Revista Infancia

Top 12 ingredientes para una disciplina consciente (Parte I)

Por Pingüicas

Top 12 ingredientes para una disciplina consciente (Parte I)

En el libro, El secreto de educar niños felices y seguros, Tracey Hogg habla acerca de lo que ella llama una “disciplina consciente” y lo muestra como una forma de enseñarle a nuestro hijos técnicas de autocontrol que le ayuden a manejar sus emociones, al mismo tiempo que le recuerden cómo comportarse de forma adecuada. Para ello, Hogg sugiere estos 12 “ingredientes” para trabajarlo. Aquí van los primeros seis:

1.- Analiza cuáles son los límites importantes para ti y establece las reglas. Ten muy claro qué es lo que sí y qué es lo que no permites. Más importante aún, sé consistente con estos límites.

2.- Observa tu propio comportamiento para ver qué le estás enseñando a tu hijo. La mejor manera de enseñarles autocontrol emocional es a través de nuestro ejemplo: si tú gritas y avientas cosas cuando te enojas, ¿cómo crees que él va a reaccionar cuando esté molesto?

3.- Escucha lo que dices para asegurarte sea que seas tú la que está a cargo y no tu hijo. Por ejemplo: “Pedro no me deja sentarlo en su sillita del coche” o bien, “María me hace quitarle todas las zanahorias a la sopa”. Recuerda, a final de cuentas, la que aquí manda eres tú.

4.- Siempre que sea posible, evita las circunstancias difíciles. Recuerda que cuando los niños son pequeños, pueden llegar a sentirse abrumados por demasiado estímulo, así que trata de evitar los “demasiados”: demasiado ruido, demasiados niños, demasiado tiempo, demasiada actividad… sólo tú conoces a tu hijo para saber cuánto es suficiente.

5.- Mira la situación a través de los ojos de tu hijo. Hay que ser comprensivos. Si tu bebé vacía todo el salero en el piso, recuerda que no lo está haciendo por molestarte, sino por curiosidad. Es parte de su manera de conocer el mundo. O bien, si dejas que tu hijo salte en el sillón de tu casa, no puedes regañarlo cuando llega directamente a saltar en los sillones de su abuelita. Lo que sí puedes hacer en ambos casos es explicarle qué sí y qué no, cuándo sí y cuándo no.

6.- Elige tus batallas. Una vez más, ponte en los zapatos de tu hijo. ¿Quisieras que alguien te estuviera regañando y corrigiendo todo el tiempo?  Piensa acerca de qué es lo más importante para ti y enfócate en eso. ¿Y en qué otras cosas crees que te podrías relajar para hacer la convivencia un poquito más amena?


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