Revista Libros
Madera Noruega (norwegian wood) es un tema de los Beatles, cuyo título hace referencia al pino barato utilizado en Inglaterra para construir casas de clase media/baja. En la canción, una de estas construcciones es incendiada por un jovencito despechado, cuando su novia, después de invitarlo a su dormitorio, le histeriquea haciéndolo dormir en la bañera.
El protagonista de Tokio Blues, Toru Watanabe, al oír este tema por los altoparlantes del aeropuerto en el que espera abordar un avión, comienza a recordar vivencias de su dificultosa juventud: el suicidio de su mejor amigo, su posterior viaje a Tokio para estudiar en la universidad y la relación con la ex-novia de aquel, Naoko, cuya estabilidad emocional decae día a día, y a pesar de los esfuerzos de Toru, es internada en una granja de rehabilitación. En ese lapso, conoce a una compañera de clases, Midori, cuya vitalidad y desfachatez pone en blanco sobre negro la relación con la depresiva y amada Naoko. Alrededor de este triángulo afectivo, se mueven algunos personajes muy fuertes, como el egocéntrico Nagasawa o la inquietante compañera de cuarto de naoko, Reiko.
La estructura de la novela no contiene nudo y desenlace, sino más bien se lee como lo que son: recuerdos de un pasado atravesado por la presencia constante de la muerte y la depresión, cuyo magistral relato te arrastra lánguidamente hacia esa atmósfera, por lo que recomiendo evitar la presencia cercana de elementos punzocortantes durante su lectura, especialmente si esta ocurre en días grises y lluviosos.
Superando estos pormenores, la novela es realmente buena, tiene diálogos muy interesantes y su desarrollo nos permite conformar una excelente idea de cómo es la sociedad japonesa actual, ofreciendo algunas respuestas al por que ostentan una de las tasas más altas del mundo en el ítem suicidios.
Hablando un poco del autor, Haruki Murakami es probablemente el escritor nipón de mayor circulación mundial y una especie de puente literario con occidente; fanático del jazz, tradujo a varios escritores norteamericanos como Scott Fitzerald, Carver, Irving, Salinger y otros.
Particularmente me resulta un escritor ambiguo en cuanto a sus producciones, Tokio Blues y Kafka en la orilla, me resultaron novelas espectaculares y abandoné a poco de comenzar, la última editada en argentina: After dark; también me resulto penoso seguir con Spútnik mi amor y apenas si pude terminar un par de cuentos de los varios publicados en Sauce ciego, mujer dormida. Seguramente no haya sido el momento de leerlas. Sabrán esperarme.