-Serendipia-
Discos Marcapasos/Discos Bora-Bora 2013
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Recuerdo mi primera entrevista a Toulouse. Fue hace casi media década. Visitaban la radio con humildad y una fe de hierro en sus canciones.
Por entonces me mostraron en acústico A oscuras, pieza que abre este álbum de debut. Debo confesar que la melodía, con su cuidado juego de voces, se me adhirió con pegamiento. Me sonaba a ese no-sé-qué que hoy podemos catalogar como pop granadino. Tan local, tan universal. En los últimos años, me he descubierto canturreándola unas cuantas veces. Ahora, la escucho en formato eléctrico: vestida, producida, remozada. Y todo cuadra. Es ese escapismo vertiginoso y apabullante de Los Planetas de De viaje. Es la tradición vocal de Los Ángeles. Es, en resumidas cuentas, la escuela de la Granada musical.
¿El gran mérito de Toulouse? Evocan lo mejor de cada casa. Sí, puede que a Josen –cantante, guitarrista y teclista– le irrite que destapemos aquí sus orígenes como airado versionador de Los Planetas más lisérgicos.
Al fin y al cabo, por la música de Toulouse se filtra una década de esplendor indie. Ahí están Niños Mutantes, Lori Meyers… Pero, al mismo tiempo, el universo propio e intransferible de Serendipia. Extraño concepto que culmina la labor de búsqueda de la banda a lo largo de siete años. No en vano, Alejandro Méndez, de los Lori, cinceló las ideas primigenias de Toulouse en una grabación –No es suficiente– que se alzó entre las demoscópicas de Mondosonoro allá por 2007. Desde entonces, el grupo se ha dejado la piel, llegando a las finales de algunos de los concursos y certámenes más prestigiosos de la música alternativa en España. Defendiendo siempre material memorable.
Como Marcellus Wallace, aquel tema que encandiló al jurado del Lemon Pop en 2008. A oscuras (2008), el aperitivo en forma de EP donde expandían sus horizontes hacia la base coral de Los Ángeles y bríos sesenteros. O cuando Fernando Vacas –descubridor de Russian Red–, uno de los productores más exigentes e inspirados de este país, les echó una mano en Punto de partida (2010).
Hace poco, en las páginas de la edición Sur de Mondosonoro, me confesaban lo duro y excitante de la competencia en la escena local: «Despuntar no es fácil. En Granada salen grupos que merecen la pena todos los años. El circuito está muy apretado: demasiada calidad y cantidad de propuestas». Sin embargo, en Serendipia encontramos la consagración de Toulouse. El último gran eslabón del pop granadino. Quizá es mejor así. Vale la pena tanta espera. Paso a paso, Toulouse han dado con su espacio. Su identidad musical y literaria. Su discurso. Su historia. Suenan a las referencias del árbol genealógico. Y suenan a Toulouse.
Conviene explicarlo: hablamos de un conjunto en el que se amalgaman hasta tres guitarras, en el que empastan tres voces. Pensemos en las lecciones de José Ignacio Lapido, que viaja con una formación en la que todos cantan.
¿Y las canciones? Variedad y contundencia sin fisuras. Se nota la mano definitiva en la producción de José Antonio Sánchez, hombre de confianza de Niños Mutantes en los últimos tiempos. Grabado en los parajes idílicos de La Alpujarra, Serendipia ofrece una colección impecable de composiciones. Letras que dignifican el poder conmovedor del buen pop. Auténticas viñetas emocionales. John and Yoko, con sus altibajos de intensidades, aspira a conquistar los playlist de la parroquia en 2013.
Por su parte, La isla o Miss Sunshine verifican el empaque y la profundidad de Toulouse en los medios tiempos. E insistimos, ¡qué coros!
En cambio, Golpe en la mesa arranca a lo We Are Standard, con ese bombeo de bajo vía Gang Of Four que da paso a un estribillo arrollador. Una fórmula que también emerge en Todo cambia. Los Toulouse más exóticos y sofisticados se explayan en Bossanova, con melancolía veraniega por la noche de San Juan y unas armonías vocales que remiten a Lori Meyers embelesados con Pet Sounds de Beach Boys. ¿Y qué decir de Mi pequeño? Un resumen del estado de gracia del combo andaluz. Un aguijonazo al corazón.
Sin duda, Josen, Coco, Bern, Nacho y Javier nos entregan un estreno con toda la magia de los clásicos. Los que marcan época.
Es Granada. Es pop de altura. Es Toulouse.
Eduardo Tébar
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