Desde estás páginas nuestro modesto homenaje.
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El día que le concedieron a Cela el Nobel de literatura, allá por 1989, ya todos tuvimos la certeza de que toda una generación de escritores españoles, seguramente menos populares pero, sin duda, de mejor calidad que el gallego, ya no tendrían tiempo de recibirlo: Delibes, Ana María Matute, Buero Vallejo, Torrente Ballester…
Y aunque todos ellos han recibido otros galardones -como el Cervantes-, el máximo galardón literario -al menos el de más repercusión- a nivel internacional se ha perdido incluir en su nómina algunos de los más brillantes creadores de los últimos años. A estas alturas todo el mundo sabe que el Nobel de literatura aplica unos criterios complejos, a menudo inescrutables.
Es Torrente Ballester una de mis debilidades. Cultivó prácticamente todos los géneros: teatro, novela, periodismo, ensayo... y todos bien.
Como otros muchos escritores de su generación optó por quedarse en España durante y después de la guerra, y su afiliación a Falange y su relación con algunos de los distinguidos "intelectuales" del régimen le valió no pocas críticas y reproches.
Sin embargo, en 1962 firmó un manifiesto en defensa de los mineros asturianos en huelga. Y ahí comenzaron sus problemas con la censura franquista: perdió su trabajo de profesor de Historia Universal en la Escuela de Guerra Naval y sus colaboraciones en Radio Nacional y el Diario Arriba.
Como desde 1940 tenía ganada la oposición a enseñanzas medias, pidió el reingreso y esa fue su actividad docente en España: profesor de instituto.
En Estados Unidos pasó varios años (1966-1973, en diferentes periodos) como profesor invitado en la Universidad de Albany.
Tal era ya el reconocimiento académico de su quehacer creador que fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 1975, ocupando el sillón E mayúscula.
El éxito televisivo de la serie basada en la trilogía los Gozos y las Sombras supuso su encumbramiento definitivo como escritor. Luego vinieron el Premio Planeta con Filomeno a mi pesar o la deliciosa Crónica del Rey Pasmado, que fue adaptada al cine por Imanol Uribe con bastante éxito.
Pero en el aspecto puramente literario, 1973 marca un antes y un después en su carrera de escritor: la publicación de La Saga/Fuga de JB.
Dice la reseña en puntodelectura:
La saga/fuga de J. B. es la historia de una ciudad imaginaria, Castroforte del Baralla, un lugar donde el mito y la fantasía hacen que sus habitantes se debatan entre la irrealidad y la tradición. Con la misteriosa desaparición de las reliquias del Cuerpo Santo, en la ciudad cunde el pánico: ¿perderá su historia y su origen sagrado? José Bastida, un profesor pobre y poco agraciado, recompone mil años de historia de Castroforte, y desvela los secretos y las mentiras que la han sustentado. Un retrato irónico y sagaz de nuestra sociedad.
Saramago dijo en su momento de esta novela:
«Hasta ahora había una silla vacía a la derecha de Miguel de Cervantes; acaba de ser ocupada por Gonzalo Torrente Ballester, que ha escrito La saga/fuga de J. B.»
Exagerado, quizá; revelador, también.
Pero lo más sorprendente (en realidad no tanto) fue lo que la censura de la época dijo de ella al informar sobre su publicación. Así lo cuenta wikipedia, que, diré de paso, es lo único que cuenta de la novela:
«De todos los disparates que el lector que suscribe ha leído en este mundo, éste es el peor. Totalmente imposible de entender, la acción pasa en un pueblo imaginario, Castroforte del Baralla, donde hay lampreas, un cuerpo Santo que apareció en el agua, y una serie de locos que dicen muchos disparates. De cuando en cuando, alguna cosa sexual, casi siempre tan disparatada como el resto, y alguna palabrota para seguir la actual corriente literaria.
Este libro no merece ni la denegación ni la aprobación. La denegación no encontraría justificación, y la aprobación sería demasiado honor para tanto cretinismo e insensatez. Se propone se aplique el SILENCIO ADMINISTRATIVO.»
Y es que los censores siempre se han distinguido por ser "la voz de su amo", en ese prodigioso trabajo de ganar méritos a ver quién hace más la pelota al régimen al que sirven, aunque sea a base de decir la tontería más grande.
La Saga/fuga de JB no es un libro sencillo de leer. Y lo es porque exige del lector un esfuerzo que el lector medio no está dispuesto a realizar: por su estructura narrativa, por el lenguaje, por la temática…
Dicho lo cual, si quieren leer una obra maestra, no pasen de largo por delante de la Saga/Fuga. Y si les he asustado, prueben con Filomeno o con el Rey pasmado, o con Los Gozos y las Sombras.
Verán lo que es disfrutar con la lectura.
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Bibliografía
• Gonzalo Torrente Ballester
• Torrente Ballester: la vuelta al día en ochenta mundos, de donde está sacada la imagen.