Revista Cultura y Ocio

"total recall" a la española, o cómo montarse una película

Por Francisco Enrique Perez Ruiz-Poveda @PATXIPE

Prácticamente a todos nos habrá pasado más de una vez, que tras excedernos en la cena, luego hemos pasado una noche con sueños raros con tendencia a la pesadilla,  o lo que se viene a denominar una noche toledana.

Ayer me pasó lo mismo pero tras un atracón, por darle una explicación, de imágenes. Por la tarde volví a ver Total Recall (Desafío Total), la primera versión, la de Arnold Schwarzenegger, y por la noche a modo de cena tuve una ración quizás excesivamente picante-amarga de Sálvame Deluxe, con una escena más bien dantesca en la que tanto el presentador como los colaboradores presentes en ese momento, se reían y hacían gracias de la presunta parquedad del miembro viril de uno de los concursantes de su producto estrella de la temporada, Gran Hermano Vip. Además, para que saliéramos de dudas, la fuente de la citada información tuvo la gentileza de mandar un mensaje para aclarar lo de la “brevedad del miembro”, expresándolo como “micróspico”, con lo cual los índices de cachondeo de los integrantes del programa subieron más todavía, dejando la imagen del concursante, no al ras del suelo, sino directamente en las antípodas.
Sea por ésto, o por una serie de circunstancias, o simplemente por el destino, que es así de puñetero, he soñado con un reino de fantasía nocturno en el que, para salir de dudas, unos grandes haces de luz formaban en el cielo azul oscuro la palabra inglesa PRINCESSTOWN, con lo cual he asumido que era el nombre del lugar. El protagonista, es decir este vecino del mundo, consigue escaparse de una especie de consulta de dentista futurista, pero intentando aplicarle a su cerebro un torrente mezcla de imágenes y pensamientos a conveniencia del sistema allí reinante.
Se da cuenta/me doy cuenta de que la única manera de viajar son una especie de taxi, negro con rayas amarillas, con taxista robot. Enseguida comprendo que estos conductores-máquinas que llevan a los diferentes barrios de la ciudad, llamados "programas",  tienen dos tipos de apariencia, curiosamente adoptan las identidades de Jorge Javier Vázquez y Sandra Barneda.Los Vázquez son los encargados de viajar a los lugares más alejados y conflictivos de la ciudad. Tienen una conversación plagada de palabras gruesas, y risitas tontas, hasta que te dejan en el lugar convenido. Eso, si no te pasa como en el viaje de mi "sueñopesadilla", en el que se ha averiado; parece que en el futuro también existirán las averías. El resultado es que el conductor se ha vuelto loco, moviéndose para todas partes mientras un chisporreteo dejaba en evidencia un presunto cortocircuito, que lo ha dejado en llamas, mientras el robot disfrazado de taxista con su uniforme y su gorra de plato a juego, en azul azafata,  no paraba de reírse como un loco  mientras decía:- La tiene pequeña, la tiene pequeña.En ese momento, y mientras seguía intentando escapar, pasaba un taxi modelo Sandra Barneda, con mejor tapicería y maneras exquisitas para un robot. Tras hablarme de usted y advertirme de que "ella" solo llevaba a los barrios-programas más clasistas e intelectuales de la ciudad, ha cerrado las puertas automáticamente, y se ha pasado todo el tiempo diciendo: -Tenemos muchos temas para hablar  y muy poco tiempo.

En uno de los recodos del camino, he comenzado a oír una especie de sirena persistente, y me he despertado lleno de sudor mientras paraba la función despertador de mi móvil.

Hay  momentos en que uno se alegra de estar en su casa, y éste ha sido uno de ellos, y como si fuera una nochevieja en la que me hago propósitos para el año nuevo, me he jurado cuidar mucho más mi dieta, especialmente la mental.*FOTO: DE LA RED
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