Mientras el actual gobierno, que dicho sea de paso ya lleva 17 años en el poder, se ocupa casi y exclusivamente de hacer todas las reformas necesarias para satisfacer los deseos del emperador Berlusconi y evitar que puedan procesarlo o condenarlo por sus múltiples violaciones de las leyes y normas de buena conducta, en Italia 4 millones de personas se encuentran en graves dificultades por las condiciones de trabajo reinantes y la desocupación entre los jóvenes es del 30% con picos de casi 45% en las regiones del sur.
Los contratos a tiempo determinado que han ganado la escena en los últimos años, están creando estragos en una importante porción del mundo laboral, los denominados “trabajadores precarios”, que si bien tienen un trabajo que los ocupa parcialmente, muchas veces pocos días al mes o algunos meses al año, por mas empeño y dedicación que pongan en el, luego de un cierto periodo de tiempo son despedidos o no se les renueva el contrato, para no verse en la obligación de hacerlo por tiempo indeterminado y muchas veces antes de ello deben formar a las personas que los sustituirán.
Se trata de jóvenes profesionales de no mas de 40 años de edad en la mayoría de los casos, muchos con mas de un titulo universitario obtenido con sacrificio y excelente calificación, que luego se ven obligados a desarrollar tareas de lo mas variadas, desde la limpieza urbana, billeteras, vigilantes, controladores en trenes y transportes públicos al telemarketing en un call center, con remuneraciones que pocas veces superan los mil euros mensuales y sin posibilidades de hacer carrera en sus lugares de trabajo, por que siempre se trata de algo provisorio.
La flexibilidad laboral en Italia ha alcanzado ya un nivel tan alto, que como he mencionado en otros post, sin el apoyo de la familias, esta generación esta condenada al fracaso y la pobreza, ya que las posibilidades de independizarse económicamente, emanciparse definitivamente se ven cada vez mas lejanas.
La situación no es mejor en el resto de Europa, al menos esto es lo que se desprende de la opinión de la Banca Central Europea, que califica: “demasiados desocupados en la Unión Europea, alcanzando niveles inaceptables“.