Revista Viajes
Tokio es una ciudad que hay que disfrutar con calma, con mucha calma, y ya no sólo por su gran tamaño sino porque algunos de sus distritos es imprescindible conocerlos de día pero también de noche. En la noche de Tokio hay dos referentes: uno sería la zona de Roppongi con sus pubs, karaokes y discotecas, mientras que la otra es Shinjuku, y sobre todo Kabukicho donde hay ambiente las 24 horas del día. Por la noche Shinjuku enciende sus luces de neón y casi diría que hace la noche día con tanta luz. Es la imagen que tenía de Tokio, la que tantas veces había podido ver en fotografías, la imagen de una ciudad futurista con increíbles coches volando entre los edificios iluminados por miles de rótulos publicitarios, tal como puede verse en las antiguas películas de ciencia ficción. Sólo faltan los coches volando, pero siendo Japón es cuestión de tiempo que lo veamos.
Las calles de Shinjuku son para pasear pausadamente disfrutando de los escaparates de los restaurantes, donde la comida de plástico expuesta parece más real y apetitosa que la auténtica. Son para alucinar con los "pachinko" y el increíble e insoportable ruido que existe en el interior de esos locales con decenas o centenas de máquinas tragaperras, las más populares entre los japoneses. Son para contemplar a la gente deambular de un lado a otro, muchos buscando la cena tras una larga jornada laboral, o los jóvenes reunidos en una mesa delante de unas cervezas, de la marca "Asahi" por supuesto, o escrutando lo que anuncia ese camión que circula por la calzada con los rótulos iluminados y una música hortera....en definitiva, para ver otra forma de vida, muy distinta a la que estamos acostumbrados, o quizás no tanto.
En las arterias principales de Shinjuku, una vez abandonadas las calles más pequeñas y estrechas, los edificios crecen en altura así como los rótulos luminosos que ascienden recorriendo toda su fachada. Desde algunos restaurantes situados en plantas superiores se puede disfrutar de unas bonitas vistas del distrito iluminado, pero resulta harto complicado conseguir mesa cerca de los ventanales.
Las calles de Kabukicho aglutinan los locales de "striptee" y de alterne de Tokio. Este pequeño barrio situado al noreste de la estación de trenes de Shinjuku es considerado como el lugar más conflictivo y peligroso de Tokio, y por extensión de todo Japón. Pero no hay que asustarse porque pasear por el barrio rojo para nada es inseguro. Nosotros lo hicimos con total confianza ya que, cómo habíamos leído previamente, si vas en pareja nadie suele molestarte y los "captadores de clientes" o relaciones públicas de los locales de alterne sólo dan la paliza-vervalmente hablando- a los hombres o grupos de hombres para intentar que entren en ellos.
Aquí la mafia japonesa o "yakuza" tiene sus dominios. En principio no tiene que suponer ningún problema con los turistas, y de hecho nosotros campamos a nuestras anchas, pero si que les puede llegar a molestar que tomes fotografías y te lo suelen hacer saber poniendo cara de malas pulgas. Es fácil encontrar en las calles transversales coches de alta gama con los cristales tintados y el "gorila" esperando fuera. En alguna calle más estrecha si que te puedes sentir algo incómodo con tantos de esos "gorilas" mirándote, muchos de raza negra, forman pequeños corros en mitad de la calle y debes rodearlos para poder pasar.
Sin duda este local es uno de los más curiosos de Kabukicho; el Robot Restaurant
Intentamos infructuosamente cenar en un par de restaurantes que tenían muy buena pinta en Kabukicho pero la lista de espera que tenían era larguísima y tampoco era cuestión de perder el tiempo ya que eran más de las ocho y media, muy tarde para Japón. Al final con el apremio de la hora entramos en una taberna en Shinjuku y pedimos un par de platos al azar. Resultó caro, escaso y de poca sustancia, y es que las prisas nunca son buenas compañeras.
Y no me gustaría acabar con el recorrido por la noche de Tokio sin pasar por una de las calles de moda para los adolescentes de estéticas que están fuera de lo común. Takeshita Dori es una calle del barrio de Harajuku y en la que a lo largo de ella se puede encontrar cafeterías, restaurantes, tiendas de ropa, lencerías, heladerías, etc... Resultaba complicado poder dar un paso entre tantísima gente que recorre esta calle tan popular entre los japoneses, y eso que la tarde ya estaba avanzada y la noche había caído. En uno de los extremos de la calle está la estación de la Japan Rail de Harajuku con lo que resultó muy fácil y accesible llagar a Takeshita Dori.
Estas fotos sirven de ejemplo de algunas de las cosas que nos podemos encontrar en sus muy numerosos comercios. Atuendos de lo más variopinto que entusiasman a jóvenes de ciertas tribus urbanas. Por cierto, es a los comerciantes a los que no les gusta demasiado que se fotografíe sus tiendas y el género expuesto, así que alguna reprimenda me llevé por parte de ellos.
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