Hombres que confían, que son hospitalarios porque saben que sin el otro no se sobrevive a aquellos inviernos. Pero que no perdonan cuando alguien traiciona esa confianza: "Lo que hace falta saber es si hay cosa más bonita en esta vida que ser un puro de mirar a un extraño como si fuese un hermano bienvenido, aunque el precio de la decepción se va a veces una puñalada."
Hombres que emigran. Eso son los rayanos. Algunos vuelven. Y Torga nos habla de los indianos, aquellos que "se gastan dinerales en transformar un pedregal en huerto, se construyen un caserón con dos Águilas en el tejado y contestan astutamente a los que les censuran por tener un amor tan descomunal al terruño: "pobre del pájaro que nace en mal nido".
Un país aislado.
La Raya.
Otro Junín.