regresó nuevamente a la Juventus y bajo las órdenes de Fabio Capello gozó de cierto protagonismo durante dos campañas consecutivas. En este periodo, consiguió un gol importantísimo en los últimos minutos de la prórroga que clasificaba a su equipo y eliminaba al Real Madrid de los octavos de final de la Champions League. En esos años su nombre volvió a sonar para el Sevilla aunque finalmente permaneció en la Juventus, llegando a jugar en la Serie B por el descenso del equipo tras una dura sanción.

En la temporada 2007/2008 fichó por el Nápoles y tras un buen par de temporadas se marchó cedido al Bologna, donde tuvo bastante protagonismo. Posteriormente se desvinculó del club napolitano e inició una exótica aventura a sus 32 años en el Kayserispor de la liga turca. En turquía solo estuvo unos meses, en los que logró dejar un buen sabor de boca.

En 2011, Zalayeta decidió regresar a su pais para jugar en las filas del club que le permitió dar el salto a Europa, el Peñarol. Allí permanece durante cinco campañas, en las que registra los mejores promedios goleadores de toda su carrera y consigue un Campeonato Uruguayo, siendo designado como el mejor jugador del campeonato.
En la presente temporada (2015/2016), Zalayeta ejercía de capitán del equipo y pretendía retirarse una vez que finalizara la campaña pero el inesperado cese del exsevillista Pablo Bengoechea como entrenador de su equipo precipitó que el atacante reconsiderara su decisión y molesto con la directiva, adelantó su fecha de retirada al pasado mes de enero, poniendo fin a su carrera con la edad de 37 años.

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Inti Podestá Mezzetta nació en Montevideo en 1978. Fichó por el Sevilla en la nefasta temporada 1999/2000 y desembarcó en Nervión junto al resto de compatriotas que llegaron al club hispalense por mediación de Paco Casal. Procedente del Danubio uruguayo, Podestá llegó al Sevilla como volante derecho aunque en el conjunto sevillista se adaptó a la posición de mediocentro defensivo, una demarcación en la que explotaba mucho mejor sus virtudes.

El centrocampista uruguayo era un futbolista de una garra descomunal, incansable y luchador, que destacaba en la recuperación y tenía cierta llegada a la portería contraria. Quizás su mayor déficit se encontraba en el aspecto táctico, pues perdía la posición habitualmente por su afan de lucha y de abarcar tanto terreno como pudiera. Poseedor de un carácter reservado, Podestá supo alejarse de la polémica que caracterizó a la mayoría de sus compatriotas contemporáneos en el Sevilla y se dedicó a demostrar sus dotes exclusivamente en el terreno de juego desde el primer momento.

Se hizo con la titularidad nada más comenzar la temporada y pronto, el sevillismo a compararle con Simeone por la similitud en el juego y su carácter ganador. Sin embargo, una inoportuna lesión en su rodilla durante las primeras jornadas cortó su gran proyección y le dejó en el dique seco durante el resto de la campaña. Ahí comenzó su particular calvario con su maltrecha rodilla, pues cuando parecía que estaba completamente recuperado y reaparecía en el terreno de juego las recaídas fueron constantes. Además, su estilo de juego no favorecía su recuperación pues el uruguayo lo daba absolutamanete todo en el terreno de juego. En sus cinco campañas como sevillista, solo pudo disputar 51 partidos oficiales, en los que anotó y se ganó el cariño de todo el sevillismo.

Ante la incapacidad de recuperarse definitivamente, el jugador uruguayo el remontada del Sevilla al decidió retirarse en 2004, cuando solo tenía 26 años. Podestá contó después de su retirada que en su recuperación hacía de mil a dos mil cuádriceps al día. El centrocampista uruguayo realizó un ejercicio de honradez y se retiró a pesar de que aún tenía contrato con el Sevilla. Para el recuerdo siempre quedará decisivo gol que certificó el ascenso a primera división en la campaña 2000/2001 y la Zaragoza en el Sánchez Pizjuán con un Podestá soberbio que lideró la remontada a base de fe y dos goles para terminar el partido expulsado bajo una incesante lluvia. Actualmente está a punto de cumplir los 38 años y vive una vida tranquila junto a sus tres hijos y esposa en su pueblo, Canelones, en Uruguay.

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Debray Darío Silva Pereira nació en 1972. El atacante uruguayo destacó a lo largo de su carrera, además de por su capacidad goleadora, por su movilidad en ataque y sacrificio sobre el terreno de juego, donde Darío aprovechaba su poderío físico para convertirse en todo un incordio para los defensores rivales. El delantero charrúa comenzó su carrera como profesional en las filas del Defensor Sporting y posteriormente en el Peñarol, donde como ya hemos comentado anteriormente formó una gran pareja atacante junto a Marcelo Otero y fue un jugador primordial para los éxitos del equipo, por lo que comenzó a llamar la atención de numerosos clubes europeos.

Finalmente, Darío Silva cruzó el charco y fichó por el Cagliari. Después de tres campañas y media en el Calcio a un gran nivel, donde vivió un descenso a la Serie B y el posterior ascenso, decidió probar fortuna en la liga española y firmó por el Espanyol en el mercado de invierno. En el conjunto perico no tuvo demasiadad fortuna y a pesar de dejar buenas sensaciones fue traspasado en la siguiente temporada al Málaga, que acababa de ascender a primera división.

En el Málaga pasó sus mejores años como futbolista, se convirtió en todo un ídolo para la afición y llegó a formar una pareja atacante letal junto al panameño Dely Valdés. Permaneció en el conjunto andaluz durante cuatro campañas y en la última de ellas frustró la clasificación europea del Sevilla en el último tramo del campeonato con sus dos goles en la derrota del conjunto hispalense en La Rosaleda por 3-2. Curiosamente, acabaría firmando por el Sevilla poco tiempo después. La deuda económica que el club malaguista mantenía con el uruguayo influyó determinantemente en la operación de su traspaso.

Llegó al conjunto sevillista con 30 años en la temporada 2003/2004 como el fichaje estrella de la temporada y símbolo del "salto de calidad", el lema elegido por el club aquella temporada para la captación de socios. Titular indiscutible con su selección, Darío Silva se ganó muy pronto a la afición sevillista con las declaraciones que realizó en su presentación conjunta con Germán Hornos, en las que definió al Sevilla como el mejor equipo de Andalucía y aseguró que había rechazado una oferta del Betis para venir al conjunto sevillista.
Sin embargo, Darío Silva no terminó de ofrecer lo que se esperaba de él y no llegó a alcanzar el nivel exhibido en el Málaga durante sus dos campañas como sevillista. El delantero uruguayo se vio eclipsado por la explosión de Julio Baptista y tras una primera campaña aceptable, en la segunda campaña tomó un rol más secundario dentro del equipo, lo que acabó propiciando su marcha al término de la misma. En total, Darío Silva disputó 65 partidos como sevillista y anotó 13 goles.

En la campaña 2005/2006 se marcha libre al Portsmouth inglés, donde solo permanece unos meses, entre otras cosas por una lesión en uno de sus tobillos y su bajo rendimiento. Una vez desvinculado del conjunto británico, Darío Silva se marchó a su pais con la intención de jugar en algún club uruguayo pero el destino le depararía un brusco final a su carrera futbolística. En septiembre de 2006, Darío Silva sufrió un grave accidente de tráfico con su vehículo que le acabó costando la amputación de su pierna derecha. Por suerte, el exdelantero del Sevilla logró salvar su vida aunque lógicamente tuvo que poner fin a su carrera futbolística a la edad de 33 años.

A pesar de ello, Darío Silva supo encajar bien el golpe. En un primer momento, quiso seguir vinculado al deporte y pretendió competir en remo para su pais en las olimpiadas aunque ese deseo se fue apagando con el paso del tiempo. Por medio de un amigo, consiguió una efectiva protésis que sustituía a su pierna derecha y para la recuperación se decidió por la equinoterapia, una práctica que, mediante el uso de caballos, mejora la salud de personas con lesiones físicas y psicológicas. Darío quedó fascinado con el mundo de los caballos e invirtió una fuerte suma para dedicarse a la cría y venta de equinos, se convirtió en todo un experto y aún hoy día sigue haciendo negocio con sus caballos. En 2009, disputó un amistoso como homenaje e incluso logró marcar dos goles. También coqueteó con la política durante un tiempo en los últimos años. Actualmente tiene 43 años y es todo un ejemplo de superación.

Darío Silva visitó a la plantilla del Málaga el año pasado:

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Germán Andrés Hornos Correa nació en 1982. Inició muy joven su carrera profesional en las filas del Fénix, donde comenzó a destacar como un gran goleador, llegando a proclamarse máximo goleador del Campeonato Uruguayo de 2002 con 25 goles. Un año después fichó por el Sevilla y fue presentado junto a su compatriota Darío Silva. El representante de futbolistas Paco Casal, de nuevo, estuvo detrás de ambos fichajes.

Germán Hornos se incorporó al Sevilla con solo 21 años en la campaña 2003/2004. Internacional absoluto pese a su juventud, era una de las mayores promesas del fútbol uruguayo y el conjunto sevillista desembolsó por su fichaje una cifra cercana a los tres millones de euros. Sin embargo, la presencia de Hornos en el fútbol español estaría marcada por la mala fortuna del uruguayo.
Fue el máximo goleador en pretemporada pero se lesionó en el partido amistoso de presentación ante el OFK Belgrado y no pudo debutar con el conjunto sevillista hasta el mes de octubre, donde jugó como titular frente al modesto Cerro de Reyes en la Copa del Rey. En ese encuentro el delantero charrúa anotó un hat trick pero a pesar de su esperanzador debut, no disfrutaría de muchas más oportunidades a lo largo del campeonato. Daba la sensación de que Hornos estaba demasiado verde aún para competir en primera división, por lo que el club le buscó una salida en forma de cesión al Valladolid en la siguiente temporada sin saber que ya no volvería a disputar ni un solo minuto más como sevillista. Hornos solo participaría en 20 encuentros oficiales con la camiseta del Sevilla, en los que logró anotar 5 goles.

Con la cesión de Hornos al Valladolid, en segunda división, el Sevilla se aseguraba de que el joven delantero contara con los suficientes minutos para que se adaptara definitivamente al fútbol español. El atacante charrúa se hizo pronto con un hueco en el once titular, riendiendo a un gran nivel y justo cuando atravesaba su mejor momento (había marcado 7 goles en los últimos 10 partidos), un grave accidente de tráfico durante sus vacaciones navideñas en Uruguay provocó que se debatiera entre la vida y la muerte, truncando así su buena trayectoria. Semanas después, Hornos logró recuperarse aunque los daños cerebrales sufridos impidieron su regreso a los terrenos de juegos. Al finalizar la temporada, el Valladolid acordó la prolongación de la cesión por una campaña más. A pesar del buen gesto del club vallisoletano, Hornos solo consiguió disputar un par de encuentros con el filial.

A su regreso al Sevilla en la campaña 2006/2007, el club decidió cederlo nuevamente, en esta ocasión a un conjunto de su pais, el Bella Vista. El delantero no encontró la estabilidad necesaria en su pais y en apenas unos meses pasó por hasta tres conjuntos uruguayos más, el River Plate, donde marcó algunos goles, Central Español y Tacuarembó. Tras finalizar su vinculación con el Sevilla en 2008, regresó a Europa para firmar por el Arles-Avignon, de la segunda división francesa, aunque no logró disputar ni un solo partido oficial y un año después retornó a Uruguay para probar fortuna en el equipo donde se había formado, el Durazno, de la segunda categoría uruguaya. Allí estuvo a punto de lograr el ascenso a la máxima categoría y tras pasar un tiempo sin equipo fichó por el Ñublense, un conjunto de la primera división chilena donde acabaría colgando las botas tras la finalización de su contrato en 2012. Actualmente tiene 33 años y no hemos podido averiguar ningún detalle sobre su vida actual. Aún así, hemos encontrado una foto de Germán Hornos celebrando su cumpleaños junto a unos amigos en agosto del año pasado:

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Gerardo Federico Magallanes González nació en 1976. Su primer equipo como profesional fue el Peñarol, donde desde muy joven comenzó a brillar. Tras la marcha de Darío Silva y Otero del conjunto charrúa, Magallanes cobró un mayor protagonismo en el equipo y su privilegiada zurda comenzó a llamar la atención de algunos conjuntos europeos.

A los 19 años firmó por el Atalanta italiano. Allí tuvo que superar una grave lesión que le mantuvo alejado de los terrenos de juegos durante unos seis meses y tras dos campañas en el fútbol italiano le surgió la sorprendente posibilidad de fichar por el Real Madrid, por lo que Magallanes no se lo pensó dos veces y puso rumbo hacia la capital de España. En el conjunto madrileño no encontró su sitio y no logró disputar ningún partido oficial, así que se marchó cedido al Racing de Santander en el mercado de invierno, donde a pesar de jugar habitualmente no se ganó la continuación para el año siguiente, por lo que el Real Madrid volvió a cederle, en esta ocasión, al Defensor uruguayo, donde a base de goles recobró el interés del Racing de Santander.

En su segunda campaña en tierras cántabras tampoco ofreció el rendimiento esperado y el equipo acabó descendiendo a segunda división. Posteriormente, se desvinculó del Real Madrid y regresó a Italia, donde aún mantenía buen cartel, para jugar en el Venecia. Allí realizó una buena campaña que le permitió disputar con su selección el Mundial de 2002 aunque no sirvió para evitar el descenso de categoría del conjunto italiano. En la siguiente temporada, se marchó al Torino para continuar jugando en la Serie A pero nuevamente vivió un descenso al finalizar la campaña y tras permanecer sin equipo durante varios meses, fichó por el Sevilla a mediados de la campaña 2003/2004, cuando su carrera futbolística comenzaba ya a caer en picado.

El Sevilla acababa de traspasar a Reyes al Arsenal y sorpresivamente anunció el fichaje de Magallanes, que a sus 27 años, regresaba a la liga española. Su llegada causó cierta sorpresa pues el conjunto sevillista tenía un claro superávit en la zona de ataque y no parecía una incorporación que guardara mucha lógica. Detrás del fichaje andaba Paco Casal, como en tantas otras ocasiones anteriores. El delantero uruguayo solo disfrutó de 51 minutos repartidos en 5 partidos y marcó un solo gol, curiosamente al Racing de Santander.
Posteriormente permaneció varios meses sin equipo hasta que en el mercado de invierno de la temporada 2005/2006 fichó por el Eibar, que militaba en segunda división. Allí tampoco encontró la estabilidad necesaria y apenas disfrutó de minutos, sumando un nuevo descenso a su larga lista de desencantos. Después probó fortuna en el Dijon, conjunto de la segunda división francesa, donde también permaneció solo unos meses. Finalmente, Magallanes puso fin a su carrera en 2009 tras un breve paso por el Mérida en segunda B. Actualmente tiene 39 años y reside en Santander.

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Ernesto Javier Chevantón Espinosa en 1978. Este batallador delantero poseía un gran olfato goleador y sabía explotar sobre el terreno de juego sus principales virtudes, una gran velocidad y un potentísimo disparo, además de su facilidad para engatillar a puerta desde cualquier posición y sus lanzamientos de falta directa.

Comenzó su carrera profesional en las filas del conjunto uruguayo del Danubio, donde mantuvo un gran idilio con el gol, llegándose a proclamarse máximo goleador del Campeonato Uruguayo con 33 goles. En la campaña 2001/2002 dio el salto al fútbol europeo fichando por el Lecce italiano, que pagó por su traspaso siete millones de euros. Allí permaneció tres temporadas a un grandísimo nivel y escribió su nombre con letras de oro en la historia del club al convertirse en el máximo goleador histórico del Lecce.

El gran cartel que se había labrado en el Calcio le sirvió para fichar por el Mónaco francés, que desembolsó por su fichaje diez millones de euros. El conjunto francés contaba con un equipazo, de hecho, la temporada pasada había quedado subcampeón de la Champions League. Chevantón permaneció dos campañas en el fútbol francés y a pesar de tener algunos problemas con las lesiones, firmó muy buenos registros goleadores durante esas dos temporadas.

El Sevilla, flamante campeón de la UEFA, iniciaba una nueva temporada (2006/2007) con el reto de mejorar la anterior campaña. La secretaría técnica vio en Chevantón al sustituto ideal de Javier Saviola, que se marchó del club al finalizar su cesión. El conjunto sevillista pagó alrededor de nueve millones de euros para contratar al delantero uruguayo de 26 años, convirtiéndose así en uno de los fichajes más caros de la historia del club.
Sin embargo, Chevantón no comenzó con muy buen pie su etapa en el fútbol español y una dolencia lumbar le impidió estar disponible hasta el mes de noviembre. Sus primeros minutos parecían indicar que tendría un paso exitoso por el Sevilla, Chevantón no tardó en marcar y en algo menos de 300 minutos, logró marcar cuatro goles, incluído un tanto que dio la victoria a su equipo frente al Real Madrid, pero el delantero uruguayo no terminó de hacerse con un hueco en el once titular ante la gran competencia de Kanouté y Luis Fabiano. En el mercado de invierno, el club contrató al delantero ruso Kherzakov, con lo que la titularidad estaba más cara que nunca. El Sevilla finalizó una temporada de ensueño y Chevantón solo pudo ejercer el papel de jugador revulsivo, aunque dejó buen sabor de boca y presentó unos buenos números de cara al gol.

La segunda campaña de Chevantón en el Sevilla fue de lo más accidentada, tras un cruce de declaraciones con el técnico Juande Ramos, éste dejó de contar con él. La marcha del entrenador manchego al Tottenham una vez comenzada la temporada esperanzó al uruguayo pero cuando el nuevo técnico, Manolo Jiménez, comenzó a utilizarle con más regularidad, una inoportuna lesión en su rodilla le hizo perderse casi toda la segunda vuelta del campeonato.
A pesar de haber ofrecido un rendimiento algo decepcionante en sus dos primeras campañas, Chevantón contaba con el calor de la afición sevillista, básicamente por su entrega en el terreno de juego y sus guiños a la grada en forma de declaraciones y gestos. Su tercera campaña sería más de lo mismo, el uruguayo nunca llegó a hacerse con la titularidad y una nueva lesión en su rodilla le hizo perderse la mitad del campeonato. En su cuarta y última campaña en el Sevilla, Chevantón ya no entraba en los planes de Manolo Jiménez y tras una primera vuelta en la que solo disputó doce minutos, se marchó cedido al Atalanta italiano. El delantero uruguayo ya no volvería a ponerse la camiseta del Sevilla y en sus tres campañas y media solo logró disputar 50 partidos, en los que anotó 15 goles. Su estancia en Nervión estuvo marcada por los constantes problemas físicos que sufrió.

En las filas del Atalanta tampoco disfrutó de continuidad y no logró hacerse con la titularidad. A su regreso al Sevilla, Chevantón tuvo que entrenarse con el filial sevillista al no contar para el entrenador, por lo que finalmente se desvinculó del conjunto sevillista y optó por regresar al conjunto donde había sido todo un ídolo, el Lecce. Sin embargo, Chevantón no gozó de la confianza del técnico italiano y se tuvo que conformar con adoptar un rol secundario. A sus 30 años, la carrera del delantero uruguayo comenzó a diluirse. Tras una campaña en el Colón argentino, donde sufrió otra grave lesión, no dudó en regresar al conjunto italiano a pesar de que militaría en tercera división por culpa del escándalo de amaños en el Calcio. Su salario apenas alcanzaba los mil euros mensuales.

En 2013, firmó con el Queens Park Rangers inglés un contrato de tres meses y posteriormente regresó a Uruguay para jugar en el Liverpool, donde decidió retirarse definitivamente en 2015, a la edad de 35 años. Actualmente reside en Lecce (Italia), es muy activo en las redes sociales y tiene un proyecto para crear una escuela de fútbol.

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José Martín Cáceres Silva nació en 1987. Defensa central aguerrido, no exento de técnica, rápido y expeditivo, de gran ímpetu en el terreno de juego y con ese gen ganador característico de los grandes futbolistas. Inició su carrera profesional en el Defensor Sporting, desde donde dio el salto al fútbol europeo para fichar por el Villareal, que desembolsó dos millones de euros por su traspaso.

Solo tenia 20 años, así que el Villareal le buscó una cesión al Recreativo de Huelva para que se adaptara al fútbol español y se fogueara. En el conjunto recreativista se hizo con la titularidad rápidamente y terminó convirtiéndose en una de las revelaciones de la temporada, llamando la atención del Barcelona, que no dudó en abonar al Villareal casi 17 millones de euros para hacerse con los servicios del joven defensor uruguayo.

En el Barcelona no terminó de hacerse con la titularidad y el conjunto catalán le buscó una cesión a la Juventus en la siguiente temporada. A su regreso a la ciudad condal, los blaugranas decidieron cederle nuevamente, en esta ocasión al Sevilla, que se guardó una opción de compra por el uruguayo.

En la temporada 2010/2011 desembarca en Nervión con el objetivo de ocupar el vacío que había en la zaga sevillista tras la retirada de futbolistas tan importantes como Javi Navarro o Ivica Dragutinovic. Cáceres cuajó una buena temporada en el Sevilla e incluso se convirtió en la mejor alternativa para el lateral derecho, una posición maldita desde que Daniel Alves abandonó el conjunto sevillista, por lo que la entidad nervionense no dudó en abonar los tres millones y medio de euros estipulados en la opción de compra y fichó definitivamente al joven defensor.
En su segunda campaña como sevillista, a mediados de la temporada, el club aceptó la oferta de cesión de la Juventus en una operación bastante rentable para las arcas del club. Una vez finalizada la temporada, Cáceres acabó firmando por el conjunto italiano tras el pago de los nueve millones y medio que habían acordado ambos clubes antes de la cesión. En total, el uruguayo participó en 55 partidos oficiales con la camiseta sevillista y anotó 2 goles.

Cáceres cumple ahora su quinta campaña en las filas de la Juventus, donde ha ganado cuatro ligas consecutivas y se ha consolidado en la selección uruguaya. A pesar de sus éxitos en el conjunto italiano, el defensa charrúa no ha conseguido plena estabilidad y su continuidad en el equipo ha sido intermitente por diferentes motivos. Su trayectoria en la Juventus ha estado marcada por sus constantes lesiones y salpicada por problemas ajenos a lo deportivo. En 2013 sufrió un grave accidente de tráfico, en 2014 sufrió otro accidente leve y el año pasado volvió a tener un accidente con su vehículo, un día antes del encuentro de la Juventus frente al Sevilla en la Champions League, aunque en esta ocasión dio positivo en el control de alcoholemia y eso le situó con pie y medio fuera del club, siendo apartado del equipo.

En el mercado de invierno sonó como uno de los posibles refuerzos para la zaga del Sevilla, aunque finalmente fue perdonado por el club y permaneció en el conjunto italiano. Sin embargo, una rotura del tendón de Aquiles en el pasado mes de febrero ha vuelto a dejarle fuera del equipo. Se espera que Martín Cáceres permanezca de baja entre seis y ocho meses, por lo que se perderá lo que resta de temporada y la Copa América con casi toda probabilidad.

En la actual plantilla sevillista, Uruguay sigue estando representada por el mediocentro Sebastián Cristóforo, un futbolista que llegó muy joven al Sevilla y en el que se tenían puestas muchas esperanzas. El uruguayo mostró muy buenas maneras en su primera campaña y pronto comenzó a ser comparado con su compatriota Inti Podestá.

Cristóforo comparte con el exsevillista muchas semejanzas en su juego, aunque el joven mediocentro tiene un mayor rigor táctico y una mejor distribución de balón, por lo que se podría decir que Cristóforo es una versión mejorada del bravo centrocampista que jugó en el Sevilla. Tras sufrir un calvario en forma de lesiones, el charrúa ha logrado recuperarse definitivamente en esta campaña y se ha convertido en un futbolista fundamental en el esquema de . A sus 22 años, Cristóforo ya es una realidad y tiene un futuro muy prometedor en el Sevilla.

Todos los uruguayos que han jugado en el Sevilla FC

Todos los jugadores uruguayos del Sevilla FC:

Datos actualizados hasta el 03/03/16



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