Revista Opinión

Todos Somos: Cien Años De Soledad

Publicado el 01 enero 2019 por Carlosgu82

Todos Somos: Cien Años De Soledad

Gabriel García Márquez ha sido el único escritor que ha podido ganar un premio nobel de literatura a base de un pueblo eternamente olvidado.
Seguro alguna vez has oído hablar de Macondo, el lugar donde se llevó a cabo muchas de la hazañas de la mayoría de los personajes inventados por el escritor colombiano Gabriel García Márquez (Gabo). Este pueblo (inspirado en uno real: Aracataca, Magdalena, Colombia) no lo podemos mencionar sin nombrar el clásico de la literatura: “Cien años de soledad”.
Este libro nos cuenta la historia de la familia fundadora de Macondo, desde que llegaron hasta la extinción del mismo. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son los primeros de la estirpe condenada a causa de matrimonio maldito, ya que se funda entre primos, y el mito dicta que los que se casen con parientes, sus hijos saldrán con cola de cerdo. A raíz de temores la historia se va desarrollando hasta alcanzar las siete generaciones.
El género en que está clasificada esta obra es: realismo mágico, por la inclusión de elementos fantásticos en su narración. Fue publicada en 1967 y ganadora del premio nobel de literatura en 1982. Se ha convertido en un clásico de todos los tiempos, llegando a postularse como uno de los libros más importantes de la literatura.

Seguro muchos de nosotros, los que hemos tenido la oportunidad de leer el libro, concordamos con Luis Alberto Crespo, escritor Venezolano, cuando dijo que todo el que lee esta obra no vuelve a ser el mismo. Cada palabra escrita se queda con nosotros de una manera única, nosotros nos volvemos la historia. Se nos “pega” la peste del “insomnio” a tal punto que se nos olvida el nombre de las cosas, pasamos meses enteros tratando de descubrir el nuevo invento del siglo, nos sorprendemos cuando conocemos el hielo (a pesar que ya lo conociéramos antes), peleamos en la guerra civil entre los liberales y conservadores, hacemos la siesta a la misma hora en la que todo el pueblo lo hace, vemos el espejismo de las mariposas amarillas, nos lleva el viento por la cólera del huracán y nos olvidan por nuestra maldición.
Esta obra sigue siendo un enigma, algo indefinible, pues de novela parece que no se tratara, ¿de poema en prosa tal vez? Los recursos literarios son como buena música para nuestros oídos, dulce al paladar de cualquier lector. Al atisbar cualquier letra que Gabo compuso, no puedes negar la genialidad de su mente. El mundo que conoces se desmorona y lo reforma en tu versión de un Macondo real. Lo leerías mil veces más y seguirías deleitándote como en la primera vez, lo vuelves el libro eternamente bueno que es.
Sin duda, el sueño de todo escritor es llegar a cautivar con una historia al mundo entero y sus generaciones indefinidas, pero solo unos pocos lo hacen, y ese es el caso de Gabriel. Con tan solo empezar a leer, ya la primera frase se te queda grabada en el corazón, con cierto aire de nostalgia, que es casi imposible de olvidar: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.Son miles de cosas buenas que podemos destacar de la obra, pero ahora me gustaría hablar de algo no fue tan bueno.
En la historia hay más de cuarenta personajes, y los Buendía son la mayoría. En el libro hay un momento que diremos que es como el “Clímax”, donde está la mayoría de personajes unidos, vivos, interactuando sus historias de una manera única, como solo un genio podría hacer. Pero cuando ya todo va disminuyendo, es decir, se acerca el final, a Gabriel García Márquez se le nota un poco ese afán por deshacerse de la mayoría de personajes a tal punto que, a mi parecer, fue muy brusco y rápido, ya que se “mataba” a dos o tres personajes con un aire tan solitario y fulminante, que no nos daba tiempo de decirles adiós. Sé que la historia debía hacer desaparecer muchos de los personajes para que sucediera ese magnífico y glorioso final, pero para mi opinión, se pudo deshacer de esos personajes de una manera más grande o más digna de la obra.
No digo que lo que hizo Gabo estuvo mal, pues no me atrevería, no tengo ningún derecho, lo que mi mente y sentimientos tratan de expresar es que, para un libro clásico e importante, esperaba un poco más al ir eliminando personajes.
En conclusión, este es sin duda uno de los mayores logros del mundo de la literatura, lo pondría justo debajo de la Biblia. Si eres un lector y aún no has considerado leer este libro, ahora es el momento. Sé que no te arrepentirás de haberlo hecho. Cien años de soledad te espera, pues tú eres su historia.
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