Más real que el Toledo real que tenía por fin ante mí me pareció el que había inventado durante el viaje.
Pero no; no era yo quien se había equivocado de rumbo, sino ella: la población que, entregándose repentinamente a mi fiebre de cazador, perdía de un solo golpe su encanto fugaz de presa.
Por eso no tenía ya que apuntar el ojo para dar en el blanco a cada momento, pues aquella página silenciosa -que los puentes distribuían en compactos párrafos interiores- era ya la crónica de Toledo, era ya Toledo.
Como Brujas, como Venecia, Toledo es una ciudad y es, igualmente, una "estación de sicoterapia". Su más recóndito sortilegio implica una gran lección.
¡Tantos siglos y tantos credos se han sucedido y entreverado sobre las rocas que la sostienen! Sinagogas y templos góticos, vías morunas y callejuelas.
Los escudos de algunas familias de hidalgos devotos y belicosos pactan, sin saberlo, en el viejo muro, con los arabescos y las espiras de los artífices orientales.
Jaime Torres Bodet. Pausa en Toledo (1955)
Etiquetas: Jaime Torres BodetFuente: http://miratoledo.blogspot.com.es/2016_03_01_archive.htmlSi te ha gustado este artículo, por favor, dale a "Me Gusta"
Revista Cultura y Ocio
Sus últimos artículos
-
Las Hoces del Cabriel, Cuenca, un Paraje de Ensueño
-
El Archivo Municipal ha incorporado a la misma 244 Fotografías realizadas por Luis García Garrabella, muchas de las cuales fueron editadas como postales en el Siglo XX
-
Los Molinos de Daicán. Tributos pictóricos a un paraje del Tajo
-
Escapate a Segovia un Fin de Semana