Nuestros demonios siempre estarán con nosotros ya que en su mayoría son fruto de nuestras vivencias pasadas, de nuestras expectativas futuras e incluso de nuestras vivencias en tiempo presente, y eso es normal no porque seamos seres depresivos, lo es porque nuestro cerebro esta programado para sobrevivir y por tal motivo siempre recordara las situaciones adversas y se preparara para posibles peligros.
Al final de cuentas todo en la vida lo percibimos de forma en como deseamos hacerlo, podemos elegir ser enemigos de esos demonios tratando de reprimirlos, ignorándolos y aferrándonos a falsas creencias para evitar combatirlos, o podemos tratar de ser sus amigos comprendiéndolos, escuchándolos y tomando una lección de ellos.
Los demonios que nos hablan en nuestro interior no se pueden callar, nos hablan para evitar que repitamos errores pasados, nos muestran posibles cosas a las que debemos ser precavidos, a veces nos dicen las cosas de un modo tan agresivo que nos podemos llegar a sentir atacados pero la cuestión no es sentirnos acomplejados por las voces de nuestro interior, la cuestión es escucharlas y ver como aprender de ellas.