Que no nos digan que no interfieren. Que no nos mientan más. Y es que a las pruebas y testimonios me remito. El Partido Popular ha luchado, lucha y luchará por controlar el poder judicial, por destrozar la separación de poderes, por controlar todo para que todas las sinvergüencerías y corrupciones cometidas queden en lo menos posible.
Está claro que cuando en la universidad tocaba Montesquieu, los alumnos peperos se fumaron la clase. Porque aunque se llenen siempre la boca de la independencia del poder judicial, de no comentar sentencias judiciales, de colaborar con la justicia, lo que hacen es lo contrario de lo que dicen. Ese es su lema. Di blanco y haz negro, pero di muchas veces blanco y parecerá blanco, hagas lo que hagas.
Lo que pasa es que eso puede colar una vez o dos, pero pretender hacer de ello un principio no es posible, porque podemos ser un poco ingenuos pero no gilipollas.
Obstrucción constante a la justicia, destruyendo pruebas, haciendo críticas cuando no hacen lo que quieren, aunque sea lo correcto. Y, como no, utilización de los fiscales que se dejan utilizar, y crítica a los que no lo hacen. El caso Noos es claro, cuando se ha imputado a la infanta Cristina. Mientras el juez ha visto con claridad la necesidad de imputarla, el fiscal Horrach, que siempre había sido un ejemplo, decidió pasarse al lado de la defensa de la infanta. Y este caso es sólo un episodio.
La causa es meridiana. Mientras que el fiscal general del Estado lo nombre el gobierno, éste, a pesar de que hablan de independencia judicial, es un monaguillo del ministro de Justicia, un ‘mandao’ del gobierno. Y, con diferentes grados, así se comporta.
Y es que el PP está preocupado por su futuro inminente, visto que las elecciones están a vista de pájaro. Por ello, han decidido jugar fuerte. Así se entiende que jueguen sus cartas con ventaja y que hayan decidido entrar en una etapa donde todo vale para dar la vuelta a los sondeos electorales, aunque para ello haya que distorsionar más la democracia y utilizar cualquier medio para conseguirlo.
Hace unos días se cargaron al juez Ruz, cuando podían haber decidido una prórroga le han obligado a dejar su actual puesto antes del 31 de marzo. Y eso significa que el caso Gürtel, como el de los sobres de Bárcenas, como el de la sede de Génova, entre otros, queden en manos de un nuevo juez que se ha de nombrar, y que no cabe duda de que el PP tratará de que sea maleable.
Otro de los síntomas de los nuevos tiempos que vienen, donde el PP va a jugar fuerte, es el reciente nombramiento del nuevo portavoz en el congreso, Rafael Hernando, conocido por su dureza y su ideología ultra. Un tipo al que se le calienta la boca y es capa de llamar peseteros a los familiares de las víctimas franquistas, entre otras lindezas.
Hoy ha llegado la guinda que ha culminado la tarta de la ignominia. Hoy, el fiscal general del Estado, Torres-Dulces, acaba de dimitir. No ha aguantado más. Él, que había servido al gobierno en muchos casos, se ha visto presionado para parar el caso Gürtel y para poner la querella catalana del nueve de noviembre. Y ha decidido largarse. Porque todo tiene un límite, y naturalmente el PP lo sobrepasa, con ganas con tal de conseguir sus objetivos. El que ha sido monaguillo del PP actuando en muchos casos, como en el caso Noos, a su favor, parece que a este partido no le parece suficiente y le ha apretado más hasta que ha estallado.
Esto demuestra lo que el PP cree en la división de poderes, principio elemental y necesario para que se dé la democracia. Ellos siguen pensando que España es su cortijo y como tal actúan. Y el que no esté de acuerdo, que se vaya, no se andan con chiquitas.
Paciencia para los diez meses que nos quedan, porque estos no van a parar, muy al contrario, van a disparar todos los cartuchos necesarios para poder volver a ganar las elecciones y para ello les vale todo. Por eso, sustituir al juez Ruz, nombrar a Hernando como portavoz o hacer dimitir a Torres-Dulces es sólo el principio de lo que nos queda y si no ya verán lo que nos espera. Ha llegado el momento del “Todo vale para el PP”. Esperemos que sean los últimos coletazos.
Salud y República