Respeto para todos
Todos somos Tordesillas. Todos vivimos y participamos en una sociedad especista que esclaviza a los animales nohumanos. Condenar a una determinada población por hacer lo mismo que se hace en todas las sociedades es algún tipo de incoherencia o hipocresía.
Lo que sucede en el denominada Toro de la Vega no es esencialmente diferente de lo que ocurre cotidianamente a nuestro alrededor. Por ejemplo, en los mataderos. O cuando la gente se sienta a comer trozos despezados de animales, o cuando compra otros productos de origen animal, o asiste a espectáculos en donde son utilizados animales nohumanos. Se trata de actividades que implican utilizar a otros animales sin su consentimiento y vulnerando sus intereses. Les causamos sufrimiento y muerte para nuestro beneficio.No hay ninguna diferencia con el hecho de comer animales o de consumir cualquier producto de origen animal. Detrás de todos ellos hay víctimas que son esclavizadas y asesinadas.
Que haya taurinos en contra del Toro de la Vega demuestra la arbitrariedad que existe en nuestros juicios acerca de la relación que tenemos actualmente con los demás animales. Establecemos diferencias irrelevantes entre las distintas formas de explotación, según nuestra conveniencia o gusto.
A las víctimas no les importa si las esclavizamos y asesinamos al aire libre o lo hacemos a puerta cerrada. Sólo quieren vivir y disfrutar de su vida en libertad.Aunque cause sufrimiento, la tauromaquia no es una "tortura" en el sentido estricto de la palabra. Y si consumimos productos de origen animal (carne, lácteos, huevos, lana,...) estamos causando de manera directa y deliberadamente sufrimiento y muerte a millones de animales inocentes.
Tampoco es "sadismo" ni "crueldad". Es especismo. El mismo prejuicio que causa toda la violencia que cometemos contra los demás animales.
Quienes participan en la tauromaquia no disfrutan por el sufrimiento, sino a costa del sufrimiento. Es una diferencia muy relevante. No disfrutan sabiendo que sus víctimas sufren, sino que precisamente ignoran dicho sufrimiento, para concentrarse en la estética o en la emoción que motiva el espectáculo.
Miremos lo que dice Leonardo Anselmi, activista contra la tauromaquia, y bien conocido por todos los taurinos y antitaurinos.
"Vi la grabación de la corrida en la que José Tomás indultó a Idílico. Estéticamente fue espectacular". ¿Aficionado repentino? "Una cosa no quita la otra. Hay que reconocer el aspecto cultural y tradicional de la tauromaquia", aclara.
¿Es Anselmi un sádico? Según el razonamiento de los antitaurinos sí lo sería. Pero yo creo que no lo es. Y lo que dice demuestra que se puede simplemente disfrutar de la tauromaquia por una cuestión de estética, no por sadismo.
No es sadismo, ni crueldad. Es especismo. Lo mismo da que la consecuencia de ese especismo sea la tauromaquia o sea un matadero. No hay diferencia. No hay diferencia ni para las víctimas ni desde el punto de vista ética.
Por tanto, si no hay diferencia entra la tauromaquia y el resto de la explotación especista, pedir sólo el fin de la tauromaquia, e ignorar al resto de las víctimas del especismo, es como pedir a una sociedad que esclavizara seres humanos que deje de esclavizar sólo a los blancos, ignorando al resto de víctimas de la esclavitud por ser de otra raza. Del mismo modo, abogar a favor del fin de un determinada forma de explotación animal, en lugar de pedir el fin de todo uso de animales nohumanos, es una discriminación injusta contra los demás animales.
La campaña contra el Toro de la Vega no está promoviendo el respeto por todos los animales más bien lo está ignorando y marginando. Porque está ignorando y marginando al resto de animales nohumanos que igualmente serán explotados y asesinados. Explotados y asesinados incluso por gente que participa en esa campaña, y que consumen productos de origen animal.
Es una campaña arbitraria, injusta y que no ayuda en nada a solucionar el problema. Más bien al contrario, este tipo de campañas hostiles sólo consigue que la gente que la apoya se reafirme aún más en sus intenciones y busquen patrocinadores y ayudas de políticos para continuar con más fuerza lo que hacen. Tal cual ha ocurrido con la tauromaquia.
La única abolición real es el veganismo. La abolición de la esclavitud que padecen todos los animales nohumanos. Esa campaña no promueve el veganismo. Solamente habla de una sola víctima de la opresión especista como si las demás no existieran. Esa campaña no tiene nada que ver con el veganismo. El veganismo abarca a todos los seres sintientes por igual.
Promover una campaña antitaurina es como hacer una campaña contra la pederastia que sólo tenga en cuenta a los niños blancos, discriminando al resto de niños sólo por no ser de raza blanca. O que solamente tenga en cuenta a los niños varones, pero que discrimine a las niñas por su sexo.
¿Qué pasa con el resto de víctimas? Lo que no tiene sentido es enfocarse en una sola forma de explotación especista o en una sola víctima o víctimas ignorando a todas las demás.
Si viviéramos en una sociedad - como ocurría hace miles de años - donde los humanos fueron esclavizados sin distinción, ¿acaso no sería racista pedir que solamente los humanos blancos estuvieran libres de la esclavitud, discriminando a otros humanos no-blancos?, y ¿acaso no sería sexista pedir que solamente los varones fueran libres de la esclavitud, discriminando así a las mujeres? Entonces, ¿acaso no es especista pedir - ya sea en un evento o una campaña - que solamente unos animales nohumanos de una especie concreta (toros, perros, caballos,…) estén libres de nuestra explotación?
El hecho de que la tauromaquia no sea esencialmente diferente de cualquier otro uso de animales nohumanos implica que no tiene justificación que nos centremos en denunciar la tauromaquia e ignoremos el resto de la opresión especista contra los demás animales.
La forma correcta de abolir la tauromaquia, y toda forma de explotación animal, consiste en ir a la raíz del problema: la mentalidad especista que considera que los demás animales son seres inferiores que existen para nuestro beneficio, y que permite y motiva nuestra violencia contra ellos.
Mientras no consigamos que este paradigma moral que impera en nuestra sociedad sea cuestionado y rechazado, no conseguiremos evitar que sus consecuencias se sigan sucediendo.
Si queremos cambiar las cosas, tenemos que confrontar el prejuicio del especismo de las personas que se encuentran a nuestro alrededor, y de nosotros mismo, y no desviar nuestra atención aisladamente otros casos de opresión especista que ocurren a cientos o miles de kilómetros, sólo porque nos parezcan más crueles o notorios.
Pensar que lo malo en el hecho mismo de que utilicemos a los animales nohumanos es solamente la "crueldad", significa fomentar la idea de que esclavizar a otros animales resulta inmoral sólo si se les maltrata o se les hace sufrir. Pero la esclavitud es igualmente injusta sin importar la manera en que se lleve a cabo.
La esclavitud es una violación del principio de igualdad: supeditamos los intereses de los nohumanos a los nuestros, para nuestro propio beneficio; les sometemos a la condición de propiedad para usarlos como recursos, como medios para satisfacer nuestras necesidades y deseos.
El problema es el hecho mismo de que utilicemos a los animales nohumanos como medios para nuestros fines; y no la manera en que les utilicemos. El error está en la esclavitud, y no en el tipo de esclavitud al que sometamos a los demás animales.
Si este razonamiento es correcto, entonces la única opción lógica es el veganismo.
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