En cuanto a las obras de mayor antigüedad cabe destacar el retablo tardo-gótico de factura valenciana de la Virgen de la Leche, atribuido al Grupo del Maestro de Perea. Su calidad es parangonable con retablos de la misma tipología y época conservados en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
En representación del arte barroco merecen especial mención el bodegón floral del indiscutible maestro del género, Juan de Arellano o la interpretación cuasi mística que el pintor flamenco Abraham Janssens realiza en su retrato de la sibila Cimeria.
La pintura del siglo XIX está representada por algunos de los grandes nombres del escenario nacional. Entre ellos sorprenden los dos monumentales lienzos de José Benlliure y sus atmósferas fantasmagóricas. Asimismo, el refinamiento de Raimundo Madrazo encuentra su máxima expresión en el retrato de la que fuera su musa predilecta Aline Masson, comparable al que se encuentra en el Museo del Prado. Por su parte, el talento de un joven Joaquin Sorolla transluce en una delicada acuarela representativa del género costumbrista.
El siglo XX está protagonizado por uno de los grandes maestros internacionales, el artista uruguayo Joaquín Torres García. Su obra está representada en la subasta por dos pinturas de periodos distintos que muestran la versatilidad y evolución de su fulgurante trayectoria. “Mujeres de pueblo” (1911) es paradigmática de su etapa noucentista desarrollada durante su estancia en Barcelona (véase num. 35162673). A su etapa más celebre pertenece “Construcción abstracta a Manolita” un magnífico ejemplo del universalismo constructivista con el que Torres García, conjugando elementos del arte primitivo la abstracción geométrica o el cubismo, quiso crear un arte que conectara al hombre con la esencia del universo.
Por último, Joan Miró como uno de los grandes representantes de las vanguardias artísticas es el encargado de cerrar el recorrido artístico de la subasta, con un dibujo a cera de uno de sus peculiares y fantasiosos personajes.