¿Cuántas palabras podrán ni siquiera rozar la poesía que hay en la lluvia intempestiva del verano?
¿Cuántas nubes de extrañeza lanzarán su granizo sobre el techo de las horas sin sol?
La tormenta dejó su petricor sobre la hierba
mojada de los sueños que la noche recogió en su regazo de silencio
y la vida se hizo agua profunda.