O toma y dame. Te doy porque tú me das.
Te doy para que me des.
Estas sentencias contundentes llevan, lógicamente, su retranca.
Suele decirse qie, nadie da nada por nada. Y si lo miran con detenimiento tuene su punto de razón. Lo vemos en los cumpleaños, en las bodas... Fulano nos regaló tal cosa, ¡vaya potro!. "Pues nosotros, cuando se casaron, les regalamos tal otra, que por supuesto, ni que decir tiene, era de mucho más valor.Eso que decimos de que con un detalle ya estás cumplido, generalmente, es lo que aparentamos dar a entender, que a la vuelta de la esquina siempre miramos de soslayo el regalo y matizamos lo de "potro" para que quede claro.