Revista Fotografía

Toró

Por Alejandropumarino

Toró

En Asturias llueve con frecuencia, el cielo se encapota y el mar se cuela entre la caliza desgastada, para saltar a través de los “bufones”, típicos de la costa oriental. La fotografía tiene unos diez años y fue tomada con una cámara automática, que deja bastante que desear frente a las más modernas. La playa de Toró es popular, sobre todo desde que Fernando Fernán Gómez paseó por ella mientras encarnaba al conde de Albritt, pero a mi me recuerda noches más tranquilas cuando, siendo estudiante, tomaba un vaso de vino en la madrugada, mientras contemplaba un mar más reposado. Llanes es “atopadizo” para el turista, y cuenta con una innegable belleza natural. En los últimos años se lo ha comido la especulación, cuajándose de inmuebles vacíos casi todo el año y concebidos solamente para el descanso estival. No es malo, pero pasear entre casas cerradas durante el invierno, traslada la sensación de un pueblo muerto, lo que está lejos de la realidad. Prefería la villa marinera de hace algo más de un cuarto de siglo, cuando todavía se pescaba desde su pequeño puerto y desde el muro que se ve al fondo de la imagen y contra el que golpean las olas. Se anunciaba Campo Viejo en grandes carteles estratégicamente colocados en la carretera, mientras uno llegaba en Vespa a disfrutar unos pocos días de asueto. Hace ya demasiado tiempo.


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