Revista Cultura y Ocio

Tori Amos - Native Invader (2017)

Publicado el 13 diciembre 2021 por Syntheticman @vozdelosvientos
Tori Amos - Native Invader (2017)

La segunda década del siglo supuso una serie de cambios importantes en la música de Tori Amos que se acercó a terrenos académicos, primero adaptando piezas de músicos clásicos en un disco que ya comentamos aquí mucho tiempo atrás (“Night of Hunters”) y más tarde orquestando composiciones propias que habían aparecido en discos anteriores (“Gold Dust”). Esto obedeció, y lo supimos después, a una especie de bloqueo creativo que la empujó a buscar nuevas formas de expresión también diferentes fuentes de inspiración como ocurría en “Unrepentant Geraldines”, repleto de canciones escritas a partir de las sensaciones que le sugerían diferentes obras artísticas, desde cuadros de Cezanne a fotografías o, incluso, personajes mitológicos.

Tras esa especie de reseteo que supuso esa etapa, en 2016 Tori volvió en cierto modo a su estilo más habitual regresando a temáticas combativas como en los primeros años de su carrera. Se juntaron varias circunstancias como la enfermedad de su madre, la situación política en la América pre-Trump o el deterioro medioambiental para dar como resultado un trabajo magnífico. Tori Amos toca su inevitable piano Bösendorfer, el órgano Hammond y los sintetizadores aparte de cantar. Como ocurría en sus anteriores trabajos, su hija Natasha Lórien Hawley (“Tash”) y su marido Mark Hawley participan cantando la primera y como técnico de sonido y programador el segundo. Mac Aladdin se encarga de las guitarras y John Philip Shenale de los teclados adicionales.

Tori Amos - Native Invader (2017)

“Reindeer King” - Un piano oscuro y grave nos recibe en el inicio del disco devolviéndonos el sabor de los primeros discos de Tori. De no ser por los efectos electrónicos que le dan una atmósfera muy diferente podríamos pensar en una vuelta a las raíces. La interpretación de la artista norteamericana es impecable una vez más, con sus características inflexiones vocales y un sentido de la melodía que hace que todo fluya de un modo equilibrado. Precioso inicio para un disco que, más tarde, se revelará a la altura.


“Wings” - Cambio radical de estilo pasando del piano a los ritmos sintéticos y los sonidos electrónicos en una pieza cercana al trip-hop que no prescinde en determinados momentos de las guitarras eléctricas. Es una canción en la que, pese a un trasfondo triste, se atisba una ligera esperanza.

“Broken Arrow” - Primera de las canciones con sesgo político, centrada en el intervencionismo norteamericano en la política de otros países (“are we the emancipators or oppressors of Lady Liberty?”). En lo musical se acerca más a discos como “Under the Pink” con arreglos para guitarra (con mucho pedal), batería, piano y órgano.

“Cloud Riders” - Continuamos con una balada de corte similar al tema anterior en el terreno de los arreglos y la instrumentación. Los juegos vocales son notables y consiguen que una canción más bien convencional termine por resultar muy interesante.

“Up the Creek” - Nuestra canción favorita del trabajo por todo lo que tiene de rompedora. Variedad rítmica, arreglos arriesgados (esas cuerdas tan agresivas) y, sobre todo, una evolución importante en el estilo que la hace totalmente imprevisible. No falta el piano de Tori, claro, en un memorable dúo con la guitarra eléctrica que ocupa la parte final de un extraordinario tema. Tash aparece haciendo los coros y es otro de los elementos destacados de la pieza.


“Breakaway” - Tras la excitación del corte anterior, volvemos al formato de piano y voz que tan bien maneja la artista. Es una canción lenta con retazos impresionistas que remiten a su “Night of Hunters”. Otra pieza realmente bella para la ya extensa colección de la cantante.

“Wildwood” - Aparece la temática ecologista, otro de los ejes del trabajo, en este tiempo medio en el que se combinan ritmos electrónicos, guitarras eléctricas y acústicas y el precioso sonido del órgano Hammond. 

“Chocolate Song” - Lo más destacable aquí es el juego de voces del estribillo de una canción que, por otra parte, tiene segmentos muy diferentes con arreglos de teclado muy interesantes y algún interludio que parece algo descuidado. Una canción irregular que no termina de atraparnos.

“Bang” - Esa sensación queda compensada de sobra cuando llegamos a este nuevo tema de resonancias clásicas en su comienzo y con un desarrollo excepcional en forma de “in crescendo” en toda su primera mitad. Por momentos nos vuelve a remitir al impresionismo de algunos temas de “Night of Hunters” y eso nunca es mala noticia.

“Climb” - La escucha nos lleva a otro de los momentos importantes del disco con esta canción en formato acústico (piano y guitarra fundamentalmente) llena de inspiración e intimismo, con melodías que no terminan nunca de evolucionar en un cambio continuo. Una delicia de las que Tori nos tiene acostumbrados.

“Bats” - Descendemos un par de escalones con la siguiente canción del disco que, sin estar mal en absoluto, no aporta nada demasiado diferente de lo que hemos escuchado ya muchas veces en trabajos anteriores de la artista.

“Benjamin” - Mucho más músculo aparece en esta potente pieza que nos devuelve a la Tori más combativa con el piano como extensión de sí misma. No es una canción que llame la atención a la primera pero con las sucesivas escuchas gana mucho.

“Mary's Eyes” - El disco termina con otra gran canción, centrada en la experiencia surgida a raiz del ataque sufrido por su madre en las fechas previas a la grabación y que le hizo perder el habla. Emotiva y musicalmente al más alto nivel.


En la vesión “deluxe” del disco se incluyen dos canciones más pero hemos preferido quedarnos con el trabajo tal cual se publicó en su momento. “Native Invader” vuelve a las letras políticas como hizo en “Scarlet's Walk” en su día o, algo después, en “American Doll Posse” y le suma una vertiente ecológica que no siempre había estado tan presente. En conjunto nos parece un gran disco, a la altura de alguno de los mejores de la artista y un buen regreso a su estilo tradicional tras varios trabajos “diferentes” y así lo dijo también la mayor parte de la crítica. En todo caso, Tori Amos es una de esas artistas que debería estar en toda colección de discos que se precie y este disco bien podría ser uno de los elegidos. Os dejamos con una versión en directo de uno de los cortes del disco.



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