Sí, lo recuerdo bien porque creo que fue en aquella época cuando me quedé medio sorda. Las conversaciones a grito pelado de los compañeros, los timbres a todo volumen de los teléfonos fijos y de los móviles, el ruido de los ordenadores, la impresora común, el zumbido del aire acondicionado…
Llega un momento que ya ni oyes el ruido de los equipos y máquinas. Aunque para llegar a este punto, primero te has pasado meses tomándote paracetamoles e ibuprofenos como un auténtico yonki porque te iba a estallar la cabeza el día menos pensado.
Llegaba muchos días a casa con ese tono del silbido del móvil del compañero de al lado, retumbando en mi cabeza y apenas podía pegar ojo. Era igual que cuando vas a un concierto de rock y al acabar sigues oyendo los ecos del griterío, los silbidos y los aplausos.
En aquella época muchas veces me planteaba si estaba en una oficina o en una verdulería. Aquel griterío ... ¿no os ha pasado que estáis trabajando en algún tema importante o escribiendo algún email en otro idioma y es imposible concentrarse?
Las voces de fondoUna cosa lleva a la otra. Como todo el mundo habla alto, al final terminas hablando a voces tu también. Es que sino no te oía ni el compañero de al lado ni el cliente que tenías al teléfono. ¡¡Uy!! Sí, muchos días a media mañana ya estaba afónica perdida.- Erika, ¿dónde estás metida? ¿en el zoo? ¿Qué son esas voces? - Disculpa, hay un poco de barullo por aquí
- ¿Qué? No te oigo. Habla más alto.- No puedo, estoy afónica.
Los cotilleos
Al trabajar en la "comuna" te enteras de la vida privada de tus compañeros porque ¿quién no tiene un compañero que de vez en cuando discute con la pareja? ¿O la típica madre que le echa la bronca al niño para que haga los deberes antes de que ella llegue a casa porque sino se le va a decir a su padre y va a temblar la tierra?
Sí, estas conversaciones molaban. De repente, se hacia el silencio total, todos poníamos la oreja para escuchar atentamente los trapos sucios del vecino y después comentarlo en la cocina de empleados. El altavoz¿Quién no tiene al típico compañero que se ha tragado un altavoz? Está a tu lado y te habla a más de 100dB …
- ssshhh ¡baja la voz, me vas a reventar el tímpano!
- Que exagerada eres Erika, estoy hablando en tono normal.
- Estás sordo como una tapia
Vaughan
Tuve un compañero que hablaba muy bien inglés, con un acento british exquisito. Le encantaba escucharse cuando hablaba en reuniones o al teléfono. Para recrearse él sólo, subía la voz. También lo hacía para lucirse con los que estábamos a su alrededor. Ese aire de superioridad, mirándonos a todos por encima del hombro... aaarrgg, qué pesado. Aquello parecía una clase de Vaughan. Es más, si la llamada era al móvil, se ponía los auriculares, se levantaba y se iba paseando por todo el open space. Allá por donde pasaba, la gente le iba diciendo:- ¡Vete a una sala a hablar, plasta!
- Por mucho que te pasees, no vamos a aprender inglés, imbécil
¡Escúchame, soy un business man!!
Esto de pasear lo hacen mucho los comerciales ¿a qué si? No conozco a ninguno que no lo haga. Les suena el móvil y automáticamente se levantan y van de aquí para allá. Algunos lo hacen porque en los cursos estos de hablar en público, te dicen que transmites confianza si hablas por teléfono de pie. Otros sencillamente para que los demás veamos las operaciones millonarias tan importantes que se traen entre manos:
- Sí, si te parece nos reunimos en vuestras oficinas de Torre Espacio y hablamos sobre la propuesta.
Según cuelgan, te dicen
- ¿Has oído? Reunión en Torre Espacio. A este le tengo en el bote, la venta es de un millón de euros, si la cierro consigo mis objetivos y me llevo el bono. ¡Ojo! que todavía estamos en enero.Y los demás
- ¡¡oohh!! ¡¡oohh!! Torre Espacio ¿Y a mi qué? Nosotros también trabajamos en un rascacielos, idiota.
. Las conversaciones de equipo
Estaban aquellos que hablaban a voces de una punta a otra del open space:
- Oye, Paco ¿dónde has guardado el formulario A?
- En la carpeta de la unidad Y
Aunque en estas charlas comunales también había chistes, risas y carcajadas. Es muy divertido, sí. Además algunos tienen unas risas tan llamativas que provocan aun más carcajadas.
Lo malo es si los demás están de cachondeo y tu hablando con un cliente:- ¿Dónde estás, en el circo con los payasos?
- No es que alguien hizo una broma y se están riendo- ¡Ah! ya veo, sois una empresa seria y profesional
Si te dicen esto y trabajas en una empresa dedicada a un negocio molón no pasa nada. Sin embargo, si lo dicen cuando estás en un despacho de abogados o en una asesoría financiera ejem, ejem
Los clientes enfadados
¿Quién no ha recibido la llamada de un cliente enfadado? Te gritan al otro lado del teléfono y, bueno, tu que eres humano y tienes corazoncito, te sientes atacado. El cliente grita y tu vas subiendo el tono y al final terminas gritando ¿a que sí? Amigos, eso está mal, no os sulfuréis. En Alemania estuve trabajando 2 años en el departamento de atención al cliente de una famosa compañía aérea alemana .Más de 3000 vuelos al día. Allí todas las llamadas eran complicadas. Retrasos de vuelos, pérdidas o roturas de equipaje y quejas de todo tipo. El estado ánimo con el que llamaban los afectados iba más allá del enfado. La gran mayoría te insultaba según descolgabas. Por eso, decidí implementar mi propia estrategia para salvaguardar mi salud mentad. Consistía en darle alas al cliente para que me insultara aún más, descargara su rabia y así poder atenderle después como personas civilizadas.
Ring, ring ...- ¡Puta! después de 7 horas de retraso, me has perdido la maleta y estoy con lo puesto
Entonces respondía en casi un susurro:- Por supuesto he sido yo personalmente la que pinchó la rueda al avión y perdió su maleta. Lo hice con varios vuelos. Por eso, para ayudarle necesito que me dé detalles más concretos para identificar cuál de todos fue.
¡¡Uff!! ésto les encendía aún más y no sé por qué jeje. Después de solicitar los datos, soltaba el auricular sobre la mesa y me ponía a gestionar otros asuntos. Mientras, se oigan los gritos y los insultos. Pasados unos minutos, el tono del afectado iba bajando gradualmente hasta que finalmente había descargado toda su rabia. Cuando se callaba, volvía a coger el teléfono y atendía su reclamación.
La radioHablemos de la música en la oficina. Hay dos modalidades. Una, la música de ascensor del hilo musical que se oye en cualquier rincón de la oficina. Dos, ese compañero que tiene una radio en la mesa y la pone a toda castaña (normal, con el ruido que hay alrededor). Para tu desgracia, sus gustos no coinciden con los tuyos. Podríamos decir que son hasta horteras y todo. Peor son esos que van de intelectuales y se ponen el Debate de la Nación. Y ahí estás tu, todo el día oyendo a Rajoy, que te hace una ilusión tremenda, lo sé, a mi no me engañas.
Una conversación en tono normal son unos 50 dB. El límite del confort acústico está en unos 60 dB y, como veis en la imagen de la derecha, una conversación acalorada puede llegar a las 85 dB. Las normas de convivenciaEn una de las empresas en las que trabajé el nivel de ruido era tan alto que nos enviaron unas “normas de convivencia”.
A saber:Hablar en tono moderadoPoner el mute en los móviles
Bajar el tono de los teléfonos de sobremesa.
Prohibidos los paseos entre las mesas para hablar por teléfono.
Pusieron las impresoras en cubículos insonorizados.
Fue obligatorio poner la CPU debajo de la mesa.
¿Verdulería o patio de colegio?
¿Para que están las normas? para saltárselas. La hora del cachondeo, los chistes y las carcajadas no nos la quitaba nadie.
¡¡Eeeehhh!! era para crear buen clima laboral.Cuando aquello se nos escapaba de las manos, aparecían por allí los de RRHH, en plan Gestapo, llamándonos la atención.
Ahí ya tenía mis dudas sobre si estaba en la verdulería o en el patio del colegio con la profesora regañándonos a todos como si tuviéramos cinco años.
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Ahora mi vida ha cambiado. En la zona noble no se oye ni el ruido de una mosca. Los directivos están encerrados en sus despachos insonorizados, a excepción de mi jefe que siempre tiene la puerta abierta.
Los que pasan por allí van en misión de incógnito, no dicen ni hola, no vaya a ser que les oiga algún jefe y les toque entrar a explicar algún tema pendiente.
¡¡Ohh!! ¡¡Qué paz!! ¡¡Qué tranquilidad!! Hasta que de repente, se rompe:- ErikaaaaaaaaaaaaaaYa, está, mi jefe. Qué pesado. Hay varias razones por las que me grita
1. Para asustarme:
Siempre que lo hace, pego un bote en mi silla. Qué sustos me mete. Lo hace apropósito, lo sé a ciencia cierta. Solo hay que verle la sonrisilla que se le marca en la cara. Claro, que el día que me dé un infarto, se le va a quitar esa expresión en cero coma por gracioso.No suelo responderle. Directamente marco su extensión y cuando descuelga:
- ¿QUEEEEEE?
Porque yo disfruto gritándole al oído jeje
2. Para despertarme:
Después de 10 años trabajando con él, me tiene calada. Sabe que yo trabajo de tirón una hora o dos máximo. Después ya me empiezo a dispersar y necesito un descansito mental. Me vale con ir al baño, a la impresora o a por un café. Aunque si me me levanto, como todo está en silencio sepulcral, se oye clack, clack, clack (mis tacones, que la moqueta no hace milagros amortiguando el sonido)- Erikaaaaaaa,¿dónde vas?- A la impresora, ahora vuelvo
Él también sabe que a eso de las 16h me entra un sopor tremendo y que un día de estos me voy a dar con la cabeza en la pantalla.
No falla a las 4 en punto:- ErikaaaaaaaaaEsa puntualidad ya me ha hecho pensar que debe tener una alarma configurada en el móvil, programada para que le suene cada 1h30. Pongo la mano en el fuego a que la ha titulado "meter grito a Erika que está a punto de dispersarse/dormirse"
Bueno, pues hasta aquí, eso es todo, amigos. Un post larguito para que esteis entretenidos este fin de semana :P. Ya me contaréis en vuestros comentarios abajo, si vosotros trabajáis en la verdulería o en el zoo con toda la fauna que os describí antes y la música hortera a tope, si sois privilegiados con despacho o si sois unos pringados como yo con jefe mete-sustos.