Revista Libros

Tommaso y el fotógrafo ciego, de Gesualdo Bufalino

Publicado el 01 febrero 2010 por Barcoborracho

Tommaso y el fotógrafo ciego, de Gesualdo Bufalino


Editorial Norma, Bogotá 1996.
Traducción Yolanda González Pacciotti


La literatura negra intenta un retrato de la sociedad mostrando lo abyecto de su conformación, las relaciones perversas que contiene y que el héroe, contaminado por el medio, trata de atravesar como mejor puede, encontrando un particular punto de vista.
Probablemente esta definición no satisfaga a Hammett, pero es más o menos como lo ve este siciliano adorable.
Pues Bufalino es un tipo encantador.
Debió haber sido un conversador genial, lleno de detalles de la aburrida vida cotidiana, que por una transmutación de su pulso se vuelve épica. Y, a la vez, sencilla y fatal.
Tommaso es un ex-periodista que decide huir del medio social, por razones varias (es una paja "reseñar sin contar") y encalla en un edificio como portero. Se entera así del paso de los días del conjunto de gente que lo habita. Hay un fotógrafo que quedó ciego, del que se hace amigo y que, contratado por un grupo berlusconiano (ricachones que practican orgías para pasar el rato y porque lo pueden pagar), termina envuelto en un asesinato y luego, también, es asesinado él por ser posible testigo.
Se enteran los medios del lío y de la posible posibilidad de que el fotógrafo ciego tenga fotografías de los participantes. Y así sigue, más o menos, la trama principal, con investigación, el pedido de su antiguo periódico a Tommaso para que cubra el caso y este que se pone a investigar, obteniendo datos varios.
El universo entero de la narración, ocurre en el edificio. Hay todo tipo de habitantes allí, desde anarquistas hasta dramaturgos en retiro, igual que noblezas en quiebra y travestis amables. En todo caso, más que en el edificio, lo que ocurre tiene lugar en la particularidad que es Tommaso, y más aún en su prosa. En forma de diarios se narra la historia. Y al igual que en los diarios (lo saben quienes escriben uno) no todo es verdad, más bien al contrario, Tommaso delira y delira, con una poesía que asoma a mostrar el sombrero emplumado y una boca sonriente.
La aburrida historia, tonta historia, solo tienen valor si uno le presta atención al orden en que van conformándose las frases. Es aquí, en la poesía de la prosa, donde es placentero estar.
¿Qué más puede pedirle uno a un libro?
En verdad es medio tonta la historia. Y resolución es una burla al lector, supuestamente, pero no pega.
Pero la edición está buena y la traducción también. Y hay páginas que son, magistralmente, páginas. Y metáforas que, a todas luces, son metáforas.
¿Qué más puede pedirle uno a un libro?
Probablemente nunca sepamos qué pedirle a la literatura y que ella, jodidamente, nos dé lo que no sabemos y tomamos porque sí, hipnotizados por el sonido y la luz las manchas negras y los espacios en blanco.
Bufalino publicó su primer libro a los 60 años. El resultado es tesón y amabilidad y encantamiento.

Hace mucho calor últimamente.


Tommaso y el fotógrafo ciego, de Gesualdo Bufalino

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