Con el calentamiento global de la Tierra el agua del mar se estratifica y esta estratificación aumenta la concentración de sustancias tóxicas incluso en los peces.
Que el calentamiento global pone en peligro la salud humana no es ningún misterio. Algunas de las consecuencias del calentamiento global es la escasez de agua ,la mala calidad del agua potable, un riesgo mayor de padecer golpes de calor y la aparición de enfermedades infecciosas y parasitarias entre otros muchos efectos. Hoy en día se añade otro efecto negativo del calentamiento global que hace referencia al aumentos de tóxicos en los alimentos que comemos a causa de la estratificación del agua del mar. Sobretodo en el caso de la dorada y la lubina, las cuales acumulan sustancias peligrosas para el sistema nervioso del ser humano. Por tanto, nos estamos alimentando de alimentos tóxicos por culpa del calentamiento global. El estudio ha sido llevado a cabo por los investigadores de la Universidad “La Sapienza” de Roma y el instituto ISTC-CNR. Los peces criados en piscifactorías a los que eran sometidos con las mismas condiciones ambientales que en la vida natural “salvaje” contenían sustancias neurotóxicas que afectan sobretodo a niños y personas de la tercera edad o con enfermedades específicas.Por ejemplo personas que sufren enfermedades neurológicas, nutricionales o inmunológicas. Enrico Alleva, director del departamento de neurociencia del insitituto superior de sanidad explicó que“…estas sustancias tóxicas absorbidas por los peces tienen efectos neurológicos sobre ellos haciendo que que pierdan la capacidad de defenderse de las aves rapaces y de sus depredadores y también pierden la capacidad para atrapar a sus presas marinas más veloces que le servían para alimentarse”Esta reducción en la capacidad de escapar de sus depredadores y de la dificultad para alimentarse de sus presas hace que estos peces tiendan cada vez más a alimentarse de peces pequeños, gusanos y otros animales del lecho marino, donde la concentración de sustancias tóxicas es mayor . A parte de los efectos que tienen estos tóxicos sobre los peces haciendo que liberen más hormonas del estrés, cambiando su sistema de crecimiento y su comportamiento, acumulan más tóxicos que luego el ser humano ingerirá repercutiendo así sobre el sistema neurológico de las personas.