Empecemos aclarando que este libro no es apto para los que rechazan las adaptaciones de clásicos. ¡No iba a leerle Los tres mosqueteros original al pobre Guisantito! La gran desventaja de las adaptaciones consiste principalmente en la reducción del texto (y la simplificación del léxico en la mayor parte de los casos). En esta ocasión Rafael Ordóñez facilita la digestión de la historia a los lectores más pequeños (vale, Guisantito ya no es tan pequeño, ¡pesa 1.700 gramos!).
Hemos echado de menos más choques de mosquetes y persecuciones más intensas, pero creo que el pequeño ha disfrutado oyéndonos (sí, sí, en plural) gritar la famosa proclama de "¡Todos para uno y uno para todos!". Y hablo en plural porque Papá Guisante ha asistido por primera vez a una sesión de lectura. No quiero ni pensar lo que se le cruzaba por la cabeza cuando me escuchaba explicarle a la panza que los de oscuro eran los malos, sugería que me encantaban los caballos gorditos de las ilustraciones o asentía con frases como "sí, claro, eso es una vaquita. ¿A que es mona?".
De las ilustraciones de Subi nos quedamos con los animalitos y las narizotas de algunos personajes. Los acabados resultan muy apropiados para la historia y el juego con elementos como cortinajes y bóvedas, escaleras y puentes, aportan una equilibrada estructura, muy armónica y atractiva al ojo del lector.
Banda sonora a cargo de Madrugada (Majesty)
_____________________________________________Los tres mosqueterosLumen, 2010