Revista Cultura y Ocio

Tokio Blues. Haruki Murakami

Por Mientrasleo @MientrasleoS
   
Tokio Blues. Haruki Murakami
     "La memoria es algo extraño. Mientras estuve allí, apenas presté atención al paisaje. No me pareció que tuviera nada de particular y jamás hubiera sospechado que, dieciocho años después, me acordaría de él hasta en sus pequeños detalles. [...] estaba enamorado, y aquel amor me había conducido a una situación extremadamente complicada. No, no estaba en disposición de admirar el paisaje que me rodeaba."
     Y ví que decía el autor eso de "No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realisa, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento."  Conociendo al autor por la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, y fascinada como terminé, esa declaración en El país era más que suficiente para lanzarme a por esta novela. Hará.... unos cuatro años, aunque he tardado un poco menos en traerla a mi estantería virtual. Hoy me redimo y traigo Tokio blues.
     Conocemos a Toru, un hombre de 37 años, ejecutivo, que al escuchar a los Beatles por casualidad, evoca su juventud en el Tokio de los años 70.  Recuerda a la novia de su mejor amigo, una mujer que lo fascinó hasta que el suicidio de este los separó... temporalmente; pues un año después tenían relaciones sexuales. Cuando la joven empieza a tener problemas se distancian y poco después se enamorará de Midori, una joven muy diferente que lo acompañará en su camino a la madurez.
      Lo curioso de Murakami es que vive en su propia historia, su atmósfera, esa que nos va desarrollando con sencillez a lo largo de toda su obra entre argumentos endiablados. En este caso es un libro muy natural en el que nos desgrana una historia de amor y libertades. Lo hace a su forma habitual, despreocupado de quien entra y sale siempre que ya conozcamos el camino de ida y vuelta. Hace, además, referencias literarias que hará las delicias de los amantes de la literatura, a obras como Gatsby. Guiños que se esconden teñidos de sentido del humor en esta novela que coge ritmo haciéndonos creer que vamos a conocer la historia entera cuando él es quien domina mediante preciadas informaciones. Porque si algo no pierde Murakami es el mando en las historias que nos cuenta. Nos dirige en su paso entre mundos como si estuviéramos hipnotizados.
     Da la sensación que buscara que nos identificásemos con alguno de los personajes cuando en realidad lo que hacemos es asomarnos a sus vidas buscando conocer el final de la parcela que nos cuenta y temiéndolo al mismo tiempo, como pasa siempre con este autor. Cada uno de ellos parece tener un punto que hace que lo sintamos cercano, casi propio. Y ahí reside la grandeza. Yo lo leí hace tiempo y aún recuerdo a Midori, con sus cosas y la media sonrisa que me hizo sacar alguna vez. Es muy difícil hablar de Murakami, de sus obras que parecen lentas pero en las que nunca dejan de pasar cosas. De  como es leer un libro de esos en los que apenas pasa nada y jamás dejan de pasar cosas, que se ve fluído, ténue, que nos engancha enredándonos hasta que cerramos su última página. Pero así es leerlo, y terminas con una resaca literaria que te hace buscar más del mismo autor.
     No se si Murakami se llevará finalmente el Nobel,  ni entraré en si ya ha demostrado merecerlo con su carera literaria o tiene que esperar más para demostrar algo. Pero evidentemente es uno de los autores a tener en cuenta dentro del panorama literario habitual. El título que hoy os traigo es el que lo hizo saltar de unas buenas ventas al privilegiado lugar que ocupa hoy, ese que lo empezó a colocar en el punto de mira y le hizo guardián de su intimidad. Así que la pregunta es bien fácil, ¿ya conocéis a Murakami?
     Gracias
     PD. Por cierto, esta es la canción. Cuidado, tal vez os haga recordar una historia


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