Revista Festivales

Tópicos tangueros aceptados «a veces» como verdades(manual del milonguero principiante)

Por Sonriksen
TÓPICOS TANGUEROS ACEPTADOS «A VECES» COMO VERDADES(MANUAL DEL MILONGUERO PRINCIPIANTE)
Este post no tiene rigor científico. Tampoco valor estadístico. No pretende derribar mitos milongueros, Los mitos se derriban solos, aunque a veces el vino acompaña. Son, eso sí, verdades dichas por trasmisión oral, que al ser trasmitidas  a generaciones posteriores se transforman y falsean. Casi como este decálogo.

1 - SI SE VISTE BIEN, BAILA BIEN.

Vestirse bien. Con traje, complementos, vestidos, esmero. Un ritual que con el tiempo se tergiversa o manieriza entre la parcialidad masculina. La femenina nunca pierde de vista el buen vestir, y además, la mujer  tienen el buen criterio de acompañar la vestimenta con el estilo y el buen baile. Si viene de otro sitio, tiene la precaución de llevar un vestido —además de los zapatos— en el bolso. Y en el vestuario se transforma. En cambio nosotros... los hombres...Todos hemos visto casos extremos de desprolijidad. Y también de excesivo acicalamiento. Pocos somos los trajeados en la milonga. Y eso quizá por la influencia de la vieja escuela, que siempre usaba traje, aún con 35 grados de calor. Porque hasta el traje más barato disimula una mala postura, arma al milonguero y le sirve de escudo ante el embate surreal de la existencia.

 Hoy en día hay una mayoría masculina que prefiere un estilo informal, (camisa y pantalón de cinco pinzas) Y una minoría desastrosa que prescinde de convencionalismos(en cursiva las frases hechas) y va a la milonga con camisetas de festivales y un poco de bouquet a futbol debajo de la axila. Ahora bien. Aunque ir a bailar bien vestido es preferible y hasta deseable, muchas veces el tópico no acompaña al bailarín. Hay bailarines espantosos, bien vestidos y mal vestidos. Y bailarines sublimes, con traje o de pantalón corto. Mi consejo es que vayan a bailar, queridos principiantes, como sienten que deben ir. Aunque si respetan el ritual y honran la delicadeza que la mujer tiene para ir a la milonga, seguramente ganaran algún punto en el camino del milonguero.

2 - MUCHAS CLASES, CON MUCHOS PROFESORES: EL CAMINO DE LA MILONGUERIDAD

Hay que tomar muchas clases, complementarlas con muchísimas noches de milonga. Quedarse a un lado de la pista y observar como bailan los viejos y viejas milongueras. Hasta ahí todo bien. Pero si eres de los que toman clases con todos los profesores y maestros que puedes(dichoso de ti,  que  inviertes en tango) tengo que advertirte algo: La variedad y la simultaneidad no son garantías. Hay un lógico camino de aprendizaje y experiencia. Y por experiencia sé que vamos buscando otros puntos de vista y otras técnicas antes de agotar el saber de nuestros primeros profesores. A veces hasta tomamos clases de intermedios y avanzados sin saber siquiera donde estamos parados. Tengamos paciencia, transitemos cómodos el camino de nuestros primeros tangos con las sabias palabras y lecciones de los maestros, siempre que no sean caraduras buscavidas. Porque buscar las clases de los mejores corriendo como perros ladrándole a los coches no hace mejor nuestro baile. Como dice mi querido amigo Javier Loguzzo: Hay una etapa en que uno va como caballo desbocado y por tomar clases con todos los profesores que puede anula las posibilidades de progreso quedándose en el mismo sitio.

O algo así. No recuerdo bien como lo dijo porque entonces sonaba Darienzo y salí loco a bailar.

3 - EL HOMBRE LLEVA Y LA MUJER SIGUE, POR ESO LA MUJER APRENDE PRIMERO

Déjenme que me ría un rato largo. Este es un supuesto peligroso que, mal entendido, provoca discusiones y disputas. No les digo en esas parejas de principiantes que llegan juntos a aprender y muchas veces terminan a los gritos por incompatibilidad de movimientos.

NO ES VERDAD. 

Cada pareja, cada persona tiene una forma de aprender. Y cada cuerpo un tiempo para asimilar la enseñanza. Más allá del concepto y la practica hay una lenta asimilación del alfabeto tanguero. Lenta, necesaria, paciente. Y paciencia es lo que nos falta muchas veces. Allí donde las muchachas perseveran, es donde abandonamos nosotros o vamos, en busca de soluciones mágicas y otros profesores. 

NO ES VERDAD QUE EL HOMBRE LLEVE, SIEMPRE: Muchas veces la forma de acomodar el cuerpo de la mujer invita al hombre a acomodarse a su compás. Y aunque aparentemente sea el Leader, como se dice, quien parece marcar el compás, está perdido si no se comunica con su compañera(o compañero) y establece un juego y territorio compartido. Allí se ve la riqueza del baile, en ese terreno de improvisación, misterio y sugerencia. Observen la pista. Verán que los mejores bailarines a veces se hacen parcos en movimientos, solo para que sus compañeros o compañeras deslumbren. Y eso no es algo estudiado, sino lo que impone el tango que suena. 

4 - LLEGAR TARDE A LA MILONGA ES DE PRINCIPIANTES.

En esta milonga que es la vida hay de todo. Hay quienes no pueden vivir sin bailar y por eso van temprano a la milonga, para agotar todas las tandas. Y quienes llegan a último momento para bailar aunque sea tres tandas. Es verdad que los principiantes prefieren las tandas primerizas, porque la pista está vacía y pueden «equivocarse» antes que lleguen los que saben (y esto lo pongo entre comillas, porque uno nunca se equivoca, sino que intenta hasta que, por repetición, va depurando el movimiento), o los que ellos consideran que saben. Por ese mismo supuesto se dirá que el principiante prefiere la tanda llena y el interior para que los demás no noten su inexperiencia. Y aunque es verdad que a todos los que bailamos nos encanta tener mucha pista vacía para jugar a ser coreógrafos y hacer la gran Verón, Naveira y Salas mientras suena Piazzolla. Pero tengan en cuenta este humilde consejo: 

MUCHACHES PRINCIPIANTES: Nadie está mirándolos. A no ser que se pongan directamente en el derrotero de quienes saben un poco más. Y ni aún así. Bailen, procurando no molestar y respetando la música. 

En cuanto a la hora de llegada, dependerá de cada quien.,  Con estos tiempos que corren el que llega temprano es el que puede.

6 - LA GENTE SABIA ES LA QUE MENOS BAILA.

Hay en este punto muchos factores implicados. Tantos como personas que van a la milonga. Reconozco que nunca fui de guardarme en ninguna tanda. Y también que, muchas veces dependemos de la particular atmósfera de la milonga, del concurso y concurrencia de los participantes, del capricho del musicalizador, que a veces no interpreta la pista y se limita  a desplegar un playlist que trae de la casa. La verdad es que hay noches en que uno quiere bailarse todo. Y otras que no. En ambas ocasiones se ven «Los hombres sabios» como canta,(discriminando) Castillo, al costado de la ronda y comentando tal o cual pareja o tango. No digo que esas gentes no sean sabias. y que cada vez que salen a bailar marquen una diferencia. Pero también hay sabiduría en quienes bailan casi todas las tandas, porque con el cuerpo cansado es cuando se ven en la pista genialidades irrepetibles. Y cuerpos anquilosados, que se aligeran y vuelan. Muchas veces los que bailan poco son solo posturistas y criticones.  Y se han quedado tan fijos en su papel de milongueridad que ya no disfrutan del simple y elemental placer de bailar. 

Bailen todo lo que puedan, porque cuando no puedan se lamentaran de aquellas buenas tandas perdidas.

6 - EL CARRIL DE ADENTRO DE LA PISTA ES PARA LOS PRINCIPIANTES Y EL DE AFUERA PARA LOS ENTENDIDOS, QUE SABEN CIRCULAR.

¿Dos carriles? ¿solamente dos carriles? Hay muchos más. Y quienes prefieren bailar tranquilos en el centro, avanzan igual, y bailan muchas veces mejor que aquellos que corren carreras por el exterior. Sigo repitiendo lo mismo: Cada bailarín es un mundo. Y cada milonga es diferente, milongas hombres, milongas mujeres. Esta verdad popular es un arma de doble filo, una espada de Damocles pendiendo sobre los bailantes. Cualquiera que se sienta aventajado, avanzado, incluso elevado a la categoría de maestría superior(una tentación que solo unas pocas personas iluminadas saben rechazar) se empeñará en el carril exterior,  de ser posible casi saliendo de la pista, con el afán de demostrar su pericia. Pero, no olvidemos, querides principiantes, qué bailar tango es un asunto intimo, un hecho consumado entre dos personas que se abrazan. Con el tiempo comprenderán que es mucho mejor deleitarse en esos pequeños momento de comunicación y magia, que mostrar y demostrar. Bailen donde tengan espacio y sientan comodidad. Pero bailen.

7- CABECEO SIEMPRE. INVITACION A PIE DE MESA, NUNCA.

El cabeceo es una convención. Por la cual se declina o se acepta bailar con tal o cual persona. El cabeceo además impide que haya una situación incomoda en caso de rechazo o de tener que rechazar. He de decir que cada sitio tiene su forma de cabecear o sacar. Y cada persona también. Cuando comencé a bailar, allá por los 90, en Rosario, el cabeceo no se estilaba. Uno iba hasta la mesa y sacaba, porque en aquellos años de pocas milongas todos queríamos bailar y no nos hacíamos ascos. Aunque después no llegáramos a terminar la tanda. En aquellas tibias noches en que dejamos de ser principiantes para formar parte de la cofradía del misterio tanguero, bailábamos casi siempre, aunque recuerdo una aciaga noche rosarina en que me rebotaron tres veces(muchos años después) y otra aciaga noche pergaminense en que cabeceando a medias me soltaron un Noooooooo, ostentoso. En ambos casos tuve que hacer lo único que cabía: la retirada lateral con un buenn..mascullado entre dientes.

Me gusta cabecear. Que el gesto atraviese la pista y traspase a las parejas que bailen. Es un misterio que los iniciados ven como algo mágico. Aunque a veces el cabeceo es interceptado por velociraptors que se apresuran en tandas disputadas a sacar invadiendo el espacio íntimo de la otra persona. Muchas inicios de romance se han perdido así, por los apuros de un interceptor atolondrado y sin conciencia.  O por la nebulosa oscuridad de la sala que acrecienta la miopía de quienes esperan. 

El cabeceo es preferible. Pero si la circunstancia lo impide, no se priven de invitar a bailar. Como sea. Incluso apelen al método intermedio. Caminen un trecho y saquen en envión desde una distancia razonable. Así, si la mirada es intencionadamente vaga o se desvía, impactando en el medio del orgullo, podrán seguir de largo hasta el baño, el bar o hacia el refugio de una conversación con desconocidos de  cercanías.

ESO SI. NUNCA. BAJO NINGUN CONCEPTO, saquen a la muchacha(o al muchacho) lindera/o a quien acaban de cabecear o invitar y los ha rechazado.

NUNCA. 

8 - PARA BAILAR EN LA MILONGA HAY QUE CONOCER Y RESPETAR LOS CÓDIGOS.

Sí. Y no. Si los códigos son como una biblia opresiva, deprimente y cargada de conductas, como las reglas de etiqueta en la mesa compiladas por la Marquesa Richepin en el Siglo XVII, no le hagan caso.

El código es muy simple. Y se hará mucho más simple a medida que bailen y lo comprendan. Pero la milonga está llena de gente llena de códigos. Y gentes sin conciencia ni vergüenza. En el medio están quienes se dejan guiar por  la lógica y el respeto por los demás, y con eso les alcanza. Pero si quieren un mini código exprés, por decir cuatro o cinco cosas ahí les va:

 No retrocedas. No te cruces bailando, ni cruces la pista por el medio, si no estás bailando. No hables(fuerte)si estas bailando. No bailes el primer tango que toca una orquesta en vivo. No interrumpas(conversación, baile, exhibición o circulación). No hagas coreografías robándole el espacio a las otras parejas. No enseñes en la pista ni te pares.

 Y sobre todo, no te creas mejor a nadie.

9 - VARIEDAD EN LAS FIGURAS, SINÓNIMO DE BUEN BAILE. 

Otras de aquellas tentaciones difíciles de rechazar. Hoy por hoy parece aceptarse como verdad impuesta que el que mejor baila es el que tiene una infinita variedad de pasos, recursos y figuras que domina con soltura y sin despeinarse. Pero, ¿eso es bailar? ¿Se siente cómoda la otra persona con el sobresalto, con el imprevisto artero y taimado? ¿o prefiere acaso cerrar los ojos y dejarse llevar por la caricia de la música y un abrazo confortable?

Cuando comenzamos a bailar gastamos una cantidad ingente de energía, energía que a medida que pasa el tiempo vamos ahorrando y depurando. Los grandes bailarines, las grandes bailarinas hacen lo justo y con un arte y una precisión que enamora por su sencillez. Piénsenlo cuando se sientan tentados a tirar pasos estilo metralleta.

10 - ABRAZO ABIERTO, TANGO NUEVO. ABRAZO CERRADO, MILONGUERO.

Y también abrazo pulpo en Pugliese, abrazo flojo y elástico con Johansen y abrazo kilométrico en Piazzolla.

 ¿Como? ¿Que Piazzolla no se escucha en las milongas porque la gente se sube a la melodía y al desbordarse de emoción le da por metaforizar y hacer zancadas de cuatro metros con pasos que parecen hecho con botas de cuatro legüas?

¿Que Piazolla es inbailable? Dejenme que me ría otra vez.

Ninguna verdad es eterna. Hasta hace no mucho tiempo solo existían para los sabios de la milonga las fundamentales: Troilo, Darienzo, Di Sarli, Pugliese. 

Los musicalizadores no suelen poner los temas interesantes de Piazzolla. Y esto se debe a su duración rompe tandas. Una sola vez en toda mi vida milonguera, mi primer maestro de tango puso, en una milonga que musicalizaba, Bandoneón, de la Suite Troiliana. Para quienes no conozcan, el tema comienza con un lento intenso y se va volviendo frenético a medida que pasan los ocho minutos de la composición. En aquella noche de domingo, en un sótano roquero ganado para el tango, solo un profesor y milonguero se animó a bailar eso. Pasan los años, y aun sigo esperando otra noche como aquella, en la que nos pongamos a volar con la música del maestro. Perdónenme la digresión. A esta altura del post deben saber ya que no existen verdades absolutas. Que cada cual es un tango, que cada quien, con quien nos toca bailar, es un universo que confluye con nuestro universo de sensaciones y emociones. Universo acrecido por la orquesta, el momento, la compañía, la oportunidad y todo aquello que en deriva nos llevó a ese instante en que estamos abrazados. Con esto quiero decir, dando casi por finalizado este sucinto y acaso inútil opúsculo que no conviene atornillarse a ningún abrazo y a ningún concepto. Que el abrazo se mueva, sea flexible. Y el punto de vista y la opinión también. Así nuestro tango crecerá y nosotros creceremos en el tango, disfrutando. 


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