He visto los caminos sutiles de la noche
conducir las ciudades
hacia una forma apasionada,
fantástica, lejos de toda imparcialidad.
Y el ansia nos ha puesto arenas en los ojos
y hemos dicho 'hay un sentido, hay un sentido'.
Pero acaso no buscábamos sino ser engañados,
porque el mundo no se conoce a sí mismo
y sutilmente la noche
nos conduce a su designio.
He visto a la noche
sutilmente esmerar una sombra,
un gesto, un pensamiento,
y a la mañana no eran nada.
(Ay, ¿cómo podré conocer a la noche
yo que no la comprendo?
¿Cómo podrá conocerse a sí mismo
aquel que ni el mundo conoce?
¿Y en qué podrá reconocerme el mundo,
en qué podrá reconocer lo que es suyo?)
En los caminos inciertos de la noche
ha habido momentos fugitivos y delicados
en los que he visto las cosas como ya vistas antes;
he visto en las noches apasionadas
momentos que nacían como ya antes nacidos,
como antes aprendidos en otro lugar.
He visto a la noche tendenciosa
detenerse con secretas brisas
a pesar de las preguntas que mueren como un eco,
y en su designio oscuro,
cada cosa el comienzo de un ignorado curso.
'Hay un sentido, hay un sentido', pero
acaso no buscábamos sino ser engañados,
porque el mundo no se conoce a sí mismo
y sutilmente escapa su designio.