Revista Cultura y Ocio

Toying – Muñecos malditos Vol.03: Mandy

Publicado el 09 octubre 2015 por César César Del Campo De Acuña @Cincodayscom

Toying…por César del Campo de Acuña

Te reto a jugar conmigo – Muñecos malditos Vol.03

Como en la mejor tradición de las películas de terror no hay una segunda parte sin una tercera y es por eso que tras Te reto a jugar conmigo: Muñecos malditos Vol.01 y Te reto a jugar conmigo – Muñecos malditos Vol.02: Robert, hoy les traigo una nueva e inquietante entrada de esta colección de relatos en los que el mal parece apoderarse de simples muñecas.

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Mandy

Hay muchos casos documentados sobre muñecas poseídas como son el de la famosísima Annabelle, la no menos notoria Pupa o la menos conocida Letta, pero como las muñecas de porcelana (Annabelle y Pupa son de trapo/tela y Letta es una marioneta) parecen dar más miedo (o atraer a los escritores de terror) les hablare de Mandy, la muñeca de porcelana de la que se dice que es el objeto más embrujado de Canadá.

¿Y quién es Mandy? Bien Mandy es una muñeca de porcelana creada en torno a 1900 y 1920 en Inglaterra o en Alemania. Como llego a América del Norte es un misterio, pero se supone que lo hizo probablemente después de la Segunda Guerra Mundial como botín de guerra. El hecho de que una creación tan frágil como es una muñeca de porcelana sobreviviera a dos guerras mundiales es un dato a tener en cuenta. Hay quien dice que fue un regalo de Humberto I de Italia a la hija del capitán de su guardia, pero poco después, tanto el Rey como el capitán morían asesinados. Esto aleja a Mandy cientos de kilómetros de su supuesto lugar de origen, pero quien sabe, su historia se pierde en los pliegues del tiempo y lo único que se sabe a ciencia cierta es que viajo desde Europa.

La muñeca no se dio a conocer al mundo hasta 1991 cuando su propietaria la dono al Museo Quesnel en Old Cariboo Gold Rush Trail, Columbia Britanica. Mandy, a la que su anterior dueña también llamaba Mereanda, llego al museo en un estado lamentable. A las grietas que tenía en el rostro, había que sumar la suciedad que presentaba, sus vestimentas hechas girones y el mal estado de conservación del cuerpo. Pero eso no era lo peor de la antigua muñeca de porcelana que esperaba unirse a los 30.000 objetos que el museo tenía en exposición. No, lo pero era la historia que le acompañaba. Según su dueña, no podía tener más tiempo en casa ya que por las noche la solía despertar el llanto inconsolable de un bebe. El sonido era estridente y resonaba por toda la casa, desde el sótano a la azotea. Finalmente, relato la donante, una noche se armó de valor y decidió investigar. Cuando entro en el cuarto de Mandy se percató de que la venta estaba abierta y las cortinas ondeaban al viento. La muñeca, sentada junto a la ventana parecía estar mirándola fijamente. Después de aquel suceso decidió donarla y desde entonces nunca más volvió a escuchar el persistente llanto que la despertaba cada noche.

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Si bien es cierto que desde que “vive” en el museo no se han registrado ningún llanto, si han pasado otros sucesos extraños. Muchos trabajadores y voluntarios comenzaron a quejarse de que sus almuerzos solían desaparecer de la nevera en la que los guardaban para terminar apareciendo tirados en taquillas y armarios. Bolígrafos, lápices, libros e incluso algunos de las piezas expuestas desaparecieron sin dejar rastro. También, algunos de los trabajadores dijeron que comenzaron a escuchar pasos donde Mandy estaba expuesta cuando no había nadie cerca de ella. Supuestamente, trataron de ponerla en exhibición junto a otras muñecas pero tendía a atacarlas (empujándola de sus pedestales).

Hablando de exponer, Mandy fue expuesta desde el principio en la entrada del museo tras una vitrina (un buen lugar para vigilarla) con el fin de dar la bienvenida a los visitantes. Pero la mirada turbadora de la muñeca, su sonrisa (que parecía más una mueca malévola) y las grietas de su rostro hizo que muchos visitantes se quejaran. Según algunos, la muñeca parecía seguirlos con la mirada y otros llegaron a afirmar que la vieron pestañear. Otros turistas y visitantes aseguran que en su presencia, en el momento de ir a tomar una foto, las baterías de sus cámaras se agotaron instantáneamente y otros dijeron que la estaban filmando con una videocámara y que las luces comenzaron a encenderse y apagarse cada cinco segundos y hasta que no apago la videocámara el extraño espectáculo de luces no paro. Por otro lado, tanto visitantes, como voluntarios y trabajadores, aseguran que Mandy ha cambiado de postura a voluntad sin que nadie la tocara (su cabeza y sus dedos principalmente). Añadan a todos estos sucesos la sensación de tristeza que suele proyectar hacia los que pasan demasiado tiempo contemplándola.

Pero, ¿Cuándo fue supuestamente poseída esta muñeca? Hay una historia circulando sobre sus orígenes que relata la muerte de una niña abrazada a su muñeca en un sótano. Supuestamente, el alma de la niña quedo atrapada dentro de Mandy y cuando fueron encontradas, la muñeca estaba llorando lágrimas de sangre. Evidentemente, es una leyenda, pero… ¿Quién sabe? Investigadores de lo paranormal han dicho que el espíritu que vive en Mandy es el de una niña adorable que lo único que quiere es atención.

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