Me pregunto si los populistas -los de nuestra España también, claro- que en el mundo son no podrían tomar nota del inmenso carajal en que se ha convertido el Brexit. ¿Podrían aprender algo de este tremendo lío, cuyo enésimo vodevil acaba de vivirse en el Parlamento británico? ¿Podrían anotar algunos de nuestro noreste que no se pueden someter decisiones complejas a un mero "sí" o un "no"; que no se debe dividir, fracturar y romper una sociedad a estas alturas de la historia, y más cuando es para dar pasos atrás?
Situaciones como la del Brexit enseñan que cuestiones tan trascendentes, que pueden marcar a muchas generaciones, son caldo de cultivo de demagogos y, a la postre, suponen una involución.
Yo defiendo la existencia de la Unión Europea, un proyecto transnacional que ha puesto fin a guerras y conflictos en un continente cuya historia está escrita en los cementerios. Dos guerras mundiales se originaron aquí, no lo olvidemos. Y creo que debemos salvaguardar la consolidación de este proyecto, aún en desarrollo y con mil problemas, frente a los reaccionarios y a los involucionistas de toda condición.
Claro que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, así que no sé si las lecciones de la historia servirán para algo. Alguien debería leer, o releer, una obra que compendia muy bien la historia contemporánea europea, Postguerra, de Tony Judt. Un historiador británico, por cierto.