El coche pierde su dominio sobre el asfalto a pasos agigantados. Si la tendencia hacia formas de desplazarse más limpias ya era patente antes de la pandemia, la irrupción de esta no ha hecho más que disparar la toma de conciencia sobre la necesidad de frenar la contaminación ambiental.
Debido al confinamiento masivo en la primera ola de la pandemia, los niveles de CO2 en el ambiente cayeron hasta más de la mitad, según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente. Se comprobó así cómo la calidad del aire mejoraba no solo de manera notable, sino también muy rápida, al reducir el tránsito de vehículos a motor.
Los organismos públicos se posicionan a favor del transporte eco
Tanto el gobierno central como los ayuntamientos, sobre todo los de las grandes ciudades, están tomando medidas que persiguen una doble meta:
Por un lado, dificultar el acceso de vehículos con motor de combustión a los centros urbanos, mediante el pago de tasas o la prohibición de circular por las zonas más céntricas en determinadas franjas horarias.
Por otro, dotar a las ciudades de más espacios donde sus habitantes puedan moverse a pie o en los llamados vehículos de movilidad personal (VMP), en cuya categoría se incluyen bicicletas, patinetes eléctricos o segways, por mencionar solo algunos.
Según una noticia publicada en diciembre en El País, el Gobierno repartirá 2.000 millones a ayuntamientos y comunidades para crear zonas de bajas emisiones.
En ciudades como Zaragoza ya se encuentran puntos donde alquilar no solo bicicletas sino también patinetes e incluso motos eléctricas. Y en Barcelona, según su Ayuntamiento, el uso de la bicicleta creció en junio de 2021 un 20% comparado con datos de antes de la pandemia.
Más que un “transporte verde” para los ciudadanos
Según los responsables de topmovilidad.com, un portal que promueve la movilidad sostenible y e invita ponerse en movimiento para mejorar la salud, los urbanitas están descubriendo en los vehículos de movilidad personal no solo una forma más ecológica de desplazarse, sino también otras ventajas:
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Ahorro de costes, ya que se trata de vehículos que no necesitan combustible y que no requieren un mantenimiento costoso, ni la contratación de un seguro.
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Facilidad de uso. No es necesario hacer prácticas ni pasar un examen para conducirlos. Además, se pueden conectar al smartphone para controlarlos e incluso obtener datos sobre el ejercicio realizado, la ruta seguida, etc.
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Es una forma divertida y barata de hacer ejercicio al aire libre incluso aprovechando los trayectos al lugar de trabajo o estudio.
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La posibilidad de desplazarse sin tener que sufrir las aglomeraciones del transporte público, algo que preocupa especialmente en época de pandemia.
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Recuperar el simple placer de pasear por la ciudad sin tener la sensación de estar invadido por coches y furgonetas, en un ambiente más silencioso y menos estresante.
Tanto es así que en 2021, más de un millón de españoles se sumaron al uso de los VMP, sobre todo bicicletas y patinetes eléctricos. Y la tendencia ha venido para quedarse ya que, según el informe “La bicicleta y el patinete en tiempos de pandemia en las zonas urbanas españolas”, realizado por la Red de Ciudades por la Bicicleta, sobre unos 3,8 millones de personas se plantean el uso de la bicicleta o patinete en 2022. Es en las urbes con más de 100.000 habitantes donde más interés despiertan los VMP.
Opciones ajustadas a todos los públicos
Uno de los puntos fuertes de los vehículos de movilidad personal es que casi cualquier persona puede hacer uso de ellos, ya que no se necesita carnet, ni una edad mínima para conducirlos.
Además, su precio asequible hace que sea mucho más fácil comprar una bicicleta o segway que un coche, incluso si este es eléctrico (una opción bastante cara por el momento).
Desafíos que resolver
Los vehículos de movilidad personal también están presentando desafíos. El aumento masivo de su uso en las ciudades unido a la falta de unas normas de circulación, han provocado que se disparen los accidentes en los que estos vehículos se ven involucrados. Según una noticia publicada en La Vanguardia en julio de 2021, en el primer semestre de este año los accidentes con patinetes eléctricos aumentaron un 80%.
Es por este motivo que DGT ha lanzado una normativa para regular su circulación. También se está reclamando desde los ayuntamientos la obligatoriedad de tener un seguro para los VMP, como se tiene para los vehículos a motor.
Lo que está claro es que la tendencia a utilizar formas de transporte más ecológicas seguirá creciendo en los próximos años, por lo que es seguro que tanto organismos como ciudadanos encontrarán la forma de superar estos desafíos para seguir disfrutando de sus urbes con más tranquilidad y limpieza.