Título: Tormenta de espadas
Autor: George R. R. Martin
Editorial: Gigamesh
Género: novela fantástica
Páginas:628 (Tomo I) y 608 (Tomo II)
Publicación: junio 2005
ISBN: 9788496208988
Las huestes de los fugaces reyes de Poniente, descompuestas en hordas, asuelan y esquilman una tierra castigada por la guerra e indefensa ante un invierno que se anuncia inusitadamente crudo. Las alianzas nacen y se desvanecen como volutas de humo bajo el viento helado del Norte. Ajena a las intrigas palaciegas, e ignorante del auténtico peligro en ciernes, la Guardia de la Noche se ve desbordada por los salvajes. Y al otro lado del mundo, Daenerys Targaryen intenta reclutar en las Ciudades Libres un ejército con el que desembarcar en su tierra. Martin hace que lo imposible parezca sencillo. Tormenta de espadas confirma Canción de hielo y fuego como un hito de la fantasía épica. Brutal y poética, conmovedora y cruel, la magia de Martin, como la del mundo de Poniente, necesita apenas una pincelada para cautivar al lector, hacerlo reír y llorar, y conseguir que el asombro ceda paso a la más profunda admiración por la serie.¡Qué bien me lo he pasado en mi tercer viaje a Poniente! Ocurren tantas cosas inesperadas... Cierto es que la mayoría ya las conocía no sé si por culpa o gracias a la serie, pero bueno, así es. Otras todavía no se han dado a conocer (si es que está previsto que lo hagan, que no lo sé) así que sí me han pillado por sorpresa. Total, que estoy deseando leer Festín de cuervos y dejar que la cuarta entrega me sorprenda al cien por cien.
Tormenta de espadas me ha parecido un libro (o, mejor dicho, dos, porque son dos tomos) tremendo. Tremendo por la cantidad de cosas que suceden, por cómo Martin consigue mantener la intriga, por el desarrollo de los personajes, por los giros, por cómo se va enredando la trama y por el toque indudablemente shakesperiano del conjunto.
Me cuesta predecir cuáles serán los siguientes pasos de Martin y eso me encanta. Tengo mis teorías, por supuesto, sobre cuál es el planteamiento global de la saga y hacia dónde irá llevándonos, entrega a entrega, el autor. Pero es solo una teoría: lo que sé sobre Canción de hielo y fuego me hace pensar que cualquier cosa es posible. Y lo mejor es que esas cosas sorprendentes que van pasando por el camino parecen perfectamente tramadas. No sé si el autor las tenía planeadas desde el principio o son "felices" ideas que se le han ido ocurriendo sobre la marcha pero, desde luego, son coherentes con lo que va sucediendo, con el conjunto de la trama. En ningún momento he tenido la sensación de que Martin estuviera improvisando o tirándose a la piscina. Quizá porque, en el fondo, todo está justificado, lo que refuerza la idea de que el pasado y el presente van de la mano para construir el futuro. O como dice Tyrion: «Todo tiene raíces en el pasado, en nuestras madres, en nuestros padres y en los padres de nuestros padres. No somos más que marionetas; nos mueven los hilos de los que nos precedieron, y algún día, nuestros hijos tendrán que bailar como les dicten nuestros hilos».
Más allá de la trama y de los sucesos impactantes que tienen lugar en esta entrega (y son muchísimos, advierto, sobre todo en el segundo tomo), quería comentar tres aspectos que me han resultado llamativos.
LOS PERSONAJES FEMENINOS Y LA MATERNIDAD
En primer lugar, la relación de Daenerys con la maternidad. En algún momento reflexiona sobre su incapacidad para tener hijos y su responsabilidad hacia los tres dragones que está criando y que le dan uno de sus sobrenombres: Madre de Dragones. Pero Dany no es solo madre de dragones, también asume como hijos propios a los ciudadanos de los territorios que va conquistando y se comporta como madre de todos ellos. Es especialmente llamativa su preocupación (casi obsesiva) con los niños, lo que refuerza esta visión de madre protectora. Y esta asociación sin fisuras de Dany con la maternidad me provoca reflexiones contradictorias.
Por un lado, es verdad que en la saga hay mujeres fuertes y valientes que asumen un rol tradicionalmente masculino (toma de decisiones, aplicar la inteligencia y la estrategia, asesinar si llega el caso...) y lo desempeñan con acierto. Pero también es verdad que, por ejemplo, en el caso de Cersei, da la impresión de que su "capacidad política" o sus virtudes como estratega y mandataria dependen más de su belleza que de su inteligencia, con lo cual Martin estaría cayendo en el tópico de la mujer bella que utiliza sus encantos para manipular, cuando no hay ningún hombre (que yo recuerde) que se comporte así en la novela.
El autor no desvincula a la mujer de su condición de madre: tanto Cersei como Catelyn son madres y ejerce ese rol de manera muy destacada en la novela y Daenerys, que no puede ser madre, acaba convirtiéndose en progenitora de todo su pueblo. Y al no hacerlo, su visión de la mujer sigue manteniéndose dentro de los parámetros de la ideología patriarcal. Por supuesto, hablo de lo que ha ocurrido hasta ahora, no sé lo que ocurrirá en los siguientes libros. Arya, Sansa, Margaery o Ygritte (y creo que no me dejo a ninguna de las mujeres que encajan en este perfil del que voy a hablar ahora) son demasiado jóvenes para pensar en ser madres, de momento no les preocupa el tema, no han tenido posibilidades de serlo o están convencidas de lo que serán en su momento. Solo Brienne de Tarth está totalmente alejada del modelo de mujer-madre que nos presenta a través de otros personajes femeninos pero la presentación que hace de ella ya nos indica que no es una mujer al uso. De hecho, ella rechaza su condición de mujer y como tal es presentada al lector: como una mujer absolutamente masculinizada, ridícula cuando se viste con ropas femeninas y con una caracterización física negativa y, por supuesto, nada femenina, sobre todo, femenina en el sentido tradicional en el que se entiende el físico de la mujer: Brienne es fea, tiene los muslos gordos, es muy alta, desgarbada... Vamos, un adefesio.
Con todo ello quiero decir que aunque Martin parece romper ciertos clichés machistas al mostrar a un nutrido grupo de mujeres fuertes, valientes, luchadoras e inteligentes mantiene otros puntos de vista que sí concuerdan con la visión del mundo que mantiene el patriarcado. Soy consciente de la inspiración medieval de la obra pero si rompe prejuicios en un sentido, ¿por qué no hacerlo en otros? En fin, pensamientos que me van surgiendo mientras leo...
LAS VOCES QUE NOS CUENTAN LOS SUCESOS
Prometo que las siguientes dos reflexiones serán más cortas. Que yo me pongo a hablar de modelos de mujer y visión patriarcal del mundo y me quedo sola.
La segunda reflexión que quiero hacer es sobre la focalización de la historia, sobre el personaje que el autor elige para que el narrador se centre en él en cada episodio y nos cuente sus andanzas y las de quienes le rodean. Me resulta curioso que personajes importantes, o que podrían haber llegado a ser importantes o que pueden serlo aún en el futuro no tengan capítulos propios. Me ocurre con Robb, con Cersei, con Joffrey, con Tywin (tres de los cuatro que he dicho son Lannister, qué curioso...). Y en cambio, sí tienen voz (por lo menos en tanto en cuanto el narrador reproduce algunos de sus pensamientos) personajes tan, en apariencia, insustanciales como Samwell. O, por ejemplo, todo lo que ocurre con el rey Stanis está narrador desde el punto de vista de Davos. Me tiene loca esta elección de focos porque no le acabo de pillar el motivo. Es verdad que ofrecen cierto perspectivismo en determinadas ocasiones (como los capítulos alternados de Sansa y Tyrion del segundo tomo en uno de los momentos álgidos de esta entrega o los de Jon y Sam en el tramo final) pero no acabo de entender si hay un motivo ulterior. Lo dejo en suspenso hasta que siga leyendo la saga.
LA VIDA SALVAJE
Y acabo con una referencia a la forma de vivir de los salvajes. O de los llamados salvajes, porque hay aspectos de su estructura, de su asignación de roles, de su trato a las mujeres y de su organización social y su forma de convivencia que me parecen mucho más "civilizados" que los que mantienen los no-salvajes. De hecho, si yo viviera en el universo Juego de Tronos, quisiera ser una salvaje. Me identifico mucho más con su manera de ver la vida, su libertad, su organización, sus estrategias, sus soluciones. No sé, han sido como un soplo de aire fresco entre tanta traición, tanta maquinación, tanta norma social absurda y tanta rectitud y cortesía (sobre todo en el caso de las mujeres). Entiendo que el hecho de llamarles salvajes puede ser una ironía. Obviamente, no para los habitantes del universo de Martin, pero sí para quienes vemos el juego de los tronos desde las páginas de un libro.
En definitiva, una de las entregas que más me ha gustado, con la que he reído (ay, la ironía de Tyrion, cómo me gusta), que me conmocionado en más de una ocasión y que me deja con ganas de más. Ahora sí que entiendo la advertencia que me hacían los lectores de la saga cuando me embarqué en este reto con Nieves: "¿leer un libro un mes sí y otro no? ¿Y vas a poder aguantarte?". Habrá que hacerlo.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:Inicio la tercera fase del Reto Encuentra al Personaje con uno que tenga una mascota fuera de lo normal (que no sea ni perro ni gato). Los Stark me han venido al pelo con sus lobos huargos. A estas alturas de la saga ya solo queda uno (no cuento con Verano, aunque todo es posible en Juego de Tronos): el de Jon Nieve. Personaje y mascota se reencuentran al final del libro, en el último capítulo narrado desde la perspectiva de Jon:
- Reto 100 libros: 68/100
- Reto 12 meses 12 libros: 5/12
- Desafío Juego de Tronos: 3/5
- Reto Encuentra al personaje: 25/36
Al principio no comprendió qué sucedía. Cuando lo entendió se puso en pie de un salto.
—¿Fantasma?
Se volvió hacia el bosque y lo vio acercarse con sus pisadas silenciosas en la penumbra verde. El aliento le salía de las fauces abiertas en nubes cálidas y blancas.
—¡Fantasma! —gritó, y el huargo echó a correr hacia él.
Estaba más flaco, pero también más grande, y el único ruido que hacía era el de las hojas secas cuando las aplastaba bajo las patas. Al llegar junto a Jon saltó sobre él, y juntos se debatieron entre la hierba negra y las sombras alargadas que las estrellas empezaban a proyectar sobre ellos.
—Dioses, ¿dónde has estado? —preguntó Jon cuando Fantasma dejó de tironearle del brazo con los dientes—. Creía que te me habías muerto, igual que Robb, igual que Ygritte, igual que todos. No volví a sentir tu presencia desde que subí por el Muro, ni siquiera en sueños.
El huargo no respondió, claro; se limitó a lamer el rostro de Jon con una lengua que era como una lija húmeda; sus ojos iluminados por la escasa luz brillaron como dos soles rojos.