No me resisto a un buen thriller, todos los que pasáis habitualmente por aquí lo sabéis, y aunque no todos pueden ser porque la vida no me da para tanto y otras muchas lecturas me apetecen, lo cierto es que hay algunos que desde el primer momento llaman poderosamente mi atención nada más ver su portada y leer su título, como es el caso de esta novela. Hoy os hablo de Todos nosotros.
Mi opinión
En 1981, Madrid, los inspectores Diego Álamo y Roberto Guzmán investigan el atropello de una joven cuyo cuerpo presenta signos evidentes de un maltrato anterior. Todo se complica cuando dos jóvenes, de edades parecidas a la primera, desaparecen. Todas ellas fueron vistas por última vez en locales de copas.
Así arranca una novela que desde las primeras páginas agarra al lector por las solapas y lo coloca en el epicentro no solo de un misterio que no deja de crecer conforme avanza la lectura, sino que lo sitúa inmediatamente en el Madrid más ochentero, aquel Madrid de la Movida que está despertando de años de oscuridad. Un salto temporal y una segunda línea nos llevarán hasta los primeros años de este segundo milenio con el consiguiente contraste en la forma de investigar de unos policías que, además de con su intuición y capacidad de análisis, cuentan con todos los medios tecnológicos y científicos a su alcance. En ambos momentos temporales el autor salpica la narración con apuntes y hechos acontecidos en aquellos añosconsiguiendo situarnos en el contexto político y social de cada momento y culminando la magnífica ambientación con una fantástica y variada banda sonora que recorre títulos para todos los gustos.
El elenco de personajes creado por Javier Menéndez Flores merece mención especial. Trazados con mimo, tanto los buenos como los malos toman forma y se visten de carne y hueso para que los acompañemos en sus andanzas. Imposible no querer que un inspector como Diego Álamo entre en nuestras vidas si, por desgracia, tenemos necesidad de una actuación policial. Y es que él es el gran protagonista, magníficamente acompañado de otros, en el que se encarnan todos esos valores que deben guiar al buen policía y no, no está atormentado, ni es alcohólico, ni padece ninguna otra adicción. Diego Álamo es un hombre feliz, tiene sus cosas claro, pero es una persona normal y corriente que, además, ama su trabajo y lo lleva a cabo con pasión y entrega y qué queréis que os diga, me encanta encontrarme policías sin traumas, cosa bastante difícil en el género negro.
Como os decía al principio Todos nosotros es una de esas novelas que te atrapan desde sus primeras páginas mientras se adentra en el lado más oscuro del ser humano, ese en el que la maldad y la depravación parecen no conocer límites y el autor no nos ahorra algunos momentos realmente crueles de una violencia extrema tanto física como psicológicamente. Leer algunas escenas duele y aun así es imposible parar, al menos yo caí una y otra vez en la temida trampa mortal de un capítulo más y lo dejo. Muchas horas de sueño me ha robado Javier Menéndez Flores con una trama tan absorbente como bien hilada con la conducirnos, en ocasiones sin aliento, hasta un desenlace tan bueno como sorprendente.
En definitiva, Todos nosotros es un magnífico thriller que cuenta con una fantástica ambientación y con grandes personajes. Una gran novela negra que nos plantea un complicado misterio que termina resolviendo con solvencia. No os la perdáis, yo por mi parte no me voy a cansar de recomendarla.